“Arcadia nos parecía un buen título para hablar de ese lugar idílico, soñado, cuando por otro lado la realidad es otra”, cuenta el pianista y compositor Julián Peralta a propósito del flamante disco (EP) que lanzó junto a su sexteto Astillero y el cantor Walter “Chino” Laborde. “Esa lejanía y contradicción está expuesta en estos seis tangos”, asegura, y cuando se completa la escucha –en apenas 18 minutos- no queda sino darle la razón: Arcadia tiene luz, añoranza y pulso.
El disco también carga un espíritu del conurbano difícil de señalar, pero que probablemente anida en las imágenes de los versos de Juan Serén --que arranca diciendo “tercer cordón”-- en la voz de Laborde y en las composiciones del propio Peralta y del bandoneonista Mariano González Calo: los cuatro oriundos de partidos del sur del Gran Buenos Aires. El equipo se completa con Alexey Musatov (violín), Jacqueline Oroc (chelo), Federico Maiocchi (contrabajo) y Diego Maniowicz (bandoneón). “Hay un porcentaje de conurbano fuerte, como también lo hay en la mayoría del tango actual, bastante del conurbano sur, aunque no sé si esa sensación no estaba también en los otros discos del grupo”, reflexiona el pianista. De geografía tanguera sabe mucho Peralta, no sólo por el tiempo girando con la Fernández Fierro, aun antes de que llevara ese nombre, sino por su constante docencia en torno al género. “Si tenés la historia del boxeador que quiere salvarse, de la iglesia de barrio vendiéndote alcohol bendecido, esa es una realidad más del conurbano, aunque también la hay en Capital”, analiza la impronta de Serén. “No hubo un parámetro de ‘vamos a hablar de esto en las letras’, eso se va dando medio de manera natural. Bah, natural no, para mí que no escribo parece así, para ellos es un trabajo”.
Una de las sorpresas de este disco fue el reencuentro con el Chino Laborde –primer cantor de la Fierro-. “Fue una situación muy placentera en lo personal –cuenta Peralta-, laburamos juntos en el comienzo de la Fierro y para mí su voz siempre es una referencia cuando escribo una canción o pienso una interpretación, porque me crié con su voz”. Volver a Laborde, para el pianista, es “un regresar a las fuentes” que le simplifica “el generar un traje a medida para la voz”. Además, “es un intérprete impresionante, pero no es algo que descubro yo”, celebra. Tampoco el grupo tuvo dudas con la convocatoria a Laborde, revela Peralta. Apenas se consensuó hacer un disco cantado, su nombre surgió inmediatamente. “Él se copó y acá estamos”. Y no es que el Chino esté falto de proyectos, al reciente Tango Tango vol.5 junto a Dipi Kvitko hay que sumar también su colaboración con los rusos de Solo Tango (un disco en 2019 y un reciente EP).
Astillero ya tiene 15 años de trayectoria y trabajo conjunto. Está consolidado como proyecto y no deja de evolucionar en su propuesta. La clave, considera su fundador, pasa por la apertura “a criticar el trabajo del otro y trabajar para sacar el mejor resultado entre todos”. Si Serén puede revisar la métrica de una letra para adaptarla a la pluma de sus compositores, otro tanto pueden ellos para con el resto de sus músicos. Quizás por eso, en cuarentena, Peralta confiesa que extraña más los ensayos que componer. “La gracia de escribir música es ir al ensayo y ver qué pasa ahí, corregir a partir del encuentro, si no podemos ensayar, ¿para qué compongo?”, lamenta. “Astillero siempre fue un espacio para investigar, probar, jugar e ir moviéndonos el mojón, preguntarnos, ‘che, ¿esto también se podrá hacer?’”, comenta.
Si el disco anterior del grupo, Quilombo, abrevaba en un cruce con las bases rítmicas de la murga, el sonido de Arcadia vuelve a las fuentes tangueras más clásicas. Pero además de las influencias de Osvaldo Pugliese y Aníbal Troilo, centrales para la formación del equipo, también se asoman por ahí algunos aires piazzolleanos en los arreglos de bandoneón. “Si suena un poco a eso, es porque está, no fue adrede, no lo pensamos, pero lógicamente está”, reconoce Peralta. “Supongo que hay una suerte de relajación con eso”, desliza.
¿Cómo es eso de la relajación? “Es tal vez inconsciente –explica-, cuando estás haciendo música decís ‘que no se parezca tanto a los próceres’, pero también te das cuenta que forma parte tuya y vas bajando la guardia, dejás que se note que admirás a esos músicos, y ahí si aparece un marcatto no es que te estás robando una parte de la historia del tango, uno lo hace con felicidad y honestidad, entonces si una frase tiene algún giro piazzolleano, ¿por qué no? Uno lo hace con felicidad y honestidad”.
La búsqueda consciente, en tanto, es “solamente generarle un traje a medida a la poesía”, señala. “Que la música fluya como la lava, que no tenga control, que realmente uno sienta que esa poesía había que hacerla así y de esa manera”, describe y reconoce que no es fácil para músicos muchas veces muy acostumbrados a trabajar con la música instrumental, un ejercicio que compara con “un científico loco mezclando pócimas”. “Es difícil no escribir un arreglo que se te ocurre en pos de dejar fluir”.
El formato de EP no desvela ni a Peralta ni a sus compañeros. “Los formatos físicos están agotados y eso abre la posibilidad de sacar un simple, dos temas, ¡cinco!, los que tengas ganas, porque no hay concordancia con ningún elemento físico”, analiza. “Hicimos seis temas y grabamos eso porque nos pareció una buena cantidad. Total, si tenemos ganas hacemos otros seis después de la cuarentena”.