Mientras el obrero rural Luis Armando Espinoza permanecía desaparecido, luego de haber sido golpeado junto a su hermana durante un operativo de control de la cuarentena, su familia había denunciado que la policía le disparó, el 15 de mayo. Una semana después, tras haberse quebrado el pacto entre los uniformados que arrojaron su cadáver en un barranco en Catamarca, durante la autopsia se encontró un proyectil de pistola 9 milímetros en el omóplato izquierdo. El resultado del peritaje de la bala, que estaba en buenas condiciones, puso nombre y apellido a quien efectuó el disparo mortal: el oficial José Morales.
La pericia fue realizada por el Equipo Científico de Investigaciones Fiscales del Ministerio Público Fiscal. La prueba determinó que el disparo habría salido de una pistola Jericho 9 mm, una pistolas que Manzur-compro-al-Estado-de-Israel por U$S 8,5 millones, como parte de un mayor equipamiento para la Policía. En noviembre del año pasado, se entregaron 1000 pistolas Jericho a los uniformados mientras se esperaban la llegada de 3000 pistolas más.
La periodista tucumana Mariana Romero dijo que "el historial de esa fuerza en cuanto a los abusos preanunciaba el crimen de Espinoza", en una entrevista de La Izquierda Diario. Además de Morales, se encuentran procesados y detenidos el subcomisario Rubén Montenegro, los sargentos René Ardiles y Víctor Salinas; los cabos Claudio Zelaya y Miriam González; el agente Esteban Rojas González, el vigía ciudadano de la comuna Sergio Santillán, además de otro civil, que sería hermano de uno de los efectivos.
Gladys Herrera, madre de Luis Espinoza, dijo que tienen “tenemos información de que además de los nueve policías hay otras personas involucradas en lo que sucedió con mi hijo, según nos dijeron los homicidas habían estado han estado bebiendo en la casa de un tal ‘Pequeño’ y de ahí salieron hacia Melcho”. En declaraciones al programa Panorama Tucumano, la mujer aseguró: "Hay quienes dicen que los policías, cuando regresaron del operativo y cargaron en uno de sus vehículos el cuerpo de mi hijo, llegaron al mismo lugar en donde estuvieron bebiendo, pero la gente no se anima a testimoniar por miedo, creen que les puede pasar lo mismo que a mi hijo". La mamá del trabajador rural agregó que “de la forma en que actuaron, con total frialdad, es seguro que ya estaban acostumbrados a la violencia y a la impunidad. Ahora tocaron fondo y merecen no salir nunca de la cárcel”, denunció como parte de su pedido de prisión perpetua a los policías.
Ayudas para la familia
En tanto, Herrera hizo público un pedido de ayuda por su condición de salud, ante la falta del sustento que proveía su hijo, una víctima más de los operativos policiales por el control del aislamiento social obligatorio.
La periodista Romero compartió también una fotografía que le envió la agrupación HIJOS Tucumán, que fueron a ver a la familia de Luis Espinoza, junto a la gente de La Garganta Poderosa, del PTS y de la secretaria de Derechos Humanos de la Nación. "Se las comparto porque son muchos los que, fuera de las cámaras y de los noticieros, están yendo a apoyar, colaborar, asesorar y abrazar a los seis hijos de Luis. Y no van con las manos vacías, solo que no salen en los diarios. "La Mesa contra el Gatillo Fácil de Tucumán también está en permanente contacto no solo con los Espinoza, sino con la familia de Alan Andrada, víctima anterior de dos de los ocho policías que mataron a Luis Espinoza", escribió Romero y también mencionó a la Comision de Familiares de Víctimas de la Impunidad y al Observatorio de la Ley de Víctimas a nivel nacional.