Una gran cantidad de trabajadores despedidos del Ingenio San Isidro, en Campo Santo (departamento General Güemes), se manifestó la tarde de este miércoles en reclamo del pago del 50% de sus indemnizaciones. En esa espera fallecieron “al menos cuatro compañeros”, dijo a Salta/12, Oscar Cardozo, uno de los despedidos que participó en la marcha. 

Los trabajadores se identificaron como autoconvocados “sin banderías gremiales ni políticas”, y con el único reclamo del pago del 100% de sus indemnizaciones.

En enero de 2018 el Grupo Gloria (de origen peruano, aunque catalogado como multinacional) decidió cerrar sus puertas. Se marchó tras la presentación de un Proceso Preventivo de Crisis (PPC), que desde el Estado Nacional no se admitió. Sin embargo, y de manera unilateral, la firma decidió pagar solo el 50% de las indemnizaciones y abandonar la explotación del histórico Ingenio San Isidro.

Fueron 730 los trabajadores despedidos. Cardozo afirmó que sólo se reincorporó a “200 como mucho”. Ese número está lejos de los 500 que adujo el titular de la Unión de Trabajadores del Azúcar San Isidro (UTASI), Carlos Núñez, o Diego Ruiz, uno de los actuales administradores del Ingenio, a cargo hoy de ZADAR SA, quien calculaba unos 350 trabajadores reincorporados. Por el contrario, Cardozo sostuvo que “son por lo menos 450” los trabajadores que quedaron en condición despedidos.

Desde ZADAR SA entendieron que quien debe pagar la mitad de las indemnizaciones adeudadas es el Grupo Gloria. Cardozo, por su parte, contó que “ellos (por ZADAR), primero dijeron que iban a pagar pero después dijeron que era Gloria quien debía pagar. La tercera vez dijeron que ellos podrían llegar a pagar por una deuda que aún mantienen con Gloria por la compra del emprendimiento azucarero. “Ellos dicen que no compraron el Ingenio con la deuda”.

Los dos años que pasaron desde el despido “fueron durísimos”, dijo el trabajador. Indicó que muchos de los que fueron despedidos tenían créditos hipotecarios y "nos comió el banco la plata de la indemnización”. Desde ese tiempo “hacemos solo changas”, pero con la cuarentena “apenas se sobrevive. No se puede salir a trabajar y no hay trabajo tampoco. Muchos no tienen para darle de comer a sus hijos y los mandan a los merenderos comunitarios”, relató.

Cardozo afirmó que lo único que piden es que “se pague lo que se nos debe”, sin querer perjudicar a la empresa, pues entienden que adentro están sus ex compañeros trabajando y también se reactivaron otros sectores en una zona castigada tras este despido masivo porque el pueblo prácticamente se movía con el Ingenio. Solo como dato de color, aquí en Campo Santo está la escuela primaria en la que estudió el depuesto presidente de Bolivia, Evo Morales.

Este miércoles se esperaba una reunión con el ministro de la Producción de la provincia, Martín de los Ríos, junto a los empresarios y los autoconvocados. La convocatoria fue pospuesta para el próximo martes en Salta Capital, según lo comunicado a los trabajadores.

Vicentín y San Isidro, una historia similar

“Lo tienen que pagar ZADAR y Gloria”, dijo el asesor legal del Sindicato de Obreros y Empleados del Azúcar San Isidro (SOEASI), Enrique Wandschneider, al referirse a la deuda de las indemnizaciones. Acusó al Grupo Gloria de “actuar de prepo” al pagar la mitad de las indemnizaciones e irse sin esperar a que se aprobara el PPC. En cuanto a ZADAR SA, la empresa que compró el ingenio en septiembre de 2018, el abogado afirmó que también es responsable del pago de las indemnizaciones en tanto ellos se comprometieron al pago “cuando adquirieron las acciones”. Sin embargo, no hay demasiadas certezas sobre la operación de compra-venta del Ingenio dado que “la transacción fue secreta”.

Al ser consultado sobre la intervención a la cerealera Vicentín, y comparando esa situación con la del Ingenio San Isidro, Wandschneider sostuvo que “está claro que hay un nuevo lineamiento político en la Argentina en donde los empresarios no tienen carta blanca para hacer lo que quieran”. “El ejemplo de Vicentin es buen punto de partida para que empresarios empiecen a trabajar en sus empresas sin pensar primero en como desvían sus fondos de ganancias para mostrar después insolvencias. Esa historia pasó en San Isidro, en donde se desviaron fondos por ventas al exterior y fácilmente se mostraba a un Ingenio San Isidro insolvente”, dijo.

El asesor legal advirtió que “hoy puede pasar exactamente lo mismo”, porque muchos clientes del Ingenio “en el exterior siguen siendo los mismos”. Especuló que los depósitos pueden realizarse en cuentas del exterior “y ellos (la firma a cargo del Ingenio) mostrarse insolventes”. “Eso debe ser materia de una investigación principalmente de AFIP en donde se deben auditar las cuentas nacionales del Grupo Ruiz y a su vez investigar en qué cuentas del exterior se hacen pagos por las ventas de azúcar orgánico. Aun no se ha pedido (esta investigación), pero se va a pedir”, dijo.

Por último, evaluó que desde el Estado Nacional “se debe plantear bien cómo continúa esta historia porque no podemos dejar a tantos años los juicios sin que se haya solucionado el tema laboral de los trabajadores que fueron despedidos desde una irresponsabilidad empresaria”.