Después de que un imperturbable Valeri Nepomniachi y el lateral Tataw dijeran que "estamos muy contentos" por la victoria, la sala de conferencia de prensa en el Centro di Stampa comenzó a poblarse. Nervioso, con el rostro enrojecido, notablemente molesto con tener que explicar el 0-1, Carlos Salvador Bilardo no tuvo más remedio que someterse al encuentro con las preguntas. Fue un periodista argentino el que le abrió la puerta para la confesión: "Esto es lo peor que me pasó en mi vida de técnico", que, para la vida de Bilardo, es como decir su vida misma.
Respondió apenas 14 preguntas durante un cuarto de hora. Dijo que "el partido se planteó como lo esperábamos. Teníamos que marcar bien para ganar, aprovechar las jugadas de comer o tiros libres, las jugadas con pelota quieta". Prefirió no opinar sobre Camerún porque "está todo a la vista, después del partido, del resultado, no hay nada que decir. Nosotros no subestimamos a Camerún ni a ningún rival".
Dos o tres preguntas se refirieron a los motivos por los que Caniggia juego medio tiempo y Dezotti no estuvo en el banco. Dijo que "nosotros teníamos pensado otra cosa, por eso Caniggia fue al banco. Tenemos a Balbo, Caniggia y Dezotti para esa posición y yo decido según el partido, nada más. Ahora, con el resultado, nada se puede decir". Del futuro opinó de modo realista y terminante: "Tenemos que ganar a Unión Soviética y Rumania para clasificarnos. Este partido era definitivo para ganar la zona y lo perdimos".
La promesa del protocolo señalaba que debían estar presentes técnico y capitán, pero Maradona se retrasó porque antes debió ir al control antidoping. Luego también fue con los periodistas. Vestido con la camiseta celeste y blanca y un bolsito azul en la mano advirtió, de movida, que "esto es culpa de todos, de los once, no de uno solo" y enseguida un periodista uruguayo le repreguntó por la responsabilidad de Bilardo. Diego, enojado, respondió que "eso se lo tendrías que haber dicho a Carlos en la cara hace un rato".
Cansado, apurado porque el micro lo esperaba en la playa de estacionamiento junto al Centro di Stampa, Maradona admitió que "no sé qué nos pasó, pero Camerún tiene sus méritos". Y agregó que "a mi me da lo mismo jugar desde atrás o de punta, Bilardo es el que decide", demostrando una vez más la fidelidad absoluta al entrenador. En 1982, en España, Maradona tuvo varias discusiones tácticas con Menotti porque prefería jugar de atrás con Ramón Díaz de punta, al revés de como pensaba el entrenador. Ahora, o cambió de manera de pensar o es un compromiso más para respaldar, a la hora de la derrota, a quien le dio todas las garantías en la selección.
Entre la exposición de Bilardo y la de Diego, a las corridas, se recogieron algunas frases como para reconstruir alguna historia. En una operación comando, la barra de Boca, liderada por José Barrita "El Abuelo", sustrajo varias banderas italianas de los tifosi locales. En un rincón, camino al vestuario, Julio Grondona dejó entrever cierta crítica al arbitro Vautrot, pero en cuanto se dio cuenta de que el campeón del mundo perdió jugando con dos hombres de más, se llamó a silencio.
Rumbo al micro que los llevaría de regreso al hotel Brun, Ricardo Giusti, desde afuera, pero bien de adentro, se sinceraba: "Ahora los más viejos tenemos que levantar a los más jóvenes, pero estamos todos muertos". Las caras desconsoladas de los jugadores iban, una detrás de otra, en una procesión funeraria. El camino a la concentración de Trigoria es largo. Habrá sido silencioso. Ayer ya pasó. Hoy hay que empezar a pensar en mañana.
* Nota publicada en Página/12 durante el Mundial Italia 90.