“Piensa globalmente y actúa localmente”: ése bien podría ser el lema de Munay Ki Dub, el trío que integran Alejo González, Rebecca Clements y Roby Torcello. Después de un par de giras por Europa (pasando por el Reino Unido, Francia, Suiza, Eslovenia, Holanda y Alemania) y de conocer a la inglesa Rebecca en Perú, Alejo decidió instalarse con ella en Traslasierra, donde hasta la desgracia parecería ser una suerte: “Más allá de la incertidumbre, estamos en un pueblito con 2500 habitantes. No se hace tan penosa la cuarentena acá y disfrutamos de nuestro hijo”, cuenta Alejo. Instinto dub, que le dicen.
Después de haber vivido varios años trabajando como DJ por el mundo, Alejo fue desarrollando un gran amor por la música jamaiquina y su manifestación electrónica: el dub. “Creo que casi todos llegamos al género de carambola, pero como soy DJ desde 2006 hace tiempo que siento esa conexión entre el drum & bass, el dubstep y el dub. A mí me voló la cabeza el disco Walkin' Target de Ashtech, pero también bandas como High Tone, Zenzile, Brain Damage y Dub Spencer & Trance Hill, que además pude ver en vivo y nos inspiró a armar algo para salir a tocar”.
Las voces de Munay Ki Dub (a veces en español, otras en inglés) son de Rebecca, que aporta el toque de originalidad con el violín, instrumento bastante inusual en el género pero que acá queda impecable, y también la distinción de la melódica, que remite al gran Augustus Pablo, genio del dub jamaiquino conocido como ”El Mozart de la Melódica”. Todo eso aparece en su flamante EP, MKD, e hizo que fueran considerados para tocar en el último Cosquín Rock 2020.
“En un punto, tocar dub es casi lo mismo que tocar tango: es un género que ya casi tiene 60 años“, compara Alejo. “Hay como tres corrientes en el dub, porque están los sound systems, las bandas de dub y los artistas de dub electrónico, jungle, drum & bass. Pero es difícil también lograr que el dub te golpee en forma loca en vivo.”
Lo mejor de dos mundos
Alejo lleva un set de música electrónica que sintetiza elementos analógicos y digitales, bastante inspirado por lo que Ignacio Cruz (Pommez Internacional) llama lutherismo digital, viendo qué se gana y qué se pierde con cada aparato en vivo. “Armamos un set-up zarpado, la idea es que suene como una banda. Toco el bajo y armo una cadena de efectos que disparo arriba del escenario en esos microsegundos que no toco. Hay mucho ensayo pero también siempre algún tema para improvisar”, dice este músico que, como tantos otros, arranco tocando ska punk y hardcore.
Sin prisa y sin pausa, desde El genio del dub de Los Fabulosos Cadillacs (1987) hasta Nairobi, pasando por Orge & Caro y el Instinto dub de Los Cafres (1995), hasta bandas actuales como Humanidub, el dub fue integrándose sutilmente a la dieta musical local. Mientras tanto, desde “Lanús Kingston“, Don Camel prepara The Dub Battle, otro futuro hit de la música jamaiquina: la versión dub de The Great Battle, disco nominado a los últimos Grammy, con participación de Scientist, Bunny Lee, King Jammy, Dennis Bowel, Mad Professor y Lee Perry: las figuras vivas más importantes del género. Pero también las muertas: el disco incluye versiones con pistas inéditas de fines de los '60 grabadas por Roots Radics y Sly & Robbie por King Tubby, genio creador del género junto a The Upsetter.
Como si el mismo género los protegiera, estos amantes del dub parecen protegidos de la crisis con su sonido, que oscila entre el steppa (del que Sly & Robbie fueron pioneros), el roots reggae y el dub & bass, y con el violín como frutilla del postre y buenos temas actuales como Warning. La de Munay Ki Dub es una historia de amor: ésa es su fuerza expansiva. Alejo: “El EP ya tiene remixes de los franceses Thriakis Dub y Mr Zebre, y del argentino Micronómade. Y la verdad es que tenemos un festival online por semana. Pero eso no es porque Argentina se federalizó sino porque el mundo se globalizó”.