Enviado de ANSA, especial para Página/12.
Cuando Diego Maradona cobró apenas 35 mil dólares por haber ganado el Mundial de México, tal vez haya pensado que alguien le tomó el pelo y por eso reclama ahora que Joao Havelange le explique hacia dónde irán los millones de dólares que la FIFA obtendrá por el campeonato que se disputa en Italia.
Poco tiempo después del Mundial mexicano, la FIFA aseguró los ingresos principales no sólo de Italia '90, sino también de los mundiales de 1994 en Estados Unidos y de 1998: el Consorcio Internacional de Televisión pagó a la FIFA 150 millones de dólares por los derechos de esos tres torneos, en tanto la Firma ISL-Adidas abonó otros 600 millones de dólares por los derechos de publicidad estática de todos los estadios, la explotación de la película oficial, videocasetes, símbolos y mascotas. Dividiendo por tres ambas cifras, entonces Italia '90, sólo por TV y publicidad, dejará a la FIFA 250 millones de dólares.
Claro que las cuentas no son tan sencillas. El 26 de octubre de 1986. Italia rompió con la regla de oro de la FIFA sobre su exclusividad en la explotación de los mundiales y llegó a un acuerdo a través del Comité Olímpico Local (COL) para no quedar afuera del negocio.
Así, quedaron por un lado los sponsors oficiales del torneo contratados por ISL: Anheuscr-Bush, Alfa Romeo, Canon, Coca-Cola, Fuji, Gillette, JVC, Mars, Philips y Vini d'Italia. Según el diario La Repubblica, cada una de estas diez firmas pagó 12 millones de dólares por el programa "Intersoccer '90" (que incluye los tres mundiales de la década), aunque lo que no queda del todo claro es en qué forma la FIFA y la ISL han repartido ese botín.
En segundo lugar están los ocho sponsors oficiales del COL, todas empresas líderes italianas, cada una de las cuales pagó 6 millones de dólares: Alitalia, Banca Nazionale del Lavoro, Ina Assitalia, Ferroviedello Stato, Fiat, Olivetti, Stat y la RAI.
Luego se ubica un tercer grupo de empresas gestionado por ISL, Productos y Servicios Oficiales, que no podrán poner carteles de publicidad dentro de los estadios y cada una de las cuales pagó 2,2 millones de dólares.
Y como si todo esto no alcanzara, fuera de las estructuras oficiales, se creó lo que sería ya un sexto nivel de sponsors denominado Amigos del Mundial. Conscientes de que la torta podía ser repartida más generosamente, más de cuarenta empresas italianas han ofrecido en forma gratuita sus servicios con tal de figurar en ese gran queso denominado Italia '90. Por ejemplo, Gianni Agnelli, el capo de la Fiat y la Juventus, que hace poco pagó 20 millones de dólares por Roberto Baggio, un gran habilidoso que ni siquiera es titular en el seleccionado italiano, desea veinte aterrizajes en helicóptero para los principales partidos del Mundial. La Avión Service, del grupo Amigos del Mundial, ofreció gratis su flota de 60 vehículos para personajes Vip. Telemontecarlo, con 8 millones de dólares en spots publicitarios, se aseguró ya la exclusividad de las entrevistas en la zona de aterrizaje.
La FIFA observa que, a la hora de los números, pocos tienen en cuenta el gasto de 120 mil dólares por día que provoca la estadía de las 24 delegaciones mundialistas. Para achicar tamaño gasto, la FIFA logró que el Mundial durara un mes exacto e impuso la definición por penales para evitar inútiles y costosas prolongaciones.
Al margen de la gloria y sus consiguientes contratos publicitarios, Maradona, como cada uno de los 22 integrantes del plantel campeón, había cobrado apenas 35 mil dólares por la victoria de México. Cuatro años después, fue necesario programar el amistoso de hace unos días en Valencia para que las ganancias fueran más dignas. Proletarios de lujo, pero asalariados al fin y al cabo, las estrellas de fútbol también se sienten explotadas. Y tal vez tengan algo de razón.
* Nota publicada por Página/12 durante el Mundial de Italia 90.