Con cuarenta ciudades con toque de queda por las protestas en repudio al asesinato de George Floyd en manos de la policías, el presidente de EE.UU., Donald Trump, exigió este lunes a los gobernadores del país una respuesta más agresiva contra los manifestantes, con cargas policiales, arrestos y duras sentencias de cárcel, para "poner fin" a las manifestaciones y disturbios por la violencia policial contra los negros.

"Este es un movimiento. Si no le ponen fin, va a empeorar más y más. El único momento en el que triunfa es cuando ustedes son débiles, y la mayoría de ustedes son débiles", dijo Trump durante una llamada telefónica con los gobernadores de los distintos estados del país.

"Tienen que arrestar a la gente, tienen que juzgar a la gente, tienen que meterles en la cárcel durante diez años y nunca verán este tipo de cosas de nuevo", subrayó Trump, según una grabación de la conversación privada obtenida por la cadena CBS News y confirmada por otros medios.

Cargos federales


El fiscal general de EE.UU., William Barr, que también participó en la llamada, precisó que el Gobierno de Trump quiere presentar "cargos federales contra cualquiera que viole una ley federal en conexión con estos disturbios", pero para eso necesita que los gobernadores dispersen las multitudes y "controlen las calles".

Mientras, el jefe del Pentágono, Mark Esper, insertó un lenguaje bélico en la conversación, al afirmar: "Cuanto antes dominen el espacio de batalla, antes se disipará esto".

Trump, por su parte, se quejó de que los gobernadores "no están haciendo uso" suficiente de los militares para reprimir las protestas. "Tienen que dominar (a los manifestantes), si no les dominan, están perdiendo el tiempo. Van a arrollarles, y ustedes van a parecer una banda de idiotas. Tienen que dominarles", insistió Trump.

El mandatario comparó la situación actual con las protestas contra la desigualdad de "Occupy Wall Street" en 2011, al afirmar: "Fue un desastre, hasta que un día, alguien dijo: ya basta, y entraron y barrieron con ellos".

Opinó que los disturbios "vienen de la izquierda radical" y de "saqueadores" que "son anarquistas", y lamentó la imagen de "pusilánimes" que, a su juicio, está dando el país a nivel internacional: "El mundo entero se está riendo".

Los cruces con los gobernadores


También elogió la respuesta a las manifestaciones en Minneapolis (Minnesota), donde las fuerzas policiales "atravesaron eso (la multitud) como si fuera mantequilla", y "los tumbaron tan rápido como si fueran bolos" en una bolera, aseguró.

Las palabras de Trump dejaron helados a algunos de los participantes en la llamada, uno de los cuales describió el tono que adoptó el presidente como "desequilibrado", según CBS News.

El gobernador de Minnesota, el demócrata Tim Walz, recordó a Trump que Minneapolis "está de luto y sufriendo", y que "los manifestantes pacíficos están expresando una indignación que es real".

El gobernador de Illinois, el también demócrata J. B. Pritzker, advirtió que "la retórica que sale de la Casa Blanca está empeorando las cosas", y Trump replicó: "A mí tampoco me gusta la retórica de usted".

Las protestas a nivel nacional comenzaron tras la muerte hace una semana en Minneapolis del afroamericano George Floyd, después de que un policía blanco lo inmovilizase, ya esposado, con la rodilla en el cuello durante varios minutos, pese a sus ruegos de que no podía respirar.

Aunque las manifestaciones suelen comenzar en un ambiente pacífico, muchas de ellas han derivado luego en disturbios e incidentes con las fuerzas de seguridad, pese a la declaración del toque de queda en al menos cuarenta ciudades del país y la activación de la Guardia Nacional en quince estados y en la ciudad de Washington, la capital.

El margen de maniobra de Trump para hacer frente a las protestas es limitado, debido a la naturaleza del sistema federal de EE.UU. y a que una ley de 1878 le impide usar a las fuerzas armadas federales para tareas de seguridad y orden público a nivel nacional.