Desde España
Distancia social en todos los sitios públicos y lugares de trabajo, mascarilla obligatoria para los mayores de seis años y test de diagnóstico molecular para todo quien presente síntomas. No son medidas excepcionales limitadas en el tiempo. Formarán parte de la realidad cotidiana que regirá en España a partir del próximo 21 de junio, cuando el país pondrá punto final al estado de alarma vigente desde el pasado 14 de marzo.
Desde entonces, el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, viene compareciendo cada domingo para explicar los avances en la lucha contra la pandemia y las medidas adoptadas para su combate. Esta vez lo ha vuelto a hacer, pero con una diferencia sustancial con las anteriores. La nueva etapa en la que entra el país a partir del 21 de junio no tiene, como las fases anteriores, un plazo de caducidad. Estará vigente mientras dure la emergencia sanitaria; es decir, hasta que se encuentra un vacuna para prevenir la enfermedad o un tratamiento para curarla.
Los españoles tendrán que acostumbrarse a lo que Sánchez ha denominado, esta vez sin un plazo concreto en el horizonte, 'nueva normalidad'. “No encontramos un nombre mejor. Es lo más parecido a la normalidad, pero no es la normalidad a la que estábamos acostumbrados”, reconoció en su comparecencia.
En esta nueva normalidad desaparecen las medidas excepcionales aplicadas para detener la primera oleada de la pandemia, como las restricciones a la movilidad, pero la situación no supone regresar al punto de partida. “Mientras el virus siga amenazando, la vida no volverá a ser como antes”, advirtió el presidente, que considera que mientras no exista vacuna o tratamiento España seguirá en una situación de emergencia sanitaria.
En el nuevo escenario, habrá obligación para todos los mayores de seis años de utilizar barbijos siempre que no resulte posible garantizar la distancia de seguridad. Esta medida se aplicará en los medios de transporte público y sólo estarán exentas las personas con alguna dificultad o enfermedad respiratoria.
También serán obligatorias las medidas de prevención e higiene en los centros de trabajo y centros sanitarios y docentes, con el fin de evitar la coincidencia masiva de personas o que hagan inviable mantener la distancia de seguridad. La misma medida regirá para comercios, restaurantes, hoteles, centros culturales e instalaciones deportivas. Los estadios o teatros llenos a rebosar pasarán a formar parte del recuerdo o de un anhelo de la etapa post-vacuna.
El gobierno se compromete por su parte a garantizar el abastecimiento de medicamentos esenciales para hacer frente al virus y a otorgar licencias excepcionales para la fabricación de barbijos y otros equipos de protección.
Sánchez anunció también la aprobación de disposiciones sobre detección precoz y control de fuentes de infección y vigilancia epidemiológica. Todas las personas estarán obligadas a facilitar a la autoridad de salud pública todos los datos necesarios para el seguimiento y la vigilancia epidemiológica de la covid-19 para conocer de manera inmediata los casos y los posibles rebrotes de la epidemia. Asimismo, en todo caso sospechoso de COVID-19, se realizará una prueba diagnóstico molecular.
Sánchez aseguró que estas medidas de protección no suponen algo nuevo en la sociedad y recordó las que tuvieron que aplicarse cuando “la irrupción a gran escala del terrorismo impuso reglas nuevas de seguridad en los aeropuertos, en estaciones o en edificios públicos”. Según el dirigente socialista, ahora habrá que convivir durante un tiempo con estas nuevas medidas de precaución. “Esperemos que la ciencia nos dé una alegría pronto, habrá que convivir durante un tiempo con el virus hasta que podamos neutralizarlo definitivamente”.
El presidente del Gobierno recordó que España, con 67 fallecidos en la última semana, ha conseguido superar el peor momento de virus y que ahora son otros países los que atraviesan momentos críticos. “Quedan lejos los momentos trágicos en que se contaban por cientos las víctimas diarias; en un país tan próximo y admirable como es Gran Bretaña esta semana aún ha habido 1.636 muertes por covid-19 y en una superpotencia como EE.UU. han sido 6.344”, recordó.
Advirtió por eso que la amenaza de una segunda ola “no es un invento”, sino un hecho que tiene precedentes en otras pandemias pasadas y un riesgo del que advierte la Organización Mundial de la Salud que debe evitarse a toda costa”. Recordó también que detrás de cada rebrote localizado en las últimas semanas se había detectado una imprudencia previa.