La comisaría tercera de Fontana es un edificio moderno, gran parte de su estructura es de vidrio y no hay rastro alguno de las piedras con que los policías que allí trabajan dicen haber sido atacados. También tiene varias cámaras y en ellas quedó reflejada la parte del delito que ahora los investigadores buscan esclarecer, las torturas y abuso sexual que los cuatro jóvenes dicen haber padecido. Un anticipo de las imágenes que serán incorporadas como prueba muestra a personal femenino pegando bofetadas a una de las víctimas mientras estaba esposada, al policía que se lesionó el tobillo pegando patadas en la cabeza a uno de los jóvenes esposado en el piso, y a otros dos que agarran de los pelos a los chicos, los patean y empiezan a pegarle con la culata de un arma. El oficial Cristian Foschiatti, el sargento Cristian Benítez, el cabo Cristian Flores y el agente Orlando Cabrera están detenidos en el departamento de Bomberos y en la comisaría de Colonia Benitez, imputados de vejaciones agravadas y allanamiento ilegal, pero con el avance del caso esta calificación provisoria podría incluir delitos más graves. Página12 accedió al caso a través de una fuente de la investigación.
Pasaron dos semanas hasta que los policías que atacaron a Rebeca Garay, Alejandro Fernández, Cristian Saravia y una menor de edad cuyas iniciales son D.F. fueron presos. Les habían quitado la insignia y el arma pero estaban en sus casas, y sus compañeros de la comisaría rondaron el barrio qom en Fontana amedrentando a los potenciales testigos del brutal ataque de la madrugada domingo 31 de mayo. La denuncia del Comité de Prevención de la Tortura de Chaco, con el aporte de las pruebas de la Mesa Multisectorial Feminista (MMF) y la APDH, no avanzaba, a pesar de que la querellante secretaría de Derechos Humanos provincial había pedido la detención de los uniformados. A la labor de la fiscal subrogante Lilian Irala el viernes se sumó el fiscal colaborador Sergio Cáceres Olivera, quien consideró que ya había elementos suficientes para hacer una imputación porque las cuatro personas que aparecían en la filmación, hecha por las propias víctimas y difundida por Cítrica y Página12, ya estaban identificadas y por la gravedad de los hechos había que disponer la detención de ellos.
El equipo de investigación entiende que las fuerzas policiales acusadas están tergiversando los hechos al decir que les tiraron ladrillos y cascotes, pero no hay un sólo indicio de tal ataque ni daño alguno en las paredes de la comisaría. De hecho, considera que se trataría de un invento para justificar su accionar. Al parecer, los policías, algunos de ellos alcoholizados al momento del ataque, tenían un encono previo contra la comunidad por algún motivo que aún se desconoce.
No sería ésta la única mentira con la que están lidiando los expertos. Si bien aún hay mucha prueba pendiente de ser producida, las imágenes de las cámaras de la dependencia policial son muy elocuentes: hay secuencias donde se puede ver personal femenino le pega bofetadas a una de las víctimas, que está esposada. El abuso sexual no habría sido violación pero sí manoseos, lo cual surgió en el relato de las chicas a la APDH y a la MMF. La fiscalía definirá en las próximas horas tomar declaración testimonial a las chicas, que son consideradas miembros de un grupo vulnerables y tienen lógico temor y desconfianza. La audiencia se hará con la participación de intérpretes, y de personal especializado en la contención emocional. Los investigadores creen que es posible que el hecho haya sucedido en alguna parte de la dependencia donde no hay cámaras. Luego del análisis de lo ocurrido en la comisaría, y de la ampliación de las declaraciones de algunas de las víctimas, podrían identificar a más policías y pedir su detención.
De la celda a la clínica y regreso
El policía Cristian Ariel Flores dijo que un piedrazo le provocó la rotura de su tobillo izquierdo. Sin embargo, en la filmación que circuló se puede ver que se lesiona al ir pateando la puerta, y cuando termina la secuencia camina rengueando. Según las declaraciones testimoniales que ya forman parte del expediente, Flores se termina de lesionar pegando patadas. Lo sientan en una silla frente a otro joven qom detenido ilegalmente en el piso esposado e inmovil, hasta pareciera que estaba inconsciente, y ese mismo policía empieza a darle patadas en la cabeza. Luego, dos de los damnificados, los toman del cabello, les dan patadas y se ven que otro policía aún no identificado empieza a darle culatazos con un arma. El abogado del cabo Flores logró la autorización para que operen del tobillo hoy a su defendido.
Como reflejo del apoyo al accionar policial por una parte de la sociedad chaqueña, algunos medios provinciales están atacando a los integrantes de la fiscalía. En ese sentido, las detenciones fueron un mensaje también para evitar cualquier tipo de amedrentamiento a la comunidad qom. Parte de la intimidación a testigos fueron las versiones que pretendieron ensuciar a las víctimas. El referente qom Daniel Rolón se encargó de desmentirlas con este video.