Vea, Don Alberto, le quiero contar cómo funcionamos los periodistas deportivos con los directores técnicos de la selección nacional de fútbol, antes de llegar al punto. Sea quien sea el técnico nosotros sabemos tanto o más que él. Tenemos certezas cada uno de nosotros (y a veces coincidimos) de que lo mejor es que juegue Fulano en vez de Zutano, Zutano en lugar de Mengano y Mengano en vez de Perengano: que el equipo debe manejarse con un sistema de juego diferente al que él eligió, en la previa de algún partido, que lo mejor es concentrarse (o no concentrarse llegado el caso), que hay que escuchar (o eventualmente no escuchar) a sus referentes; que hay que tener independencia de criterio, pero no mucha y que no se debe escuchar a nadie que piense distinto de lo que pensamos nosotros.
Antes que periodistas deportivos fuimos casi todos jugadores de fútbol (frustrados, por cierto) y eso nos hace pensar que estamos autorizados a opinar, cuestionar, criticar, juzgar y eventualmente condenar a todo aquel que no garantice todos los resultados esperados
¿Que no sabemos qué cosas pasan en la intimidad del plantel? Puede ser. ¿Que no tenemos la más puñetera idea de lo que ocurre en el vestuario? Puede ser. ¿Qué no sabemos si el jugador X se asustó, si el W le pidió no jugar, si el Y está lesionado y no se quiere decir nada? Es posible. Pero eso no nos impide que nosotros sigamos adelante con nuestra mirada, y levantemos el dedito acusador cuando las cosas no se dan cómo creemos que deben ser.
De todos modos lo que más nos molesta a los periodistas deportivos, y vamos al punto, es el plagio que venimos sufriendo de parte de los periodistas políticos y algunos lamentables conductores. Los vemos todos los días y no lo podemos creer. Se meten con usted, con los que lo designaron a usted, con sus ayudantes de campo y con los jugadores. Da terror escucharlos: "Ehhh, ¿por qué estira la cuarentena? ¿Por qué no dice que va a ser eterna y chau? ¿Por qué no piensa en la economía?
Usted tendría que hacer lo mismo que hacen en otros países, no está mal lo de salvar vidas pero hay que salvar las finanzas, ponga a Fulano, saque a Mengano, hable más, hable menos, tápese la boca, haga hablar a la que no habla, hable mal de ella, júntese con los empresarios, no se junte con los sindicalistas, no toque a los bancos, haga lo que nosotros queremos.
Es indignante, ver cómo se copian. Mire, señor presidente necesitamos que se respeten nuestros derechos de autor y por eso le pedimos que haga algo. Los periodistas deportivos no merecemos semejante maltrato y además, ¿sabe qué? somos nenes de pecho al lado de estos hijos de un camión cargado de Diablos. Un saludo cordial.