La notable diferencia entre la tasa de desempleo que calcula la Dirección de Estadísticas de la Ciudad de Buenos Aires para el cuarto trimestre de 2016, 8 por ciento, y la que informa para el mismo período y espacio geográfico el Indec, 5,7 por ciento, empieza a encontrar explicación en el informe analítico que publicó esta semana el organismo porteño. Mientras las cifras del Indec, en línea con el relato de funcionarios del Ejecutivo y del área económica, pretenden reflejar el inicio de un proceso de recuperación desde fines de 2016, el cuadro de situación que describe el análisis del organismo estadístico de la Ciudad muestra un mercado laboral en crisis y la evolución negativa entre el último trimestre de 2015 y un año después. Según este último informe, entre un año y otro, la tasa de desempleo general aumentó en 1,2 puntos (de 6,8 a 8 por ciento), pero entre la población activa con menor nivel de instrucción (hasta nivel secundario incompleto), la desocupación, que era del 10,2 por ciento a fines de 2015, saltó al 12 por ciento en el último trimestre de 2016. Además, el mismo informe da cuenta de que “casi el 30 por ciento de los hogares tiene a su jefe inactivo o desocupado”.
A diferencia de la Encuesta Trimestral de Ocupación e Ingresos, de la que surgen las tasas globales de actividad, empleo y desocupación –que la Ciudad publicó el 3 de marzo–, el informe de “Características de la población económicamente activa”, dado a conocer esta semana, brinda un análisis más específico sobre los indicadores laborales y su impacto sobre distintos segmentos de la población, dividida por sexo, edad, niveles de instrucción y composición de los hogares. Este análisis permite observar, por ejemplo, que la tasa de desocupación varía sensiblemente de acuerdo al nivel de instrucción en la capital federal. Según los datos para el cuarto trimestre de 2016, los niveles de desempleo eran los siguientes:
- Hasta secundario incompleto: 12 por ciento.
- Secundario completo: 8,2 por ciento.
- Superior incompleto: 10,4 por ciento.
- Superior completo: 4 por ciento.
Todas esas tasas resultaron mayores que las verificadas un año antes (cuarto trimestre de 2015), aunque las mayores diferencias se dan entre la fuerza laboral con hasta nivel secundario incompleto (de 10,2 pasó a 12 por ciento de desocupación), y con nivel superior incompleto (de 8,1 subió a 10,4 por ciento).
Otro signo del deterioro laboral en la Ciudad es el cuadro de situación en referencia a los jefes de hogar asalariados. El porcentaje de los “no registrados” (precarizados, en tanto no les realizan aportes a la seguridad social ni jubilatorios) pasó del 14,1 por ciento a fines de 2015, al 16,3 por ciento para el último trimestre de 2016. La tasa de desocupación para los jefes de hogar, por otra parte, saltó del 3,7 por ciento a fines de 2015 a 5,2 por ciento un año después, con caída además en la tasa de actividad entre ambos períodos (cantidad de jefes de hogar que ofrecen su fuerza laboral en el mercado). Es decir, que la pérdida de puestos de trabajo es mayor que lo reflejado por el aumento de la tasa de desocupación.
Este mismo fenómeno, el de la caída de la tasa de actividad al mismo tiempo que aumenta la desocupación, es lo que se refleja en el notable ascenso de los hogares con jefes “inactivos o desocupados” que el propio informe destaca en su presentación. La proporción de hogares con jefes “no ocupados” pasó del 27,6 por ciento en 2015 a 29,9 por ciento en 2016. Esto es, que en 386 mil hogares, de un total de 1 millón 292 mil, el jefe de hogar no estaba recibiendo ingresos.