Las masivas protestas por el crimen racista de George Floyd golpearon anoche las puertas de la Casa Blanca, donde se vivieron momentos de extrema tensión por la seguridad personal del presidente Donald Trump, que ordenó declarar como “organización terrorista” a Antifa, el movimiento antifascista.
La policía reprimió a los manifestantes que desafiaron el toque de queda tanto en Washington como en otras ciudades, donde volvieron a haber saqueos y detenciones masivas.
La indignación por el asesinato del hombre afroamericano de 46 años en Minneapolis a manos de un policía, ocurrido el 25 de mayo, se extendió rápidamente a todo el país, y las manifestaciones callejeras se acumulan desde entonces.
Luego de la movilización en esa ciudad de Minnesota que terminó con la comisaría en llamas, la de anoche fue la protesta más dura que hubo. Sobre todo en Washington, donde cientos de personas prendieron hogueras en la zona aledaña a la sede del gobierno de estadounidense y hubo enfrentamientos con la policía.
Según los medios locales, el Servicio Secreto llevó a Trump al búnker subterráneo de la Casa Blanca, donde estuvo cerca de una hora antes de regresar a la zona que le sirve de residencia y luego tuiteó: "Los Estados Unidos de América designarán a ANTIFA como una organización terrorista".
Hubo incendios en el sótano de la Iglesia Episcopal St. John's, así como en una instalación ubicada en el Lafayette Square, la plaza situada frente a la casa presidencial.
Las calles se llenaron de marchas a pesar de que soldados de la Guardia Nacional fueron desplegados en 15 estados. En Houston, Los Ángeles y Saint Paul, contigua a Minneapolis, hubo toque de queda. Así y todo, miles de personas salieron a las calles a exigir el fn de la violencia policial.
Hasta el momento, solo uno de los policías involucrados, Derek Chauvin, fue detenido e inculpado de homicidio involuntario, y comparecerá hoy por primera vez ante un tribunal. Es el agente que aparece en el video del arresto de Floyd, que se viralizó en las redes sociales.
Otras manifestaciones tuvieron lugar en Miami y Nueva York. "Black Lives Matter" ("La vida de los negros vale"), "No puedo respirar" (las últimas palabras pronunciadas por George Floyd) son las consignas más coreadas en las protestas.
El despliegue de las fuerzas de seguridad no impidió que se produjeran saqueos en varias tiendas de un centro comercial de lujo en Santa Mónica, en Los Ángeles, cuyo alcalde, Eric Garcetti, lanzó un pedido por los canales de noticias: "Por favor, vuelvan a casa temprano, quédense en casa. Debemos volver a lo urgente, que es la construcción de la justicia, no quemar una ciudad".
Allí hubo grupos que iniciaron saqueos tras romper cristales de negocios. La situación recuerda a los violentos disturbios que en 1992 se saldaron con más de 50 muertos y 2 mil heridos, tras otro sonado caso de brutalidad policial contra un ciudadano afroamericano.
En Mineápolis, donde se originaron estas protestas, las fuerzas de seguridad arrestaron ayer a unos 150 manifestantes que desafiaron el toque de queda, en la primera noche sin violencia desde que estalló la revuelta racial.
Dallas, Las Vegas, Seattle, Des Moines, Memphis, Los Ángeles, Atlanta, Miami, Portland y Chicago fueron otras de las ciudades donde hubo cortes de carreteras e incendios de vehículos y comercios. El exvicepresidente y candidato demócrata para las elecciones de noviembre, Joe Biden, dijo haber acudido el sábado a una manifestación contra el racismo celebrada en su estado, Delaware.
Las movilizaciones son las más importantes que Trump afronta en lo que va de su mandato, sacudido además por la pandemia de covid-19. La policía, desplegada en gran número, respondió con gases lacrimógenos y en algunos casos con balas de goma.
La respuesta del presidente fue en el mismo sentido. Prometió "frenar la violencia colectiva" y denunció a los "extremistas de izquierda radicales", en particular al movimiento Antifa.
"Esto no parará hasta que la gente de bien se muestre dispuesta a hacer uso de una fuerza aplastante contra los malos", fue el mensaje que el mandatario retuiteó y cuya autoría es de un presentador de radio conservador.
Las protestas contra la brutalidad policial y el racismo en Estados Unidos se extendieron el domingo también a Londres, Montreal y Nueva Zelanda. China denunció la "enfermedad crónica" del racismo en Estados Unidos. Irán denunció la "opresión" del pueblo estadounidense y llamó a la policía a "frenar la violencia" contra la población y “dejarla respirar".