“Hay chicas que están en situación de riesgo y les están negando el ingreso”, señaló a Página/12 Florencia Álvarez, trabajadora del Hogar Eva Duarte, que aloja a adolescentes, embarazadas o con hijes, que atraviesan situaciones de violencia de género. El martes, asesores de la Secretaría de la Mujer, que depende del Ministerio de Desarrollo de la Ciudad de Buenos Aires, le avisaron a las coordinadoras del Hogar que el dispositivo “se muda” para evitar contagios por la pandemia del coronavirus. Fuentes del Ministerio aseguraron que “es un traslado provisorio por prevención”, sin embargo, la trabajadora del Hogar afirmó que “no hay ninguna justificación para vaciar el lugar. Esta es una decisión arbitraria, un desalojo y vaciamiento del espacio”.
El Hogar Eva Duarte es uno de los cuatro refugios que existen en la Ciudad de Buenos Aires para mujeres que atraviesan distintas situaciones de violencia, pero es el único que trabaja específicamente la situación de chicas menores de 18 años. “Cuando hablamos de dispositivo es para que se entienda, pero esto es una casa”, señaló Álvarez. “Vemos nacer a los pibes, les cantamos, los hacemos dormir, los acompañamos en el crecimiento mientras las chicas van a la secundaria”, relató la trabajadora y explicó que “el espacio está preparado especialmente para el cuidado de mujeres con niñes, con redes de seguridad en las ventanas, calefacción y bañaderas especiales”.
El lugar en el que, según les informaron, serán reubicadas las chicas que viven actualmente en el Hogar, es el Hogar Juana Manso, ubicado en Villa Luro. “Cambiar de barrio es cambiar toda una red de trabajo que venimos tejiendo: el Hospital, el jardín de infantes, las escuelas de las chicas. En cada institución hay que formar un vínculo de confianza que no es fácil”, explicó Álvarez.
“El Hogar es nuestra casa. Nos apoyan, nos miman, todas las tardes nos sentamos a charlar, a reírnos y compartir lo que nos pasa”, relató Giuliana, que vivió en el Eva Duarte hace dos años, y señaló que “yo entré embarazada y mi hija se crio ahí”. El Hogar tiene capacidad para entre 10 y 12 chicas, que llegan embarazadas o bien con sus hijes, y se reparten entre las cuatro habitaciones. “Ahí festejamos cumpleaños, nos dan el apoyo y el cariño que necesitamos”, señaló Giuliana y agregó: “las chicas que pasamos por el Hogar estamos todas muy angustiadas porque era y va a seguir siendo nuestra casa”.
Si bien, según pudo saber este diario, fuentes del Ministerio de Desarrollo afirman que “no es un cierre”, Álvarez señaló que, desde el inicio de la cuarentena, las autoridades del Hogar no permiten nuevos ingresos, ni tampoco que vuelvan las chicas que ya vivían antes allí. “Las pibas que quedaron en los barrios, muchas conviviendo con los agresores, no sólo están en riesgo por violencia sino también por la circulación que tiene el virus ahí”, explicó Álvarez. Una de las chicas, que vivía en el Eva Duarte, tuvo a su hijo hace cinco días y, cuando le dieron el alta en el hospital, la llevaron al hogar de mujeres adultas. “Es una estrategia que están haciendo para vaciar el hogar”, indicó la trabajadora, y señaló que “es gravísimo porque se rompe todo un trabajo interdisciplinario y un abordaje particular de las situaciones de las chicas”.
El Hogar Eva Duarte queda en Warnes 2650, en el barrio porteño de La Paternal, en el primer piso de un predio, donde funciona –solo en planta baja- un hogar para adultos mayores. El argumento que recibieron las trabajadoras del Hogar es que la razón de la mudanza es “en pos del cuidado de las dos poblaciones que habitan el predio”, sin embargo, Álvarez afirmó que “en ningún momento las chicas ni sus hijes se cruzan con las personas mayores que viven abajo”. Según la trabajadora, en la entrada del edificio “hay un puesto sanitario donde nos toman la fiebre, nos desinfectamos y nos ponemos guardapolvos y barbijos”, y aseguró que “no hay razones para pensar que estamos poniendo en riesgo de contagio a quienes viven allí”.
“Estamos en alerta porque ya conocemos la lógica del Gobierno porteño”, señaló Álvarez, y es que el Hogar ya había sido mudado una vez, cuando funcionaba en una casa de la calle La Pampa 750, en Belgrano. “Esa vez enviaron a las chicas a compartir con el Hogar Curapaligüe, que ya estaba en malas condiciones y con capacidad completa”, relató Álvarez y contó que, tras los reclamos de las trabajadoras, consiguieron la mudanza al lugar actual, y las refacciones necesarias para acondicionarlo a las necesidades de las mujeres con hijes. “No les importa la perspectiva que tenemos en el Hogar. Nos están proponiendo ir a un predio donde las chicas van a vivir en hacinamiento”, explicó la trabajadora y agregó “están vulnerando el derecho de las pibas”.
informe: Lorena Bermejo