El jefe del Pentágono Mark Esper dijo estar en contra del uso de fuerzas militares para frenar la ola de protestas contra el racismo y la violencia policial en Estados Unidos. "Sólo deberían ser usadas como un último recurso y en las situaciones más urgentes y graves", sostuvo Esper. De esa manera marcó sus diferencias con el presidente Donald Trump. El mandatario había dicho el lunes que desplegaría a los militares para arreglar la situación . A casi diez días de la muerte de George Floyd las movilizaciones siguieron en grandes ciudades como Washington, Nueva York, Houston y Los Ángeles.
Bajar un cambio
Con la biblia en la mano y frente a una iglesia a la que se acercó luego de reprimir una manifestación frente a la Casa Blanca, Trump había amenazado con recurrir a las Fuerzas Armadas para contener el caos social. El secretario de Defensa se opuso a que el ejecutivo apele a la Ley de Insurrección. Esa norma le permitiría al presidente usar militares en servicio activo para contener las protestas callejeras. "Siempre he creído y sigo creyendo que la Guardia Nacional es más adecuada para prestar apoyo interno a las autoridades civiles en estas situaciones", dijo Esper en una rueda de prensa, en referencia al contingente de reservistas.
Además el jefe del Pentágono se refirió a la represión del lunes en las inmediaciones a la casa de gobierno estadounidense. El secretario admitió que fue un error posar para las cámaras junto a Trump después del hecho. "Hago lo posible por permanecer apolítico y por evitar situaciones que pueden parecer políticas.(…) A veces lo logro y otras no", indicó Esper. El funcionario autorizó el movimiento de varias unidades de la Guardia Nacional a bases militares a las afueras de Washington, pero no hubo necesidad de que entraran en acción. Con respecto a la muerte de Floyd a manos de la policía el secretario calificó el hecho como asesinato y dijo que fue un crimen horrible.
Poco antes de que Esper hablara, Trump defendió el despliegue masivo en la capital de tropas de la Guardia Nacional y agentes del FBI. Según el mandatario su plan antidisturbios ofrece un modelo a otros estados sobre cómo detener la violencia que acompaña a algunas protestas. También sostuvo que mostrar a sus fuerzas represivas posibilitó que las protestas en Washington y otras ciudades se calmaran en los últimos días. El mandatario insistió en sus críticas a los gobernadores que no desplegaron por completo a la Guardia Nacional. “Necesitamos ley y orden", sintetizó el presidente temprano en la jornada del miércoles.
Las protestas no ceden
Pese al toque de queda decretado en varias ciudades tras los disturbios de los últimos días las movilizaciones se mantuvieron. Las protestas alcanzaron una dimensión que se no veía desde la década de 1960. En ese momento principalmente afroamericanos y mujeres se volcaron a las calles para reclamar por sus derechos civiles. Ahora, en medio de la pandemia del coronavirus las marchas ponen en alerta a las autoridades sanitarias. Estados Unidos es el país con más muertos por el coronavirus en el mundo: 106.000.
En Nueva York la situación fue más calmada que el martes, cuando hubo saqueos en la Quinta Avenida. En la Gran Manzana aún rigen medidas que restringen la circulación nocturna. Sin embargo cientos de personas salieron a las calles gritando "Sin justicia, no hay paz" y coreando el nombre de George Floyd. "Nuestros ancestros lucharon por años para frenar cosas como estas y esto sigue pasando y estamos cansados. Es frustrante que un policía pueda matar, asesinar a un hombre delante de una cámara, frente al mundo entero", dijo Joy McClean, una empleada de una ONG que vive en el Bronx de Nueva York, a la Agencia Francesa de Prensa (AFP). En total la policía registró cerca de 9.000 arrestos en todo el país, según una estimación de los medios estadounidense, citando infracciones al toque de queda, algunos actos de violencia y desórdenes.
El alcade de Nueva York Bill de Blasio aplaudió las protestas contra el racismo que se vivieron ayer martes pese a romper el toque de queda. Sin embargo pidió a la gente quedarse lo máximo posible en su casa para mantener a raya la pandemia de la covid-19. "Hubo mayoritariamente protestas pacíficas y con la policía respetando. Vimos algunos incidentes en los que la gente decidió hacer algo ilegal o violento pero fue escaso. Ocurrieron hechos en diferentes distritos e intentos de destrozar propiedades pero la policía los abordó rápido", explicó el alcalde. El político demócrata reconoció la necesidad de reformar a la policía. Sostuvo que a través de esos cambios la sociedad podrá ver que hay transparencia, disciplina y consecuencias cuando alguien haga algo mal.
El alcalde recordó que la ciudad se prepara para su reapertura el próximo lunes. A partir de ese día podrán operar a empresas de construcción y manufactureras. Se estima que el inicio de actividades provocará el ingreso de casi 400.000 trabajadores a la urbe. De esta manera un gran contingente de personas va a utilizar el sistema el subte y colectivos, cuya ocupación había caído hasta en un 90 por ciento.