Desde Barcelona
UNO La noticia ya es vieja (nada envejece más rápido que una noticia). Y parece ser que era fake. Y se extrañan los tiempos en que toda noticia se verificaba antes de ser anoticiada (y no, como ahora, cuando se informa de ya, antes que nadie; y recién después se desmiente o se invoca ese ya clásico "fuera de contexto" o se borra tweet). Pero Rodríguez no se la puede sacar de encima, como edredón que aun lo cubre en estas veraniegas noches de primavera y parece resistirse a su exilio en la parte más alta del closet, hasta finales de septiembre y el rebrote --o este mismo brote-- en otoño.
La noticia tenía que ver en su ceguera con no la "percepción" de un grupo de científicos --a partir de vibrantes partículas de energía antárticas-- de universo paralelo con leyes de la Física opuestas y tiempo en reversa. Y, ah, todo fue error de interpretación de otro error y, posiblemente, algún nuevo síntoma a sumar a tantos otros del covid-19.
Pero Rodríguez --por la Avinguda del Paral·lel-- no puede dejar de pensar en mundos siameses y dimensiones alternas. Algo de entrenamiento tiene: numerosos casos y cuánticos caos de la Marvel/DC para justificar desapariciones y resurrecciones. Y mitologías greco-romanas con dos nombres por deidad y el Viejo/Nuevo Testamento y todas esas vírgenes en serie. Y Narnia y Olaf Stapledon y Matrix y Stephen Hawking y la Torre Oscura y Los infinitos de John Banville y la ardiente Ardis y ese miedo cada vez que vuelve a Mulholland Drive. Y esa época y lugar --hoy tragada por agujero negro-- en el que su ex alguna vez estuvo muy enamorada de él.
DOS Y el asunto está más presente en este no-futuro. Así que Rodríguez sale a dar vueltas largas por sitios que desde hace mucho no frecuentaba antes de que, en cualquier momento, vayan a enviarlo de nuevo a casa, a ese rincón para los que se portaron mal llamado balcón. El Paral·lel, por ejemplo. Deprimida versión paralela del West End o de Broadway o de Montmartre. Casinos y bares y salas de teatro y conciertos. Hace mucho --en otro mundo parecido a este, en el que él era otro él-- Rodríguez vio y oyó por aquí a Lloyd Cole, Richard Hawley, Micah P. Hinson. Ya no. Ya nunca más. La juventud --o, mejor/peor aún, el fin de la juventud-- es una wellsiana puerta en el muro que se cierra para siempre. Nada envejece más rápido que la noticia real de la cada vez más irreal juventud.
Ahora, reabiertas terrazas desbordando seres que --al ir desalarmándose este estado-- declaran a cámaras de cubriendo tan magno evento que "Ya había ganas de cervecita con jamoncito en terracita de chiringuito de playita". Ah, el gigantesco horror vacui al diminutivo. Y ya nadie pensando --o no queriendo pensar más allá del minuto diario en estos diez días de luto nacional-- en los miles de vidas perdidas. O --menos y más aún-- en los miles de euros que no se ganarán. Y, sí, de no conseguirse la inmunidad de rebaño, bienvenida sea la mentalidad de rebaño: pan (tumaca) y circo (la Liga se verá gratis en las agónicas residencias de ancianos) y círculo de la vida/muerte con regios leones listos para comerse a desdibujados corderos berreando "¡Vacuna Matata!". Y "El estilo de vida de los españoles es el cultivo perfecto para este virus", explica un epidemiólogo en un telediario. Y Rodríguez de vuelta a casa y chasqueando dedos y sintiéndose el eugenésico "rebalanceador" Thanos.
TRES Así que Rodríguez llevará a su terreno lo del paralelismo multiuniversal. Sí: Rodríguez intentará crear su propio universo sólo con cosas que le gusten y le hagan feliz. Inmunizarse, sí.
Adiós al ronco vocero viral Fernando Simón cada vez más parecido al Rick de Morty y con sus meta-cyber-psycho diagnósticos del tipo “Esta discrepancia podría persistir: aún nos quedan cientos de muertos por ubicar” y todo pareciera indicar que la ley física a invertir en el tiempo es la de que, cuando hay que consumirse dentro, se suman las muertes; y, cuando hay que salir a consumir, se restan y ¡Llegaron las rebajas (de fallecidos)! O bajarle volumen de modulaciones FM de Pedro Sánchez anunciando que su próximo single será cover de "Centro de gravedad permanente" (por grave) y que luego sonará su original y aguda y ya crónica "Geometría variable de alta inestabilidad"; a Pablo Iglesias recomendando "pomadita" al empresariado; a chillidos de independentistas y oposición y ultraderecha convencidos de que tienen coronitavirus y de que el verbo Dimitir es solo un nombre ruso. Ni detenerse en la cuantiosa cantidad de todos esos ministerios y en la propagación exponencial de toda una economía sostenida en la figura del funcionario estatal. Tampoco creerse scoops o placebos Big Pharma inyectando trepada de acciones o romperse la vista con la letra pequeña de las "ayudas" desde Bruselas o pensar en los cierres de Rockdelux y de Nissan y de... Hacer caso omiso del lavado de cerebro para subir fiebre verano-turística (mientras cada país instruye que no hay que irse lejos de casa y apoyar lo propio y no volver con virus ajeno) de mansos nativos empobrecidos y de salvajes visitantes adinerados a seducir con sexo y arena estilo White Lines (ofertando decadente Ibiza hedonista y permisiva donde la distancia de seguridad es la que apenas separa a una raya de droga de otra). No oír lo nuevo de Rosalía desde su propio y privado Guantánamo. Dejar de pensar en mascarillas que no protegen cuando no las hay pero que se vuelven obligatorias cuando por fin llegan a las farmacias. Desentenderse --después de tanta receta empiezan a pasarse facturas-- de investigaciones-acusaciones-destituciones. Aislarse de "especialistas" en rebrotes cuando aún no se acabó el brote ni en Wuhan ni aquí, donde vuelven a crecer los contagios. Ignorar inquietud en cuanto a que cada fase en la desescalada era de quince días (el tiempo de incubación del Covid-19) para ver qué pasaba o no pasaba y que de pronto se "alivien" y deleguen como premiando a apremiantes autonomías y porque comunidades con escasa incidencia viral lo eran porque... uh... no se habían hecho muchos tests de detección. Y allá vamos, hasta lo finito y el Más Allá.
CUATRO Así, Rodríguez --a la espera de que la Desunión Europea acuerde protocolo continental que acabe con esta desordenada corrida de nacionales gallinas degolladas-- va a hacer las cosas a su manera y poniendo el anticuerpo.
Ejemplo: ¿sigue bailando cifra de golpeados por pandemia y no dejan de --verbo du jour-- "aflorar" difuntos? Entonces Rodríguez tiene un par de ideítas para cuentitos de terrorcito que, claro, no escribirá nunca. En uno, el no registro de fallecidos implica que muchos muertos seguirán viviendo por inercia hasta ser certificados. En otro: "¡Mamá: volvió el abuelo!" O, mejor, crono-entropía à la Dick en la que los muertos/enfermos reviven y se sanan hasta retroceder a identificación y aislamiento de Paciente Cero. Entonces, claro, sus guardianes se apiadan de él y lo invitan a tomarse una cervecita con jamoncito en terracita de chiringuito de playita.
Y --como suele ocurrir en todo multiversalismo paralelo-- (continuará...) en la próxima dimensión.