Muchas veces más parecido a un stand up que a un informe sanitario, las apariciones casi diarias del gobernador Gerardo Morales desde el Comité de Emergencia (COE) jujeño dejan abundante tela para cortar, más por los desbordes autoritarios y xenófobos que trasunta que por la actualización de datos de la pandemia que comunica.
Es que el referente norteño de Juntos por el Cambio parece disfrutar de cierto placer discursivo cuando para definir al virus menciona “la guerra contra el bicho” que se encuentra librando, por lo general yendo mucho más lejos que otros mandatarios provinciales. Como ejemplo basta mencionar que esta semana, a través del decreto provincial 944, prohibió el ingreso a "toda aquella persona extranjera que no acredite domicilio de residencia habitual dentro del territorio provincial por el tiempo que dure la emergencia epidemiológica".
Ya a mediados de abril había anunciado que marcaría con una faja el frente de las viviendas en las que una o más personas estuviesen haciendo la cuarentena luego de ingresar a Jujuy provenientes de otras provincias, medida que no llegó a concretar por la ola de repudios que cosechó.
Pero siempre subiendo la apuesta, el jueves último apuntó directo al comportamiento de un transportista que, luego de 50 días de no registrarse casos en la provincia, dio positivo para coronovirus en un control de vehicular en la localidad de Fraile Pintado.
Con un discurso contradictorio, dijo repetidas veces que no había “que estigmatizar al camionero”, para de inmediato cargar sobre él toda la responsabilidad por no haberse aislado durante 14 días luego de que le fuera realizado un test rápido con resultado negativo, dato que Morales no mencionó. Como no tenía rastros de haber generado anticuerpos, el transportista continuó con su actividad habitual y mantuvo encuentros con otras personas.
La solicitud oficial de no estigmatizar generó todo lo contrario, al extremo de que en forma simultánea a los dichos del gobernador, en las redes sociales comenzó a viralizarse una supuesta imagen del camionero acompañada de epítetos y acusaciones, violando así la intimidad de una persona.
No conforme con eso, un Morales compasivo lanzó en vivo un “al camionero no quiero preocuparlo más, hoy estaba llorando en el hospital porque ahora se dio cuenta lo que sucedió”, en alusión a la posibilidad de que haya transmitido la enfermedad a otras personas.
Inicialmente los informes del COE jujeño se realizaban todos los días, reproducidos desde el Canal 7, las emisoras de cable privadas y las redes sociales. Pero desde hace dos semanas se redujeron a sólo dos presentaciones semanales, siempre encabezadas por Morales.
Si bien una de las misiones del COE es informar sobre el escenario epidemiológico provincial, detallar los movimientos del camionero e instigar a que sea denunciado en el contexto de una localidad pequeña en la que la mayoría de las personas se conocen entre sí distó bastante de aquel objetivo.
Sin mencionar expresamente al gobernador, quien salió al cruce del incorrecto uso de la información fue el intendente de La Quiaca, Blas Gallardo. En un documento titulado “La infodemia es como un virus que nos enferma” y que difundió por redes sociales, definió a la desinformación que existe en Jujuy como “información falsa o incorrecta con el propósito deliberado de engañar, en el contexto de la pandemia actual, y que puede afectar en gran medida todos los aspectos de la vida, en particular la salud mental”.
El jefe comunal del Frente de Todos apuntó que “esa desinformación, muchas veces deliberada, alimenta sentimientos xenófobos, exacerba estigmatizaciones y sensaciones de pánico entre otros efectos en la sociedad”.
Por eso Gallardo recomendó a los quiaqueños que “busquen información a través de medios serios y profesionales”, e instó a que los comunicadores “hagan uso de un simple y antiguo método profesional: chequear datos con fuentes fidedignas. Con eso la sociedad estará cada vez más lejos de enfermarse con la infodemia”.
(Con el aporte de Mariana Mamaní)