El presidente Alberto Fernández abrió una instancia de diálogo con las autoridades de la intervenida Vicentin para ver si encuentran una "propuesta superadora", diferente a la ya dispuesta. En el encuentro mantenido en Olivos, el Presidente les explicó que no es amigo de las expropiaciones pero que en este caso resulta la única vía legal para rescatar la empresa, dado que el Estado es el principal acreedor y la firma está concursada. Antes de ingresar a la quinta, el CEO de la cerealera, Sergio Nardelli, había planteado su idea de que la solución tenía que ser "privada". Este viernes, Nardelli se reunirá con el interventor Gabriel Delgado con el compromiso de mostrarle todos los libros con los números de la empresa y comenzar a elaborar esa solución alternativa que deben presentar antes de que se venza el mandato de 60 días de la intervención. En el Gobierno eran escépticos respecto a la posibilidad de que surgiera una salida potable distinta.
"Nos parece clave que se haya abierto una instancia de diálogo productivo", sostuvo a la salida de Olivos el gobernador de Santa Fe, Omar Perotti, quien actuó como vocero de la reunión. Agregó que el Presidente había sido muy claro en cuanto a que "el objetivo es el rescate de la empresa" y que, por lo tanto, estaba dispuesto a escuchar si le acercaban alguna "propuesta superadora", expresión que repetían anoche todos los funcionarios que participaron del encuentro. La duda era cuál podía ser esa instancia, porque no hubo nada concreto sobre la mesa. En Gobierno insistían que no veían nada mejor que la expropiación y que, seguramente, esa terminaría siendo la resolución final.
En algún momento, Nardelli deslizó la posibilidad de que Vicentin sea absorbida por la división agro de YPF, que se encargará ahora de su gestión a través de un fideicomiso. Pero le respondieron que por una cuestión estatutaria esa unión no era factible. "El tiempo corre. En la medida que pasen los días es peor porque la empresa sigue perdiendo prestigio y nadie va a querer seguir trabajando con ella", evaluó el Presidente. Del encuentro de ayer en Olivos participaron el ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, y el de Agricultura, Luis Basterra, junto a la secretaria de Legal y Técnica, Vilma Ibarra, y el secretario general de la Presidencia, Julio Vitobello.
Una de las quejas que planteó Alberto Fernández fue sobre las formas en que la cuestión se había buscado presentar públicamente, como si se tratara de una pulseada política cuando lo que el Gobierno buscaba era una solución al entuerto en el que se había metido la propia empresa en convocatoria de acreedores, cuya situación tenía en vilo a 2.600 pequeños productores y a la planta de trabajadores de la cerealera, ambos la espera de cobrar lo que se les adeudaba.
Antes, Fernández le había trasladado la misma queja al intendente de la localidad de Avellaneda, el radical Dionisio Scarpin, quien organizó la movilización contra la intervención. En una conversación telefónica, le dijo que el Gobierno no tenía ninguna responsabilidad en el tendal que había dejado Vicentin, entre quienes seguramente había también habitantes de su localidad y de los alrededores. Ayer, Scarpin evaluó la apertura de la mesa de diálogo como "muy importante".
De hecho, en Olivos marcaban que uno de los objetivos de la reunión había sido distender el clima y mostrar que no había una animosidad especial con Nardelli por haber sido aportante de la campaña de Mauricio Macri. Insistían en indicar que consideraban a Vicentin de una importancia estratégica para el país y que no permitirían que quedara en manos de uno de los grandes jugadores extranjeros del negocio agroexportador. Para más, a precio de saldo. Deberá ser una de las variantes que tenga Nardelli en la elaboración de su propuesta. "Creo que la salida de la empresa debe venir del sector privado", fue la escueta respuesta que dio el empresario a su ingreso frente al portón de Olivos.
Dado que, como les advirtió el Presidente, el tiempo corre, hoy mismo se reunirán con Delgado para poner a su disposición toda la información que requiera sobre las finanzas del grupo, que está diversificado en varios rubros y con presencia en todo el país. Como condición a la realización del encuentro, Fernández planteó que la empresa debía acatar el DNU que dispuso la intervención, cuestión que se resolvió al mediodía. El subinterventor Luciano Zarich ingresó a la sede administrativa en la localidad de Avellaneda junto al escribano oficial Carlos Gaitán y directivos de la empresa, que firmaron el acta rubricando el traspaso formal al que se habían resistido.