Los aplausos de las 21 para homenajear el servicio de les trabajadores de la salud ya quedaron entre las anécdotas del inicio de la pandemia de la covid-19, pero residentes y concurrentes de la Ciudad de Buenos Aires denuncian que continúan poniéndole el cuerpo al virus con "los mismos problemas laborales y estructurales que al inicio de la pandemia, agravados por el aumento de casos" sin ser escuchados por las autoridades porteñas.
En el marco de un jornada nacional de lucha, junto a sindicatos del sector, la Asamblea de Trabajadores Residentes y Concurrentes de CABA publicó un relevamiento realizado en los 35 centros de atención de salud porteños, que revela que aún en el 83% de los efectores, donde se atienden pacientes con covid-19, no cuentan con los insumos de bioseguridad, en el 51% de los hospitales y centros de salud no se aplican protocolos para el aislamiento del personal, en el 50 % no hay espacios físicos donde aislar a los pacientes sospechosos y solo en 7 instituciones confirman haber recibido capacitación.
En esas condiciones, ya son 102 les profesionales de la salud que dieron positivo por covid-19 en la Ciudad de Buenos Aires, según el relevamiento de la asamblea, entre ellos, 10 residentes y 6 concurrentes, además de varios aislados por contacto estrecho en los hospitales Ramos Mejía, Fernández, Rivadavia y Santojanni.
"A medida que pasan los días, no podemos creer que todavía no tengamos los recursos necesarios. El personal empieza a contagiarse y esa es la expresión de todo los problemas que muestra el informe. La pandemia dejó al descubierto el vaciamiento del sistema de salud", sostuvo Mayra Coatz, vocera de la asamblea en diálogo con PáginaI12. Según el relevamiento, 9 servicios en distintos hospitales ya fueron cerrados en medio de la pandemia y cuatro hospitales están al límite de ocupación de camas de terapia intensiva.
Precarizados y sobreexplotados
A la falta de insumos para protegerse del virus y los problemas edilicios preexistentes magnificados por la pandemia, se suma otra condición de larga data: la precarización laboral, denunciada por la asamblea en las históricas jornadas de lucha de diciembre
pasado, cuando lograron frenar una ley propuesta por la gestión de Horacio Rodríguez Larreta
que regulaba la situación de precariedad laboral.
Les residentes cargan con jornadas promedio de 70 horas semanales por salarios que están por debajo de la canasta familiar, sin que se les pague el suplemento por guardia en 15 de los 25 centros donde se brinda el servicio. Mientras que les concurrentes --sin salario ni ART-- hacen un trabajo voluntario esencial en algunas áreas: en 15 de los centros de salud porteños, les concurrentes prestan servicios sostenidos solo por ellos, ya que no cuentan siquiera con residentes que desempeñen las tareas.
Solo en 3 hospitales --Penna, Muñiz y Durand-- se decidió contratar, en calidad de suplentes, a concurrentes para cubrir horas de guardia. Mientras que en 5 hospitales, el trabajo voluntario y sin seguro de les concurrentes es utilizado para atender en las Unidades Febriles de Urgencia (UFUS) , donde llegan casos sospechados de covid-19.
"La Dirección de Capacitación ha sacado una normativa en la cual incorpora las Unidades Febriles como espacios formativos, de modo de justificar las tareas que no corresponden ser realizadas por residentes y concurrentes pero que en la realidad ocurren", denuncia el informe y agrega que también se los obliga a ser parte de los servicios de triage, con el que se derivan los casos de urgencia.
En ese sentido, como se le reclamó al gobierno porteño desde el inicio de la pandemia , la asamblea recuerda en el informe que aproximadamente 1400 residentes, concurrentes y jefes concluyeron su formación académica a fines de mayo y están en condiciones de ser incorporados al sistema de salud. "Esta oportunidad ha sido rechazada por las autoridades correspondientes, negando la posibilidad fortalecer el sistema de salud y prevenir la sobreexplotación", apuntan.
Situación de riesgo
Les residentes y concurrentes advierten en el informe que en el 37% de los centros de atención no se garantiza la aplicación de protocolos para el abordaje del virus y en el 49% no hay garantía para la atención del resto de los pacientes, lo que "genera manejos anárquicos, con sobreexplotación de personal e irregularidades en la atención". Eso se agrava con más de la mitad de los efectores donde no hay protocolos de aislamiento de casos sospechosos.
Algo similar ocurre con la capacitación para hacer frente a la pandemia. En 15 efectores del sistema público denuncian no haber recibido instrucción, mientras que otros 12 fueron les residentes los que autogestionaron los espacios de capacitación, algo similar a lo ocurrido en el deficiente sistema de paradores para personas en situación de calle .
A la falta de protocolos y capacitación, los encuestados advirtieron la falta de insumos de bioseguridad, camisolines y barbijos fueron los más denunciados. En el caso de los barbijos, el informe resalta que no poseen filtros, ni certificados de garantía de calidad. La falta de insumos se denunció en el 83% de las instituciones públicas que tratan a pacientes con covid-19.
También el informe advierte que en 23 de los 35 efectores del sistema hay faltante en cantidad y calidad de Equipos de Protección Personal. "La gran mayoría de los servicios, en estos meses de pandemia, se han abastecido en base a donaciones", denuncia la asamblea sobre la responsabilidad del Estado.
"La falta de la centralización del sistema de salud es un problema frente a la falta de recursos. No hay una política pública en salud. Se está sosteniendo el servicio por nuestro trabajo, pero por mucho que uno le quiera poner el cuerpo si no tenemos recurso, no tenés equipos de protección, y te expones al contagio, en algún momento la situación se desborda", anticipa la vocera de la asamblea.