La ciudad de Rosario lleva varios días sin registrar casos de coronavirus. Bajo un estricto protocolo sanitario y sin público presente, el domingo a la noche se realizó un espectáculo de stand up en la sala Lavardén que fue transmitido vía streaming. Tres mujeres hablan poco es una obra de Alejandra Gómez, de la que participan ella, Nadia Juárez y Adriana Jaworsky. "Se sintió un vacío. Al principio fue todo muy frío. Pero a la vez fue emocionante volver a estar parada en un escenario", cuenta Gómez a Página/12

Dentro del programa "La seguimos en vivo", el evento fue promovido por el Ministerio de Cultura de Santa Fe y transmitido a través de su canal de YouTube y redes (Facebook e Instagram) y el canal público provincial. Lo respaldó el Instituto Nacional del Teatro.

Las autoridades lo definen como una "experiencia pionera" en tiempos en que la actividad se encuentra detenida por la pandemia de Covid-19 y abundan las preguntas sobre el modo en que volverá, mientras se cocinan algunos protocolos. Dentro del ámbito independiente ya han surgido plataformas que exponen obras en vivo. Las novedades de este caso son el empuje del ámbito oficial, la realización dentro de una sala (oficial también) y la aplicación de un protocolo. La semana anterior a este acontecimiento la provincia había puesto en marcha el desarrollo de shows musicales en vivo con la misma modalidad.

Se eligió un espectáculo de stand up por el hecho de que no requiere de una reunión de personas en el escenario. Tres mujeres... tiene su recorrido. Estrenó en 2017 en el Complejo Cultural Atlas. En streaming a las 21 y con conducción de Lala Brillos, los monólogos se acortaron un poco. Duraron 15 minutos o un poquito más. Gómez da detalles de cómo le resultó la experiencia: "Todo fue nuevo y raro. Entrar al teatro, poner los pies en una bandeja con un líquido, firmar una declaración jurada, entrar a actuar con barbijo, que nos tomaran la fiebre. Reuniones grupales a distancia, no usamos camarines. En el stand up los micrófonos se comparten. Acá cada una tenía uno con su nombre. No nos podíamos abrazar al final para saludar".

La ausencia de público presente se sintió como un "vacío". Las comediantes tenían previsto seguir los comentarios que los espectadores virtuales iban haciendo a través de un monitor, pero no resultó. Camarógrafos y técnicos "alentaban" y se reían desde afuera. "Estoy contenta por la experiencia, por tratarse de un 'abre puertas'. Espero que esto funcione, que estas plataformas sigan, para que mis compañeros también puedan acceder. Hace tres meses que no estamos trabajando", plantea Gómez, quien cree que la virtualidad seguirá siendo aliada del ámbito escénico cuando se calme la pandemia.

Las artistas recibieron un cachet "muy mínimo", a la vez que se aplicó el sistema de gorra virtual, no excluyente. Se pedía al público una colaboración de entre 100 y 400 pesos. En el momento de pico de espectadores, estaban mirando la pantalla alrededor de 300 personas, pero luego tuvo más visualizaciones (700, puntualiza Gómez). "La situación dio un poco de esperanza. Por un tiempo va a ser así. Nada va a volver al punto donde lo dejamos. No vamos a volver inmediatamente", concluye la directora y actriz.