Un grupo de científicos argentinos sobrevoló y fotografió la extensa grieta en la Antártida registrada en los últimos meses y comprobó que el área que podría desprenderse “sería de unos 5900 kilómetros cuadrados, unas 30 veces la ciudad de Buenos Aires”. El reconocimiento aéreo permitió detectar que restan unos 20 kilómetros para que la masa de hielo se fracture totalmente y se desprenda hacia el mar.