Spelling the Dream       5 puntos

EE.UU., 2020.

Dirección: Sam Rega.

Guion: Sam Rega y Chris Weller.

Duración: 82 minutos.

Estreno: en Netflix.

Spelling the Dream tenía todo para ser un gran documental, empezando por la elección de un tema buenísimo, con múltiples derivaciones y a priori desconocido en estos pagos. Los concursos de deletreo tienen una larguísima tradición en las escuelas primarias norteamericanas, lo que incluye un panteón de “deletreadores” legendarios y un creciente volumen de fanáticos y seguidores sub-15, en especial hijos de inmigrantes que encuentran en esos eventos la posibilidad de alcanzar una legitimación social en un contexto de segregación constante. Que ESPN transmita las finales de los torneos más importantes del año no hace más que aumentar la trascendencia mediática de los ganadores, abriéndoles la puerta de negocios periféricos como la participación versión Junior del reality Bailando con las estrellas. ESPN, vale recordarlo, es un canal deportivo: Spelling the Dream, entonces, como la confirmación de que para los estadounidenses todo hecho, incluso uno puramente intelectual como el aprendizaje, es falible de convertirse en una competencia.

Por esa línea se había movido Spellbound. Nominado como Mejor Documental en la ceremonia del Oscar de 2003, tenía un punto de vista ubicado a la distancia justa para observar el fenómeno como algo colorido y fascinante a la vez que salvaje y draconiano. El gran problema de Spelling the Dream es desde dónde elige mirar. Entre todas las minorías representadas en el concurso, la de los indioamericanos ha dominado con holgura durante las últimas dos décadas, con 16 de los 20 ganadores pertenecientes a familias con raíces en aquel país asiático. Indagar en los motivos de tamaño éxito es una de las premisas que plantea este documental de cabezas parlantes durante los primeros minutos de metraje. ¿Acaso los indios tienen predisposición “genética” a la buena memoria, tal como se dice por ahí, o el éxito es consecuencia de las cuestiones socioculturales que atraviesan el fenómeno? 

El director Sam Rega parece genuinamente interesado en ensayar una respuesta, hasta que se cruza con Akash Vukoti, un nenito de siete años con una simpatía y locuacidad capaces de meterse a cualquiera en bolsillo, Rega incluido. De allí en más Spelling the Dream se contenta con imprimir nuevamente la leyenda de la tierra de Trump con un lugar donde triunfa quien lo merece y se esfuerza. Una leyenda vigente aunque sin espacio en el mundo real, tal como demuestran las violentas protestas desde el asesinato de George Floyd. Los chicos pasan no menos de dos horas diarias comiéndose el diccionario, relegando tiempos recreativos y amistades y sometiendo a los hermanos menores a involuntario entrenamiento que luego deviene en rispideces con el mayor. 

Los padres, en su mayoría llegados desde principios de los ’70, apoyan, cuando no presionan. Uno de ellos, incluso, tiene una base de datos digna de la AFI de Macri con la pronunciación, definición y origen etimológico de cientos de miles de palabras. Todo esto debe ser de lo más normal para Rega, quien deja que le pasen por delante varias situaciones a priori más sustanciosas que las finalmente aborda.