Una ex pareja de Christian Brueckner, el principal sospechoso por la desaparición de Madeleine McCann
hace 13 años en una playa de Portugal, contó la violencia de género que él ejerció en diversas situaciones de la relación.
La mujer británica de 45 años, que prefirió no revelar su identidad, relató al medio Daily Star que cuando ella tenía 28 años consiguió trabajo en un restaurante llamado Taberna de Lagos, ubicado en Algarve, Portugal. Brueckner, dos años menor que ella, era también camarero en ese lugar. Si bien al principio ella no estaba interesada en una relación, en la primavera de 2004 se hicieron amigos.
“Podía ser muy, muy encantador, muy divertido y muy suave en su forma de hablar. Era incluso un caballero. Conducía su lindo auto -un Jaguar negro-, era muy gentil y hablaba correctamente. Nuestra vida sexual era normal”, precisó la británica. Sin embargo, señaló que después de varios meses la relación cambió, ya que él “dejó de ser tan bueno”.
De esta manera, contó lo que sucedió luego de que él la viera hablando con un amigo. “Estábamos charlando y de repente dejó de hablarme, como si estuviera asustado o si de repente recordara algo. Alguien me dijo más tarde que Christian había amenazado previamente al tipo porque nos había visto hablar”, detalló. A partir de ese momento, comenzaron a tener discusiones porque Brueckner “se enojaba por cosas realmente pequeñas y yo me enojaba también”.
El sospechoso de haber raptado a Madeleine comenzó a exigirle que limpiara su casa por su condición de mujer y ante la negativa de ella, le respondió que “las mujeres inglesas son todas vagas”. No obstante, algo más grave pasó el 31 de diciembre de 2004 en el bar donde ella trabajaba, cuando unos amigos le dieron un abrazo y le desearon feliz año nuevo. “Chris de repente vino al bar con una rabia loca y me arrastró delante todos. Me agarró por el cuello, me metió al baño de chicas y me golpeó la cabeza contra la pared. Hubo personas que me lo quitaron de encima, creo que se necesitaron cuatro hombres grandes para apartarlo”, rememoró.
Esa noche intervino la policía, pero ella decidió no denunciarlo por temor a las represalias. La británica se quedó en el bar hasta que una amiga la acompañó a su vivienda, donde ocurrió otro hecho escalofriante. “Es difícil de explicar, algo simplemente se sentía extraño. Fui al baño y el asiento del inodoro estaba levantado. Siempre lo pongo abajo, es lo que hago, así que fue otra pista. Tenía la seguridad de que alguien estaba o había estado allí”, contó.
Luego, continuó: “Empecé a buscar en los armarios y luego pensé en revisar debajo de la cama. Estaba escondido allí, acostado de espaldas, mirándome. ¿Puedes imaginarte cómo se sintió eso? Me congelé. No sabía lo que me iba a hacer”. A pesar de esto, él salió de su escondite “actuó como si todo fuera normal”, se despidió y se fue. “Yo estaba allí sola, temblando. Creo que él estuvo allí esperando para ver si yo llevaba a alguien a casa conmigo. Hasta hoy todavía me pregunto qué habría pasado si hubiera llegado con alguien esa noche”, agregó.
La relación terminó de manera definitiva a mediados de 2005, cuando ella encontró ropa interior de mujer en un bolso de Brueckner. A partir de ese momento, él comenzó a acosarla, por lo que tuvo que intervenir numerosas veces la policía. “A veces me rogaba volver con él, pero otras me amenazaba y me decía: 'Voy a averiguar dónde están tus padres y les voy a hacer algo'”, señaló.
Sobre el caso Madeleine McCann
Dos años más tarde, Madeleine McCann desapareció y la mujer, que todavía vivía en Algarve, fue interrogada por la policía sobre Brueckner, pero ella aseveró que nunca le habían comentado que el caso era sobre Madeleine. En este sentido, comentó: “En estos tiempos estoy empezando a preguntarme cada vez más seguido si él tuvo que ver con la desaparición de Maddie. Y si lo hizo, necesita ser realmente castigado por ello”.
Christian Brueckner, ciudadano alemán de 43 años, actualmente se encuentra cumpliendo una condena en una cárcel alemana por tráfico de drogas mientras apela una sentencia de siete años por una violación en Praia da Luz, ocurrida 18 meses antes de que Madeleine fuera secuestrada hace 13 años.