La belleza del marido es el primer libro de Anne Carson que se tradujo al castellano y publicó en 2003. El libro se leyó, agotó y convirtió en inhallable hasta que el año pasado volvió a salir por la misma editorial (Lumen) con una traducción nueva. Siempre hablando de libros impresos en España y distribuidos en Latinoamérica con ediciones caras, diríamos prohibitivas. Por eso también había comenzado a circular un PDF del libro, que viajaba subrepticiamente de computadora a computadora, de celular a celular --a veces la necesidad de leer supera el poder adquisitivo del lector ¡Perdón, autores! lo hacemos por amor. Hay que decir que entre el 2003 y el 2019 la figura de Carson, ya central en las letras anglosajonas, comenzó a tornarse menos secreta en nuestra lengua. Se tradujo y editó entre otros su ensayo Eros dulce amargo, El ensayo de cristal , Rec Doc (Bajo la luna, 2018). Y luego la editorial argentina Zindo & Gafuri inició una seguidilla de publicaciones con primero el bello y excéntrico Charlas breves (2015) luego La caída de Roma (2018) y así llegamos a la flamante edición de La belleza del marido.
Anne Carson vino a Buenos Aires en 2018 para la edición del Filba y su llegada fue como la de una estrella de rock, con la sola diferencia que ella cultiva un perfil elegante y de pocas palabras sobre sí misma o su obra. Las entrevistas que dio fueron ásperas, difíciles. Como si dijera: lo que hay que saber de mí es lo que está en los libros. Por eso también, a pesar de tener un recorrido literario y académico prestigioso, la biografía que planta en la solapa de cualquiera de sus títulos es de una austeridad conmovedora. Sumemos aquí algunos datos: nació en Toronto en 1950, es ensayista, traductora y poeta, se formó en lenguas clásicas y trabajó como profesora en las universidades de Michigan, NYU, Princeton y McGill. Pero nada de eso aparece en la solapa del libro que tenemos entre manos. Ahí dice sólo: Anne Carson nació en Canadá y enseña griego antiguo para ganarse la vida.
Con esta nueva edición de La belleza del marido es posible transportarnos a aquel primer momento: el universo teórico y gramatical de Carson desplazándose como una nube densa hasta nuestro territorio lingüístico. Podemos detenernos ahí, en el impacto de esas páginas, un libro de poesía con una estructura extraña, autoreflexiva y serial. Cada poema comienza con un epígrafe de John Keats, un número y un título largo, de varias líneas, que podría ser un poema en si mismo. Pensar particularmente en el subtítulo del libro “Un ensayo ficticio en 29 tangos”, porque son tantas las contradicciones o paradojas que nos plantea, que es evidente que estamos frente a un objeto complejo, ciertamente enigmático, de un brillo opaco, esmerilado, con muchas entradas posibles. Observar también cómo resuena aquí, donde el tango es la música urbana por excelencia, el sonido de muchas épocas, de todas quizás.
El primer verso del poemario dice: “Una herida da su propia luz” porque lo que leeremos es lo escrito a la luz de una herida, el dolor de quien escribe (¿la poeta? ¿La narradora? ¿La esposa? ¿la ensayista? ¿la mujer?), en la salida de un matrimonio extenso y lacerante. Una relación de décadas de las que ella --primero fascinada, luego horrorizada-- intenta escabullirse sin éxito. “El matrimonio es el lugar oscilante” dice también, en ese primer poema. Algo que brilla como una herida, pero que también parpadea, y entre luz y sombra tiene lugar la historia de amor. La autora se pregunta constantemente por que amó a ese hombre desde la niñez hasta la edad madura. Y se responde que por su belleza. “La belleza convence”, dice en otro poema. Es a la luz de la afirmación clásica de Keats "La belleza es verdad y la verdad belleza, no hace falta saber más que esto en la tierra." que está escrito todo el volumen.
“Tango que me hiciste mal y que, sin embargo, quiero” dice la letra de Apología del tango. Y aquí sería posible remplazar tango por marido. En los 29 poemas del libro se recorre la historia de una pasión compleja, que ella elije pese a muchas oposiciones, principalmente la suya. “Tango triste y severo danza de amor y muerte danza de noche y de hombres danza de la cocina oscura de la pobreza del deseo” es el título del poema XXV y nos ilumina porqué Carson decide llamar tangos a sus poemas de este libro, porqué en este texto donde se realiza la autopsia del que probablemente sea su gran amor y en el que habla descarnadamente de sus fallas, elije de fondo a esta música quejosa y resentida, cuyo baile siempre tiene en el centro la seducción.
Pero más acá de la historia están los poemas y más acá de los poemas están los versos, y más acá de los versos está la conjunción de, por ejemplo, sustantivo y adjetivo, la forma tan propia y enrarecida que tiene Anne Carson de construir sus frases. Las asociaciones bellas y voladas, con algo de John Ashbery, algo de Wallace Stenvens, pero a la vez tan dramáticas y pregnantes que nos hacen pensar en Emily Dickinson y las hermanas Bronte. Este libro particularmente conmueve porque la que habla está o es una herida, a la vez que desorienta en cada página. A veces el punto de vista muta de la esposa al marido, del marido a un amigo de ambos, o una mirada externa que los ve; sumidos en las cavilaciones de sus cuartos, mientras afuera reina la oscuridad. En una entrevista que hizo con Paris Review, Carson dijo: "Quizás se trate del libro donde más cerca he estado de encontrar una voz que no soy yo pero es mía. Es curioso, tratándose de un material tan privado. Quizás se trata de profundizar tanto en el centro hasta atravesarlo. Salir por la espalda hasta una posición neutral".
Puede ser una explicación o no de la eficacia de este libro. Una forma aérea de habitar el mundo de las confesiones. De las muchas entradas posibles a esta autora –para muchos la más importante poeta en lengua inglesa—La belleza del marido es una privilegiada. Simplemente por lo que la misma Anne Carson dice en sus páginas. La belleza convence.