El tercer largometraje de la realizadora canadiense Sofia Bohdanowicz, codirigido junto a la actriz Deragh Campbell –a su vez protagonista del relato–, es un objeto cinematográfico particular y misterioso. Su forma es clara, transparente incluso, pero no necesariamente evidente. En MS Slavic 7 (ver crítica aparte
) Campbell encarna nuevamente a una mujer llamada Audrey Benec, personaje que ya había aparecido en Never Eat Alone (2016) y el cortometraje Veslemøy's Song (2018), proyectos dirigidos por Bohdanowicz en solitario. Audrey es, en parte, un alter ego de Bohdanowicz, la bisnieta de una olvidada poetisa polaca del mismo nombre, investigadora de su pasado familiar a partir de una serie de cartas manuscritas enviadas a mediados del siglo XX. Luego de recorrer eventos internacionales como la Berlinale, el Festival de Toronto y el Bafici –donde formó parte de la Competencia Internacional– MS Slavic 7 puede verse a partir de hoy en la plataforma Mubi. En la película conviven ficción y realidad, pasado y presente, formatos analógicos y digitales, elementos constitutivos de una película que hace del lenguaje su materia prima esencial.
Sofia Bohdanowicz nació en 1985 y es uno de los nombres esenciales del nuevo cine canadiense, cuya “movida de Toronto” se ha transformado recientemente en un foco de creatividad cinematográfica. Deragh Campbell, en tanto –además de las mencionadas colaboraciones con Bohdanowicz– participó en películas como I Used to Be Darker, de Matthew Porterfield, Stinking Heaven, dirigida por Nathan Silver, y la reciente Anne at 13,000 ft, de Kazik Radwanski, erigiéndose como uno de los rostros más representativos del cine independiente norteamericano (su carrera como actriz comenzó en los Estados Unidos, antes de su regreso a Canadá, su país natal). En comunicación exclusiva con Página/12 las codirectoras detallaron el proceso conjunto que llevó a la creación de Audrey hace cuatro años y su reencarnación en la nueva película. Lo hacen desde sus respectivas cuarentenas en Canadá (Campbell) y el Reino Unido, donde Bohdanowicz quedó varada a la espera de poder comenzar a rodar su próximo proyecto.
“Cuando filmamos Never Eat Alone no hacía mucho tiempo que conocía a Sofia”, comienza Campbell. “Ella había desarrollado el personaje de Audrey Benec a partir de una amalgama de nombres diferentes de su familia. En principio Audrey es el nombre de su prima y Benec el de su abuela. De alguna manera, Audrey funcionaba como una especie de reemplazo de Sofia para interactuar con su familia delante de cámara. Luego de Never Eat Alone nos interesó usar a Audrey nuevamente como un vehículo para explorar la historia de la familia de Sofia, pero también para comprender el deseo por explorar ciertas cosas. El resultado fue el cortometraje Veslemøy's Song y MS Slavic 7. De alguna manera, Audrey se convirtió en una mezcla de Sofia y de mí misma, un medio para discutir nuestras preocupaciones y ansiedades. La veo como una especie de dispositivo flexible, un poco como ocurre en Los Simpson, donde Marge y Homero se casan una docena de veces a lo largo de las temporadas. Aunque Audrey sea un único personaje, con el mismo nombre, cada vez que aparece no es la misma persona, tiene una historia y atributos ligeramente diferentes".
-¿Audrey nació de una necesidad narrativa?
S. B.: -Exacto ¿Qué pasa si creo un personaje que haga las veces de reemplazo mío, alguien que pueda reconstruir en cámara la relación entre mi abuela y yo? Entonces conocí a Deragh; ella recién se había mudado a Toronto y la había visto actuar en I Used to Be Darker, donde ella está realmente fantástica. De inmediato se interesó en el rol de -Audrey y todo comenzó a tomar forma a partir de ese momento. Es un testimonio de su talento como actriz que haya podido insertarse en un ambiente tan íntimo y hallar de inmediato el tono correcto para el personaje. Cuando encontré las cartas de mi bisabuela Zofia Bohdanowiczowa, que forman parte del relato de MS Slavic 7, comenzamos a filmar con Deragh de inmediato; a esa altura, ella ya era una experta en la historia de mi familia. En gran medida fue todo una idea de ella –el concepto de la protagonista yendo a un archivo a buscar las cartas y que a partir de eso ocurran varias otras cosas– y así fue como resucitamos a Audrey para sumarla a este nuevo largometraje.
