Más federal y menos estructurado. Esta podría ser la consigna del plan de la escritora y periodista Mariana Enriquez, nueva directora de Letras del Fondo Nacional de las Artes (FNA), el organismo creado en 1958 con el objetivo de financiar y apoyar el desarrollo de artistas, gestores y organizaciones culturales sin fines de lucro. “No sé bien cómo se hace para llegar a todo el país, pero creo que es un objetivo importante que el Fondo ayude a conocer las literaturas de todas las regiones. Pero hay que pensarlo bien para no armar regionalizaciones que terminen siendo una forma de no integrar sino de parcializar”, explica Enriquez uno de los ejes principales de su gestión como directora de Letras, un cargo ad honorem que ocuparon en gestiones anteriores Alberto Manguel, ex director de la Biblioteca Nacional; Liliana Bodoc, María Negroni, Luis Chitarroni, Liliana Heker, Héctor Tizón, Silvia Hopenhayn y Florencia Garramuño, entre otras y otros.
Enriquez aceptó la propuesta de Diana Saiegh, presidenta del FNA, y ya tuvo su primera reunión de manera virtual con un directorio integrado por nueve especialistas en Artes Visuales, Arquitectura, Patrimonio, Música, Letras, Diseño, Artes Escénicas, Artes Audiovisuales y Transformación Social. La dirección que tendrá a su cargo es la responsable de otorgar becas, préstamos y subsidios y también organiza los concursos en el área de letras, que hasta ahora están estructurados en las categorías “Novela”, “Cuento”, “Poesía”, “No ficción” (Ensayo, Crónica, Biografías, Memorias, Reportaje, etc.). El primer premio en cada categoría obtiene 120 mil pesos, mientras que al segundo y al tercero les corresponden 70 mil y 40 mil respectivamente. “Estoy en el tiempo de aprender y escuchar, que espero que sea lo más breve posible para poder empezar a accionar y ver con cuántos recursos se cuenta para este año”, dice la autora de Nuestra parte de noche, novela con la que obtuvo el Premio Herralde en 2019. “No puedo hablar de un plan, lo que puedo decir es que estoy empezando, haciendo un reconocimiento del área. Me gustaría repensar algunas cuestiones y renovar, tratar de darle una impronta más dinámica, pero todavía estoy haciendo un reconocimiento del terreno”, agrega una de las responsables del suplemento cultural Radar de Página/12. “A lo mejor dentro de la categoría de novela se puede elegir un género, también en cuento; no tiene por qué ser tan monolíticas. Las categorías son abarcativas y al mismo tiempo poco específicas y se pueden sacudir un poco, pero tengo que pensar bien cómo. Mi idea es que buscando lo más específico pueda llegar a textos y autores que sean un poco más recónditos”.
A Diana Saiegh, directora del FNA, le interesa “la mirada amplia y atenta a lo que ocurre a su alrededor” de Mariana; una mirada que no está dirigida exclusivamente al campo de la literatura. “Las razones para elegirla fueron varias. Alguien como Mariana, con una mirada fresca y amplia, con seguridad tiene una llegada a los jóvenes. Esa mirada con llegada a los jóvenes es fundamental porque el Fondo tiene que dejar de ser una entidad tan anquilosada y tan seria para abrirse a los jóvenes creadores”, afirma la presidenta del Fondo. “Desde el comienzo de la gestión estamos trabajando en algunos ejes que nos parecen fundamentales, como el eje federal, pero también que sea completamente inclusivo. En ese sentido, la figura de Mariana encuadra perfectamente como una voz que interpela a los jóvenes y a otros segmentos”. Saiegh pondera la literatura y escritura de Enriquez, “una escritora talentosa” que puede desarrollar más los cruces artísticos. “En el juego democrático es importante contar con alguien a quien no conocía: no somos amigas, no nos hemos conocido personalmente; entonces es un ejercicio plenamente democrático poder elegirla a Mariana por sus cualidades y no por relación o amistad”, aclara la presidenta del FNA. “Mariana tiene una escritura vital, no convencional, lejos de aquello que se podría encuadrar en lo académico, porque, en realidad, una puede preguntarse, hoy en día, ¿qué es lo académico?”.
Cuando Saiegh aceptó la propuesta del ministro de Cultura de la Nación, Tristán Bauer, que le ofreció ser presidenta del Fondo Nacional de las Artes, empezó a ir a la Casa de la Cultura del Fondo Nacional de las Artes en Rufino Elizalde 2831, en Barrio Parque. “Yo iba y venía con un libro que acababa de comprarme, La hermana menor, la biografía que escribió Mariana sobre Silvina Ocampo. Me fui dando cuenta de que Mariana rescata la figura de Silvina, contrapuesta a la figura sobredimensionada de Victoria. Fue un cruce de circunstancias que yo estuviera con su libro en mis manos cuando iba a la Casa de la Cultura”, recuerda la presidenta del Fondo y admite que tiene “muchas expectativas” puestas en el trabajo que realizará Enriquez. “Además de jerarquizar al directorio del Fondo, va a afianzar la nueva mirada federal y sobre todo lo interdisciplinario, para salir de esta cosa parcializada de que cada director o directora se tenía que ocupar de su disciplina y nada más. Este es un momento para que podamos cruzarnos unos con otros”.
La autora de los libros de cuentos Las cosas que perdimos en el fuego y Los peligros de fumar en la cama coincide en que hay que reforzar la inserción federal del Fondo para que “realmente sea una institución que llegue a todo el país”. Enriquez (Buenos Aires, 1973) fue varias veces jurado de los concursos de Letras. “La mayoría de los textos que llegaban eran de CABA, AMBA, Santa Fe y Córdoba; no mucho más. Me gustaría llegar a toda la Argentina para conectarnos con toda la gente que está escribiendo. En este momento en que el país está un poco vuelto hacia sí mismo quizá sea una oportunidad para federalizar el área de Letras del Fondo”, plantea la escritora y periodista, que ha publicado las novelas Bajar es lo peor, Cómo desaparecer completamente y Este es el mar.
Que las convocatorias en el área de Letras se hagan por regiones podría ser una primera aproximación para que la participación en los concursos sea más representativa de las diversidades culturales y geográficas del país. “Cuando voy a ferias del libro en distintas provincias, encuentro escritores por todos lados”, subraya la flamante directora de Letras para desterrar el argumento de que la literatura argentina se concentra y se produce únicamente en Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba, zonas consideradas también como polos de la edición independiente. “Las convocatorias por regiones, como el cupo femenino, quizá sean necesarias hasta que ya no lo sean más. Me parece una prioridad porque cualquiera que haya participado como jurado puede decir que se presentan obras de apenas tres o cuatro provincias. Tampoco me enloquece la idea de lo ‘regional’; sería algo temporal hasta que se aceite el mecanismo. Hay que pensarlo muy bien; pero es lo que puede abrir un poco más el asunto y hacerlo más federal”.