L a vida a través de las pantallas se volvió habitual desde que comenzó la pandemia de coronavirus y no hay ningún ámbito que no se haya adaptado a esto. Una de las áreas que más rápido se tuvo que ajustar a estos nuevos tiempos fue la de la educación. Esto no sólo modificó las lógicas de trabajo, sino que impactó directamente en la formación de miles de personas.
La mayoría de las universidades del país, en mayor o menor medida, comenzó hace tiempo una expansión tecnológica que les permite facilitar tareas, acortar tiempos y reducir costos, dejándolas bien paradas frente a situaciones de emergencia como la que estamos atravesando. Así lo explica el prosecretario de Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) de la Universidad Nacional del Noroeste de la Provincia de Buenos Aires (UNNOBA), Hugo Ramón, quien forma parte de la expansión digital que ese casa de estudio tiene desde 2012.
- ¿Cuáles son los mayores inconvenientes que tuvieron a la hora de modificar las formas de trabajo por la pandemia?
- Toda esta situación desnudó los problemas de conectividad y de disponibilidad de equipos en los grupos familiares. En muchos casos hay una sola computadora a la que deben acceder todos los miembros de la familia. Muchas universidades realizaron estrategias similares para ayudar en cuanto a equipos como también en conectividad, y ese tipo de cuestiones fueron atendidas muy bien en nuestro caso. Si bien existe esa estrategia no se pudo llegar a todo el mundo. Para esos casos en particular se están desarrollando planes alternativos.
- Esas problemáticas de conectividad y de acceso a los equipos parecen trascender el ámbito universitario…
- Sí, hay un problema de disponibilidad de este tipo de estructuras. Es una cuestión de densidad, y creo que cualquier política debería estar orientada a solventar este tema. Deberían hacerse algunas definiciones bien claras sobre el acceso a una computadora, la cual no es un bien de lujo, o no debería serlo, y lo mismo para los servicios de conexión en los hogares.
- Todos los cambios que las universidades hicieron para funcionar correctamente durante la pandemia, ¿pueden perdurar en el tiempo?
- Es el futuro y vino para quedarse. Es un cambio que venía muy rápido y que se aceleró de forma muy sustancial. No va a seguir de forma estresada, como sucedió en estos meses, pero sí seguramente va a tener un avance mucho mayor que el que tuvo hasta febrero de este año. Hay cosas que por supuesto van a tener que ser presenciales, como el uso de laboratorios: el chico que está estudiando ingeniería mecánica y está mirando un motor, si bien puede mirar un montón de modelos, meterle mano en un laboratorio es lo más lógico. Pero hay otro montón de cuestiones que este tipo de estrategia digital puede ayudar a ser más simple, que tenga más llegada, que impacte en los costos. Es un complemento. Luego de la pandemia, creo que va a haber un solapamiento donde lo presencial va a estar acompañado por lo digital. Esta complementación va a seguir madurando como lo vino haciendo hasta ahora.
Hay dificultades, pero la evolución del hombre se basa en avanzar sobre esas dificultades. Identificar los problemas y continuamente ir resolviendo de manera de poder avanzar, sino nos quedamos estáticos. Hay que animarse y en el sistema universitario argentino todo el mundo se está animando.
-¿Cómo afectó esta pandemia al funcionamiento de las universidades y su relación con las TICs?
- El uso de esta automatización de procesos ya era algo normal facilitado por el trabajo colaborativo que existe. En el sistema universitario es muy amplio y complejo. Hay algunas universidades muy grandes a las que les cuesta más esfuerzo modernizarse o adquirir cierta tecnología, mientras que otras, por su tamaño más pequeño y gracias a la política de las autoridades, pueden moverse tecnológicamente en forma más fácil, como en nuestro caso. Ese dinamismo hoy nos preparó en una forma planificada a esta situación extraña en la cual sólo nos afectó en la escala y no en la necesidad de implantar herramientas sobre la marcha.
-¿Qué modificaciones implican ese cambio de escala?
- Nosotros veníamos con algún trabajo remoto en la administración y hace unos años contamos con un área de educación digital. Ya teníamos en febrero un plan de capacitación a los docentes para la virtualidad porque entendemos que era un tema que venía tomando fuerza. Había 80 docentes haciendo ese curso más otros 20 más o menos que habitualmente utilizaban la plataforma de educación digital. Con todo este tema, hubo que salir masivamente a apoyar al resto de los docentes. En este área armaron una estrategia de tutores, que eran profesores ya habituados a la virtualidad, para apoyar a quienes debían salir al ruedo rápidamente como así también a los estudiantes que lo necesitaban. Se armó una estrategia bastante buena con buenos resultados.
- ¿Qué beneficios tiene esta modernización?
- Acá en la Unnoba se defendieron 4 tesis de grado y 2 de posgrado con gente a distancia desde que comenzó la pandemia. Incluso había un tesista que estaba en Oberá (Misiones). También nos pasó que detectamos a muchos chicos que se quedaron en el sistema y que de otra forma hubieran desertado. Es muy probable que sea por esta facilidad de no tener que moverse a tanta distancia. Estos avances tienen un montón de beneficios y sería algo muy razonable que se continúen usando en un ambiente controlado.