-¿Fue entonces algo lógico o incluso natural que Deragh Capmbell se sumara como codirectora, además de ser la actriz principal?
S. B.: -Deragh me “vendió” la idea de la película cuando aparecieron las cartas y estaba muy entusiasmada. Comenzamos a desarrollar juntas las ideas centrales y la mayoría de las escenas y todo comenzó a tomar forma cuando filmamos algunos planos durante el aniversario por los sesenta años de casados de mis tíos. Fue como un gran experimento. Durante un verano en el que tuvimos dos semanas libres terminamos de filmar, con un presupuesto aproximado de producción de cinco mil dólares. La mayor parte del rodaje éramos simplemente Deragh y yo, con un poco de ayuda de otras personas. Pero en general fue un proceso muy íntimo, un intercambio entre nosotras dos. Es interesante porque fue algo muy modesto, un rodaje de cinco o seis días, muy rápido. Y cuando estábamos en la sala de edición, ordenando todo, yo no tenía todas las respuestas a las preguntas que el material nos hacía. Recuerdo que me senté con Deragh, le mostré los primeros veinte minutos y mi reacción fue decir “la verdad es que no sé muy bien que es todo esto”. Y ella, de manera muy natural, ofreció la otra mitad de la ecuación con ideas totalmente cinematográficas. Fue realmente muy natural que ella terminara siendo la codirectora ya que la mitad del corazón de la película surgió de ella.
D. C.: -Creo que la dinámica de ambas cuando estamos filmando es como un intercambio, con mis ideas delante de cámara y las de Sofia detrás de ella. Y nunca fue algo difícil, realmente. Tenemos muy poco ego y siempre pensamos en qué es lo mejor para la película. Lo mismo durante el montaje. Es muy fácil entusiasmarse con las ideas de la otra, ser críticas y no tomarse nada como algo personal.
-¿Cómo definirían la idea de película autobiográfica? Sin dudas, MS Slavic 7 no es un documental ni una ficción en sentido estricto.
S. B.: -Una de las cosas que me encantan de MS Slavic 7 son los monólogos de Deragh. La idea fue que ella leyera un tercio de las cartas la noche anterior al rodaje de la filmación de cada uno de los monólogos. También las notas que yo había hecho sobre esas cartas. Luego Deragh hacía sus propios apuntes y observaciones y al día siguiente filmábamos los monólogos de manera espontánea. Creo que MS Slavic y Never Eat Alone son películas autobiográficas en el sentido de que dicen mucho sobre mí misma y mis preocupaciones, pero también las de Deragh, en relación con la historia de mi familia. Y todo eso termina formando una tercera perspectiva, que es la del personaje de Audrey, a quien creamos juntas en el transcurso de estas películas.
D. C.: -Es interesante pensar en cómo estas películas interactúan con la vida. La forma de entender el cine que tiene Sofia tiene múltiples aristas y los tonos diferentes contenidos en MS Slavic 7 –las interacciones en la fiesta, los monólogos– generaron experiencias nuevas que terminaron sumándose a la biografía de Sofia. Está el aspecto histórico, pero también la idea de crear nuevas historias.
-Audrey afirma en la película que no entiende el idioma polaco. ¿Eso es un reflejo directo de Sofia?
