El senador Oscar Parrilli pidió que se reabra la investigación por las escuchas ilegales de las que fue víctima junto a Cristina Kirchner. Ante el juez Rodolfo Canicoba Corral reclamó que el magistrado le pida a su colega Marcelo Martínez de Giorgi la información sobre las pinchaduras a los mails de Luis Majul, el periodista que difundió en 2017 los audios en su programa de radio y televisión. "Soy yo, Cristina, pelotudo", había sido la frase que más resonó entre los audios difundidos y que luego fue transformada en rington y remera por los propios seguidores de CFK.
A través de un escrito, el extitular de la Agencia Federal de Inteligencia consideró que la causa por el espionaje sobre 88 usuarios de correos electrónicos --hecho denunciado por la actual intervención de la AFI-- podría aportar nueva prueba para retomar la pesquisa sobre el origen de las escuchas ilegales. En el texto, pide “que se remitan a su tiempo el contenido de todos los mails que se le hayan intervenido a Luis Majul, a fin de evaluar si de ellos surge dato alguno que pueda acreditar cómo fue el circuito de sustracción y distribución de las escuchas que tuvieron al suscripto (Parrilli) como una de víctimas”.
La difusión de esas conversaciones fue recordada por la vicepresidenta en un video publicado en sus redes sociales, mientras se encontraba camino al juzgado de Lomas de Zamora para notificarse de los seguimientos de los que fue víctima.
Con el patrocinio de su abogado defensor Aníbal Ibarra, Parrilli afirmó que “se evidencian extremos recurrentemente informados en soledad” por parte del actual Senador en el año 2017 (año electooral) y que ahora “las nuevas autoridades han podido recabar directamente en el marco de la intervención decretada al organismo de inteligencia”.
Las conversaciones ocurrieron entre junio y julio de 2016 en el marco de la causa por el presunto encubrimiento del narco Ibar Pérez Corradi. Parrilli luego fue sobreseído en ese expediente y presentó una denuncia para que se investigue el origen de esas escuchas, pesquisa que fue cerrada hasta tanto apareciera nueva prueba. El contenido de los audios no sólo no evidenciaba ningún delito, sino que, por sobre todas las cosas, su difusión implicó una flagrante violación al derecho a la intimidad. El objetivo fue dañar la imagen de la exmandataria y buscar un impacto hacia el interior del peronismo en plena campaña electoral para las elecciones legislativas de ese año.
En su presentación, el exsecretario General de la Presidencia se refirió en duros términos al rol de Majul al afirmar que “ahora él mismo resulta espiado por quienes, o por interpósita persona, le suministraron el material merced al cual obscenamente difundió durante los últimos tres años, hasta el hartazgo periodístico”, pero, sin embargo, “reclama, enfáticamente y sin pudor alguno, que se garantice su derecho a la privacidad, algo que durante estos últimos años violó sistemáticamente para otros”.
Para Parrilli, el contenido de los mails del periodista “pueden ser de vital importancia (…) pues fue Majul quien se proveyó de los insumos ilegales sustraídos de quién sabe dónde”. Al mismo tiempo señaló a la Corte Suprema de Justicia, que, según dijo “también deberá dar en lo inmediato explicaciones institucionales”. Es porque durante el Gobierno de Mauricio Macri las escuchas fueron sacadas de la órbita de la Procuración y pasaron a una Oficina bajo la responsabilidad del máximo tribunal.
Respecto del rol de Majul, para Parrilli, además, “resulta muy llamativo el miedo que exhibe en sus intervenciones públicas por proteger” los contenidos de sus correos electrónicos.
Mientras tanto, el juez Martínez de Giorgi ya hizo lugar a una serie de medidas de prueba solicitadas por el fiscal Jorge Di Lello, entre ellas, el peritaje sobre el disco rígido donde aparecieron los mails pinchados. El objetivo central: conocer los contenidos de esos correos y quién ordenó intrusarlos.