Con el recuerdo presente del 3-0 en contra en la final de la Supercopa Argentina de principio de año, River volvió a enfrentarse contra uno de los equipos que más le cuesta en los últimos años: Lanús. El visitante contó con el aliciente de que pudo concurrir su gente, luego de cuatro años en esa condición. El gol del equipo local llegó a los 34 minutos del primer tiempo, luego de un rebote que dio el arquero Augusto Batalla, al querer anticipar a Alejandro Silva, tras un pase de Lautaro Acosta. El ex River estaba parado a la expectativa y cuando recibió la pelota no dudó: 1-0.

River no estaba jugando mal y no merecía perder hasta ese gol del correntino. 

E inmediatamente después del tanto de Sand, los de Marcelo Gallardo tuvieron una chance inmejorable: Gonzalo Martínez, el más picante del equipo en la primera etapa, sacó un remate que se estrelló en el ángulo del arco. El comienzo del segundo tiempo fue todo del visitante. A los tres minutos, la defensa de Lanús despejó mal un córner, Gonzalo Martínez devolvió la pelota al área y Ariel Rojas, que estaba en posición adelantada, marcó el empate.

A esa altura, ya habían pasado cuatro años, nueve meses y 19 días de la última vez que los hinchas de River ocuparon una tribuna visitante, sin la necesidad de disfrazarse como “neutrales” en un partido del torneo local. Sucedió el 2 de junio de 2013 en La Paternal, cuando Argentinos, dirigido en ese entonces por Ricardo Caruso Lombardi venció al conjunto de Ramón Díaz 2-0, y lo dejó complicado de cara a la definición del campeonato que quedaría en manos de Newell’s, y postergaría al conjunto de Núñez al segundo lugar.

El empuje de la gente pudo servirle de algo a River, que de todas maneras continúa en la búsqueda de su mejor versión futbolística, algo que no viene ofreciendo seguido, sobre todo en el certamen local. Es curioso, el equipo parece más cómodo cuando se presenta en el plano internacional, y se le complica con rivales supuestamente más accesibles. Después del gol de Rojas, a River se le hizo difícil llegar con claridad al área local, teniendo en cuenta que Lanús le cerró los caminos en el mediocampo.

Con ese panorama, Gonzalo Martínez estaba bien marcado por los volantes de Lanús y no podía maniobrar con facilidad. Entonces, el recurso que utilizó fue las acciones con pelota detenida. En la primera estaba bien ubicado el arquero Andrada, pero en la siguiente, la pelota dio en la barrera y el desvío provocó el segundo gol de River, que daba vuelta el resultado faltando poco para el final. La frutilla la aportó el ingresado Auzqui, que empujó la pelota en el área chica para convertir el tercer gol, luego de una habilitación de Lucas Alario.