S. B.: -Este es un momento interesante porque estoy varada en el Reino Unido antes de comenzar a filmar un documental en Polonia. Estoy a la espera de poder obtener mi ciudadanía polaca, pero el proceso es lento como consecuencia de la covid19. Estoy en una especie de limbo. Hacer MS Slavic 7 fue muy importante para mí porque me permitió comprender mejor la historia de mi bisabuela y es por ello por lo que me siento un poco avergonzada de no hablar polaco. También estaba el tema de quién era el dueño de esas cartas, de esas historias, y la cuestión de si tenemos derecho de apropiarnos de esos relatos muchas veces traumáticos, porque están ligados a la inmigración y a la guerra. En la película hay una exploración respecto de si Audrey tiene derecho a crear un proyecto artístico alrededor del sufrimiento de otra persona. Pero creo que, a pesar de investigar esas cartas y su poesía, al no poder hablar el idioma –y también por la brecha generacional– nunca voy a poder estar en la misma página que mi bisabuela. Es algo triste pero también muy interesante.
-Se habla mucho sobre las cartas como objetos, más allá de su contenido. ¿Consideran que Ms Slavic 7 es esencialmente una película sobre el lenguaje?
D. C.: -Si, estoy de acuerdo. Es una película sobre el lenguaje en su acepción más simple, como forma de comunicación, pero también como un medio para crear sentido. Es algo que ocurre en múltiples niveles: Audrey hace lo que hace para comprender mejor a su bisabuela, pero también está el hecho de que se trata de una película y estamos intentando articular ideas para transmitir a los espectadores. Creo que además del contenido también está el aspecto físico de los textos, que pueden verse en la película de diversas maneras, como los subtítulos, los planos filmados de las cartas, las notas de Audrey. Son textos que viven dentro del universo cinematográfico.
-¿El sentido del humor ligero fue improvisado?
S. B.: -Deragh puede corregirme si me equivoco, pero creo que ninguno de los punchlines estaba escrito de antemano. No pensábamos que la película iba una comedia ni nada por el estilo, pero el humor apareció de manera natural mientras filmábamos. Creo que Deragh es una gran comediante, especialmente en su lenguaje corporal.
D.C.: -Creo que eso también surge porque somos amigas cercanas y también por el hecho de que filmamos muy rápido y era estar todo el día trabajando, desde el momento de despertarse hasta la hora de irse a dormir. Hay algo de energía maníaca ahí. Hay un momento en la película en el cual intento hacerme un café en la máquina del cuarto de hotel y no puedo lograrlo. Filmamos unos diez minutos de esa situación, pero por supuesto la escena en el film terminado es muy breve.
-¿Hay una nueva aventura de Audrey en el horizonte?
S. B.: -Hay otra película ya lista, llamada Point and Line to Plane, de la cual no puedo decir en qué festival será estrenada, pero con suerte será dentro de algunos meses. Es un cortometraje protagonizado por Audrey y su título está tomado de un texto escrito por Vasili Kandinski, aunque en realidad es sobre un amigo mío que murió hace dos años. Es una película totalmente diferente a las anteriores y eso es lo interesante: creo que cada una de ellas es muy diferente en cuanto al contenido, el tono, la atmósfera y la forma narrativa. Será una nueva entrega de la historia de Audrey.
D. C.: -Y hay otro proyecto en preparación, un largometraje que gira alrededor de los mismos temas que el corto Veslemøy's Song, pero más elaborado. ¡Vamos a terminar conociendo a Audrey mucho más de lo que habíamos imaginado!
Un gato muy ocupado
El aislamiento social no ha impedido que Sofia Bohdanowicz deje de lado sus actividades creativas: en plena cuarentena, la realizadora adaptó un ensayo del cineasta Dan Sallitt (entrevistado en Página/12
el jueves pasado por su película Catorce
) acerca del gato más famoso de Hollywood, Orangey. El felino anaranjado participó de largometrajes como Muñequita de lujo, El increíble hombre menguante y El diario de Ana Frank, entre otros títulos, además de un par de episodios de la legendaria serie Batman. Con Sallitt y su gato Jasper como protagonistas de la introducción y la voz del director estadounidense como narrador del relato, este cortometraje titulado The Hardest Working Cat in Showbiz recorre la extensa y glamorosa carrera de Orangey a lo largo de diecisiete minutos repletos de información. Puede verse de manera gratuita y con subtítulos en castellano en el sitio web de la revista Filmmaker, aquí
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