Miles de españoles coparon el domingo las calles de Madrid, Barcelona, Valencia y otras ciudades para protestar contra el racismo y en memoria del afroamericano George Floyd, quien murió el pasado 25 de mayo asfixiado por un policía blanco en Minneapolis, Estados Unidos. En la capital de España, la concentración autorizada de 200 participantes frente a la embajada norteamericana se convirtió en una manifestación sin incidentes de unas 3 mil personas. El acto principal del domingo fue convocado en redes sociales por la Comunidad Negra Africana y Afrodescendiente en España. Las movilizaciones en distintos puntos del país estuvieron vigiladas por un amplio y estricto operativo policial.
En Madrid, los manifestantes se arrodillaron y mantuvieron un minuto de silencio en señal de protesta contra los abusos policiales contra los negros, un gesto iniciado por el jugador de fútbol americano Colin Kaepernick en 2016 en un estadio mientras sonaba el himno de Estados Unidos. Luego, marcharon pacíficamente hasta la emblemática Puerta del Sol, en el corazón de la capital, coreando consignas como "Donald Trump es un criminal", "Ninguna persona es ilegal", "La ley de extranjería mata gente cada día" y "Basta ya de violencia policial". Para Leinisa Semedo, una traductora de español de 26 años de Cabo Verde presente en el lugar, "el racismo no conoce fronteras". "He vivido en China, Portugal, y ahora en España y en todos los países donde he vivido, he experimentado discriminación debido al color de mi piel", afirmó.
En Barcelona, otras 3 mil personas con mascarillas se congregaron en la plaza Sant Jaume, sosteniendo fotos de Floyd y pancartas con lemas como "No al racismo", "Black lives matter" y duras consignas contra el presidente de Estados Unidos, Donald Trump. También en Valencia, la tercera ciudad más poblada de España, los manifestantes llenaron la Plaza de la Virgen, en pleno centro de la ciudad, para gritar que "Todas las vidas negras importan".
En tanto, unas 400 personas que se congregaron en Logroño, ciudad del norte de España, permanecieron arrodilladas durante ocho minutos, el tiempo que el ciudadano afroamericano permaneció tirado en el suelo y asfixiado por la rodilla de su verdugo, el oficial Derek Chuvin, antes de morir.