El ex futbolista brasileño Roberto Dinamite, autor de tres goles en el Mundial 1978, sostuvo que "una interferencia" en la organización perjudicó a su selección y benefició a Argentina en la goleada 6-0 ante Perú, un resultado para siempre bajo sospecha para la verdeamarela. "Ese resultado lo tienen que explicar los argentinos, los peruanos y la organización", disparó Dinamite, quien convirtió en el 1-0 a Austria y dos goles en el 3-1 ante Polonia, en diálogo con la agencia Télam a 42 años de aquel Mundial. Y, además, puso como ejemplo contrario al propio Brasil: "Los brasileños organizaron el Mundial de 1950, construyeron el Maracaná para ese Mundial y perdieron la final en el Maracaná".
La historia del cambio de horario del último partido de la segunda fase para ver quien enfrentaría a Holanda en la final aún es en Brasil motivo de interrogantes. El 21 de junio en Mendoza a las 16.45 Brasil enfrentó a Polonia y, con el 3-1, quedó con un saldo de cinco goles a favor en el Grupo B. Debía jugar a la misma hora Argentina con Perú, pero el partido fue postergado para las 19.45, ya sabiendo que necesitaría sí o sí hacerle al menos cuatro tantos a los peruanos para pasar a la final.
"Hubo una interferencia en el horario de los partidos Brasil-Polonia y Argentina-Perú. Los dos partidos estaban marcados para la misma hora pero pasaron para más tarde al de Argentina. Así, cuando Argentina salió a jugar, ya sabía cuántos goles tenía que hacer porque teníamos los mismos puntos y pasaba a la final el que tenía mejor saldo de goles", afirmó Dinamite. Y agregó: "El que vio el partido lo puede decir... fue un gol tras otro... Perú jugó un gran Mundial".
"Fue algo extraño con relación al nivel que estaba mostrando la selección peruana. No sirve ahora pensar en lo que le faltó a Brasil, que salió invicto. Nadie debe ser ayudado y todos deben ganar dentro del campo. Tanto Brasil como Argentina tienen capacidad para eso. Deseo que haya más claridad y transparencia en los reglamento de futuras competiciones", ponderó.
Dinamite, a los 66 años, tiene el mismo pelo afro de 1978 pero blanco, pasa la cuarentena en Río de Janeiro y es el máximo ídolo de la historia del Vasco da Gama, club que presidió. Además, hasta hoy es el máximo goleador del campeonato brasileño, con 190 tantos.
Sus recuerdos del Mundial 1978 tienen un eje inamovible: Argentina 6-Perú 0. Todas las conversaciones de los mundialistas brasileños que dirigía el DT Claudio Coutinho cuando se trata de 1978 es recordar aquel partido.
Dinamite convirtió dos de los tres goles con los cuales Brasil derrotó 3-1 a Polonia, en Mendoza, y su relato marca bien aquel helado 21 de junio saliendo del estadio de Mendoza: "Terminó el partido, vencimos, teníamos el saldo de goles a favor y nos fuimos al vestuario a bañarnos y volvimos a la concentración. En el micro escuchamos el partido. Hubo un tiro en el palo en el comienzo para Perú pero después llegaron todos los goles de Argentina".
Roberto Dinamite, Carlos Roberto de Oliveira tal su nombre de nacimiento, apareció como suplente y se ganó la titularidad en la segunda parte del Mundial 1978. Las estadísticas de la época lo recuerdan apenas como "Roberto".
En Brasil el DT Coutinho dijo que habían sido los "campeones morales", definición a la cual no adhiere Dinamite. "Para ser campeón hay que ganarles a todos. Nosotros nos fuimos invictos, pero ahora no sirve mucho hablar de lo que hubiera sido, en potencial", comentó.
En 2009 Joao Havelange, quien era el presidente de la FIFA en 1978, le dijo al diario Folha de Sao Paulo que Brasil "se equivocó en no buscar más la victoria con un planteo ofensivo en el partido contra Argentina", un gélido empate que la prensa brasileña llama "A Batalha de Rosario". "Ganarle a Argentina nos hubiera llevado a una mejor clasificación para llegar a la final, en eso tenía razón Havelange", admitió Dinamite.
Nunca más en su vida como jugador, recordó, Dinamite vio algo igual al ambiente de la ciudad de Rosario, el entorno al Gigante de Arroyito y el ingreso al estadio como en el Mundial 1978: "Era un partido con rivalidad, con muchos jugadores de calidad de ambos lados, pero con clima pesado. Todo el clima, la llegada al estadio, eso fue algo fuera de lo común incluso para uno, acostumbrado a jugar en todos lados. El clima era tenso pero a la vez muy bueno para jugar, con el estadio lleno".
La mejor oportunidad brasileña, contra Ubaldo Fillol, la tuvo Dinamite entrando desde la izquierda mano a mano contra el arquero argentino, que puso el hombro salvador para desviar el balón. "Sólo faltó el gol en ese partido -contó-. Tuve una oportunidad y Fillol defendió".