El conductor del programa más visto de la televisión estadounidense es despedido debido a varias denuncias por acoso sexual en su contra. Así empieza The morning show, de diez turbulentos episodios, que complejiza los efectos del MeToo en el corazón de la industria cultural más poderosa del mundo. Su compañera, Alex Levy, deberá seguir adelante, aún cuando la empresa planificara deshacerse de ella.
Protagonizada por Jennifer Aniston y Reese Witherspoon, también productoras ejecutivas de la serie creada por Jay Carson, la serie deja de lado cualquier maniqueísmo para contar los efectos como círculos concéntricos de los acosos y abusos cometidos por la estrella televisiva. Las escenas con mujeres que bajan la vista, con otras que prefieren callar antes que ser señaladas como víctimas, son elocuentes y encuentran su máxima expresión en un capítulo clave: aquel que desnuda en tiempo presente la "cultura del silencio" (y de celebración de la masculinidad hegemónica) de un canal de televisión que podría ser muchos otros lugares de trabajo, claro que con menos recursos y glamour.
Que las mujeres tienen menos habilitado el poder y la gloria es algo conocido, aún en las más altas esferas de la televisión de Nueva York. La llegada inesperada de una joven de Virginia será también la excusa para desplegar los matices de las relaciones entre mujeres en un ambiente de hipocresía y ambición. ¿Quién queda afuera de un clima corporativo? Uno de los grandes aciertos de The Morning Show es justamente explorar los matices. Los personajes no son buenos ni malos, son complejos: Mitch, el depredador sexual, está acostumbrado a abusar de su poder, al igual que el dueño de la cadena. Y la pérdida de esa prerrogativa lo desconcierta. Eso no le quita responsabilidad.
El poder, siempre el poder. Si algo pone en juego The Morning Show es que el poder circula, no queda nunca quieto. Claro que se trata de Estados Unidos, de enormes presupuestos, de vistas increíbles de una Nueva York atestada de gente, en 2019, cuando covid-19 no era ni siquiera una profecía. Aún así, esa división noticias con sus juegos de mentiras, verdades, amistades y traiciones deja al descubierto que las personas pueden ser multifacéticas. Si algo no hay, es la inocencia absoluta, por supuesto. El cazador puede disfrazarse de cordero, aunque siempre existirá alguien que pueda desenmascararlo.
El final abre la puerta a la ya confirmada segunda temporada. En el fondo, las mujeres pueden unirse, pero eso no las hará iguales, es algo que puede leerse, en la infinidad de capas que tiene el programa. Y si esas mujeres son negras, llevarán todas las de perder. Algo que la sociedad estadounidense viene gritando en estos días por las calles. Y que The Morning Show muestra con poca necesidad de subrayados.
The Morning Show. Disponible en Apple Tv.