Banquero y miembro de un linaje de magnates que lideraron el curso de la economía y la política estadounidense, ayer falleció a los 101 años David Rockefeller. Dirigió el Chase Manhattan Bank, una de las entidades financieras más importantes del mundo, y cosechó una fortuna de 3200 millones de dólares. Su abuelo, John Davison Rockefeller, fundó la legendaria Standard Oil, punta de lanza del imperialismo norteamericano desde finales del siglo XIX. En la Argentina, forjó un vínculo estrecho con José Alfredo Martínez de Hoz, ministro de Economía durante la última dictadura militar, y Domingo Cavallo, ministro De Carlos Menem y Fernando de la Rúa. 

El 12 de junio de 1915 en la actual sede del Museo de Arte Moderno de Nueva York (Moma), nació David Rockefeller. Por aquel entonces, era la residencia privada más grande de Nueva York. El jerarca de la familia, su abuelo John D., nació en 1839 y falleció en 1937. John D. fue fundador de la Standard Oil, que controló la extracción, refinamiento, transporte y distribución de más del 90 por ciento del petróleo de Estados Unidos, empresa líder mundial de la industria del crudo y definitoria en la política exterior norteamericana. El petrolero fue además fundador de la Universidad de Chicago y de la Universidad Rockefeller en Nueva York. Su cuenta bancaria llegaba a los 340 mil millones de dólares.

El nieto David asistió a la Universidad de Harvard y a la London School of Economics y obtuvo su doctorado en 1940 en la Universidad de Chicago, fundada por su abuelo. Trabajó como funcionario público y prestó servicios en el ejército durante la Segunda Guerra Mundial en Africa del Norte y Francia en unidades de inteligencia. En 1946 se incorporó al banco asociado a la familia Rockefeller, el Chase National Bank, que luego pasó a ser el Chase Manhattan Bank y actualmente es el JP Morgan Chase & Co. David continuó con el legado de filantropía: entre muchas de sus donaciones se destaca la del edificio donde actualmente funciona Naciones Unidas, numerosas obras de arte para el Moma y la fundación del Centro de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Harvard, que lleva su nombre.

David Rockefeller visitó por primera vez la Argentina en 1954, sobre el final del segundo gobierno de Juan D. Perón, de quien el norteamericano pensaba que “les hizo muchísimo daño a los argentinos, no sólo internamente sino externamente”. En 1969, con el eco del Cordobazo todavía sonando, visitó el país Nelson Rockefeller (hermano de David), quien luego sería vicepresidente de los Estados Unidos bajo la presidencia de Gerald Ford. Durante su estadía hubo manifestaciones de protesta en la Facultad de Filosofía y Letras y fueron incendiados 13 supermercados Minimax, propiedad de Rockefeller, por parte de las organizaciones de izquierda. 

David Rockefeller estableció su vínculo más estrecho con la Argentina a partir de su amistad con José Alfredo Martínez de Hoz. “Es muy obvio para mí, como para todo el segmento bancario y económico internacional, que las medidas de su programa han sido muy pero muy exitosas para resucitar la economía de la Argentina. Sus esfuerzos han sido beneficiosos para restaurar un sentido de solidez económica que hace mucho tiempo no se veía en el país”, dijo Rockefeller en visita al país en 1979, cuando se reunió con Jorge Rafael Videla. También se juntó con Martínez de Hoz y Videla en 1980 en el Yatch Club de San Isidro.

David Rockefeller tuvo una gran amistad con Amalia Lacroze de Fortabat, multimillonaria argentina y líder de la cementera Loma Negra. “Es una gran amiga y su carrera fue impresionante. Tomó las riendas de la fortuna de su marido al enviudar y demostró que tenía un gran talento para manejarla. Le tengo un gran afecto”, dijo. También forjó un vínculo con Domingo Cavallo: “Probablemente haya sido la mejor persona que ustedes hayan tenido en el gobierno en mucho tiempo y todavía le tengo respeto”, le dedicó.