Entre el emotivo recuerdo de sus familiares y la potente elegía del reverendo Al Sharpton, se llevó a cabo en Minneapolis la ceremonia en memoria de George Floyd
, el joven salvajemente asesinado por un efectivo policial. Los pocos invitados que tuvieron acceso a la capilla de la universidad cristiana North Central, pero también otros cientos que se congregaron en las afueras, coincidieron en el primero de una serie de funerales del joven afroamericano, cuyo crimen generó protestas en todo el mundo contra el racismo y la violencia policial. Durante la despedida, el abogado de la familia Floyd, Benjamin Crump, aseguró que George murió por la "pandemia del racismo y la discriminación", y destacó que no quiere un sistema de justicia "para negros y otro para blancos". Por su parte, el reverendo Sharpton aseguró que los negros estuvieron marginados de la historia durante más de 400 años porque Estados Unidos mantiene "su rodilla sobre nuestros cuellos".
"Quiero que nos sentemos aquí y actuemos como si esto no fuera un funeral programado. George Floyd no debería estar muerto. No murió por problemas de salud. Murió por el mal funcionamiento de la justicia penal estadounidense", dijo el popular reverendo baptista, Al Sharpton, en su discurso de despedida. Además de Sharpton, se encontraban al interior de la capilla los familiares de Floyd, el gobernador de Minnesota Tim Walz, la senadora por ese estado Amy Klobuchar y el alcalde de Minneapolis Jacob Frey. En el santuario de la Universidad North Central se instaló un mural con el rostro de George Floyd sobre las palabras "Ahora puedo respirar", junto a los nombres de varias víctimas de la violencia racial en Estados Unidos. Detrás de un brillante ataúd de bronce flanqueado por arreglos florales blancos y violetas, instrumentistas y coristas dieron vida a la sala ejecutando música gospel antes y durante la ceremonia.
Sharpton fue el encargado de subir la temperatura de la capilla, al pronunciar un fuerte alegato contra el racismo. El activista por los derechos civiles explicó cómo durante más de 400 años los negros fueron marginados porque Estados Unidos "mantuvo su rodilla en nuestros cuellos". "La razón por la que nunca podríamos ser quienes quisimos y soñamos ser es que mantuviste tu rodilla sobre nuestro cuello", dijo Sharpton en relación a la nación hoy gobernada por Donald Trump. "Fuimos más inteligentes que las escuelas con fondos insuficientes en las que nos pusiste, pero nos pusiste la rodilla en el cuello. Podríamos dirigir corporaciones, pero nos pusiste la rodilla en el cuello. Teníamos habilidades creativas, pero no podíamos quitarnos la rodilla del cuello. Lo que le sucedió a Floyd sucede todos los días en este país", agregó el reverendo.
Sin nombrarlo, Sharpton le pegó al mandatario estadounidense. Valiéndose de su slogan de campaña de 2016, que reflota en la actualidad en búsqueda de su reelección ("Make America Great Again": Que América vuelva a ser grandiosa), el religioso de 65 años dijo que Estados Unidos nunca fue "grandioso para los negros". "Hablar de un Estados Unidos grandioso... ¿Grandioso para quién? Nunca fue grandioso para los negros. Nunca fue grandioso para los latinos. Nunca fue grandioso para las mujeres. Haremos que Estados Unidos sea grandioso para todos por primera vez", espetó, ganándose una de las mayores ovaciones de la tarde.
Antes de las esperadas palabras de Sharpton, el abogado de la familia Floyd, Benjamin Crump, dijo que la lucha por la justicia deberá continuar "dentro y fuera de la sala judicial". Crump hizo referencia a la última revelación de la autopsia al cuerpo de George, que reveló que había dado positivo por coronavirus en abril: "Eso no lo mató, fue esa otra pandemia con la que estamos demasiado familiarizados en Estados Unidos, esa pandemia de racismo y discriminación la que mató a George Floyd".
Crump aprovechó la ceremonia para enviarle un mensaje a los miles de estadounidenses que están saliendo a las calles a protestar contra el racismo y el abuso policial: "No cooperen con el mal. ¡Protesten contra el mal! Únanse a los jóvenes en las calles para protestar contra el mal, lo inhumano y la tortura que presenciaron en ese video".
Por su parte, Philonise Floyd recordó la gran personalidad de su hermano George y los momentos compartidos. "No teníamos mucho. Nuestra madre hizo lo que pudo. Dormíamos en la misma cama", aseguró. Philonise describió a su hermano como una persona inspiradora. "Fue increíble, donde quiera que fuera, veías cómo la gente se aferraba a él. Chicos que consumían drogas, fumadores y personas sin hogar. Cuando hablaban con George se sentían presidentes, porque así es como él los hacía sentir", rememoró con emoción.
Mientras la familia y los invitados a la ceremonia de George Floyd llegaban a la capilla de North Central, cientos de personas se reunían afuera. Algunos sostenían carteles exigiendo justicia y una reforma de la casta policial, mientras otros aplaudían ante la llegada de familiares. Entre los presentes se encontraba Maudeline Saint Jean, una enfermera que llegó hasta el lugar con sus dos hijos. "Cuando vi el video de la muerte de George, fue tan horrible que me largué a llorar. Es como una película de terror", dijo. "Vine para apoyar a la familia y a la lucha por la libertad negra, y terminar con nuestro sufrimiento. Le dije a mis hijos, ustedes vienen conmigo. Tienen que ser parte de esto. Nada va a cambiar si nos quedamos en casa y lo miramos por televisión", aseguró Maudeline a un periodista de The Guardian.
Por su parte Reggie Jones, de 47 años, viajó desde Carolina del Sur para vender camisetas con la cara de George Floyd fuera de la capilla, con el objetivo de recaudar fondos para los hijos de la víctima. "Algunas cosas van a cambiar. Este crimen realmente nos golpeó en el estómago. No solo a los afroamericanos, sino a personas de todas partes", remarcó Jones. A metros de distancia, otro golpe llegó cuando el reverendo Al Sharpton pidió ocho minutos y 46 segundos de silencio. Los asistentes a la capilla permanecieron callados y entre lágrimas durante el mismo tiempo en que el policía Derek Chauvin sostuvo su rodilla contra el cuello del indefenso George Floyd.