Después del agravio producido al definir como “desahogo sexual” la violación grupal de una adolescente de 16 años, el fiscal de Rawson Fernando Rivarola reconoció que esa expresión “debe ser erradicada”, aunque apeló a argumentos cuestionables como afirmar que la definición tiene un “amplio y arraigado uso judicial”. En el marco de un repudio generalizado, Amnistía Internacional le recordó a Rivarola en un video que “desahogo sexual es abuso sexual, es violación, es delito". El video, subido a la cuenta de Twitter de Amnistía, tuvo 1,8 millones de retweets y 2,3 mil millones de adhesiones.
Sobre la afirmación del fiscal respecto del supuesto “arraigado uso judicial” de la expresión que utilizó para minimizar un hecho aberrante, la abogada Alejandra Tolosa le dijo a Página/12 que “decir ‘desahogo sexual’ está en la doctrina patriarcal, pero no legislado y aunque lo estuviera, eso debe analizarse en concordancia con lo que dicen los convenios internacionales de derechos humanos, lo que daría una interpretación totalmente distinta, en el caso de que existiera”, repitió.
La abogada asesoró a la víctima en la primera etapa del caso, luego de que la adolescente hiciera la denuncia pública, a través de las redes sociales, señalando los nombres y exhibiendo las fotografías de los seis jóvenes que la violaron en septiembre de 2012. Tolosa agregó que “los fiscales lo tienen tan naturalizado que es posible que, en un punto, no se den cuenta de lo que dicen, porque es increíble que haya salido a decir, con cierto enojo, que el abuso sexual es ‘desahogo sexual’, como si el resto de la gente no lo entendiera porque es un tecnicismo (jurídico) , es horrible que lo haya dicho”.
El fiscal Rivarola hizo su descargo por medio de un escrito difundido por el Ministerio Público Fiscal de Chubut. "Escribo estas líneas luego de una profunda reflexión generada a partir del impacto social y mediático" generado por sus expresiones, aseguró el fiscal.
En su “mea culpa”, Rivarola aclaró que la frase se “produjo en el marco de un acuerdo de juicio abreviado cuyo objetivo fue lograr la condena de los acusados y que fue tomada con expresa y libre conformidad de la joven damnificada del caso, quien tuvo participación activa durante toda la investigación”.
El fiscal reconoció que “la frase 'desahogo sexual' utilizada en dicha presentación, pese a su amplio y arraigado uso judicial, debe ser erradicada”. “Soy consciente, hoy más que nunca, de la importancia que tienen las palabras como instrumentos de cambio en la deconstrucción de estereotipos machistas”, admitió.
Luego sostuvo que “es necesario aclarar que lejos de haber utilizado la expresión para minimizar o justificar conducta alguna, su empleo tuvo el único sentido de describir los delitos imputados como acciones de cosificación de la víctima y de degradación de su dignidad, como la voluntad del acusado de cometerlo sin consentimiento de la víctima”.
En su descargo, el fiscal Fernando Rivarola aseguró que sólo se conocieron “parcialmente” los términos del acuerdo para cerrar el caso de violación grupal de Chubut con un juicio abreviado. Señaló que la difusión del caso “ha generado una importante tergiversación de los hechos (se refiere al acuerdo que propicia una pena menor), cuya inmediata repercusión masiva ha impactado negativamente en la víctima, revictimizándola e invadiendo nuevamente su intimidad”.
El fiscal parece relativizar el hecho de que la revictimización de la adolescente de 16 años comenzó a partir de calificar a la violación grupal de “desahogo sexual”. En cuanto a la situación actual de la joven que denunció a quienes la violaron, se intuye a partir de un mensaje difundido por las redes sociales por una amiga suya: “Que nuestro pedido de justicia no desestime la necesidad de la víctima. Por la salud y la seguridad de la víctima, por favor que no se difunda nada más al respecto”, en un llamado para que no se compartan más las notas en las redes sociales.
Frente a lo sucedido, Amnistía Internacional se sumó al repudio generalizado por los dichos de Rivarola para cerrar el caso con un juicio abreviado que propicia penas de tres años de prisión, en suspenso, sin aplicación efectiva, contra tres de los seis responsables del delito, dado que tres de ellos ya fueron absueltos por pedido del mismo fiscal. La propuesta es que los tres jóvenes que siguen imputados en la causa reciban una condena menos que simbólica por su “accionar doloso de desahogo sexual”, en reemplazo de la carátula inicial de “abuso sexual agravado por la participación de dos o más personas”.
La decisión judicial generó el repudio de legisladoras, funcionarias y referentes de distintos espacios políticos, sociales y sindicales, mientras escalaron en las redes los hashtags #DesahogoSexual y #ViolaciónEnManada.
Miembros del Observatorio de Víctimas de Delitos, dependiente de la Cámara de Diputados de la Nación, repudiaron los dichos del fiscal: “Semejante alusión raya la crueldad y la insensatez hacia la joven que padeció el crimen, su familia y la sociedad”, expresaron en un comunicado. Aseguraron que “los responsables de administrar justicia deben dejar de utilizar conceptos alejados de la gente, inentendibles y que solo producen más dolor a los que tuvieron que sufrir un delito”. “No se puede pensar en desahogo sexual cuando esta niña no accedió a formar parte de ese acto terrible de violación a su cuerpo, cuando la drogaron, la sometieron y se aprovecharon de ella”.
Y luego puntualizaron que “es hora de que los derechos de las víctimas sean entendidos y aplicados en su totalidad, qué se dice y cómo se dice está vinculado al derecho a ser tratada con dignidad”. “Ahora es el turno del juez, que tiene en sus manos la responsabilidad de evitar estos sucesos, confiamos en que hará lo correcto”, insistieron, en un mensaje dirigido al juez de la causa, Marcelo Nieto di Biase.
Firman el comunicado Jimena Aduriz, mamá de Ángeles Rawson, la adolescente asesinada en 2012 por el portero Jorge Mangieri, y Guillermo Bargna, padre de Soledad Bargna, la joven de 19 años asesinada por su vecino, Marcelo Pablo Díaz, en el barrio de Caballito en 2009.
Acompañan también Viviam Perrone, madre de Kevin Sedano; Alberto Lebbos, padre de Paulina Lebbos, la estudiante universitaria asesinada en Tucumán en 2006; y Matias Bagnato, único sobreviviente de su familia en la masacre de Flores.