En el ejercicio de honrar la memoria de Leopoldo Lugones (1874-1938), fundador de la Sociedad Argentina de Escritores (SAE) y autor de Las fuerzas extrañas y La guerra gaucha, entre otras obras, se instituyó en nuestro país que cada 13 de junio se celebre el Día del Escritor, en coincidencia con el natalicio del poeta, ensayista, periodista y político que trágicamente acabó con su vida en el delta de San Fernando. Desde principios del 1900, grandes nombres de la literatura fueron antes bien esforzados futbolistas durante su juventud. Sin embargo, ya entrado el siglo XXI se hizo sana costumbre en algunos profesionales el camino a la inversa, que es cuando el balón y los botines quedan de lado por un rato para sentarse, hacer volar la imaginación y escribir sentidas historias, casi siempre con una cancha como escenario principal. Como muestra basta -en este caso- más de un botón, ya que la serie Pelota de papel, compilación de cuentos narrados por futbolistas, ya alcanzó status de trilogía.
Todos los participantes de Pelota de papel (Planeta) cedieron sus derechos para que el 100 por ciento de las ganancias vaya a beneficio de distintas fundaciones. El volumen 1, a cargo de 24 futbolistas que escribieron cuentos, acompañados por 24 escritores y 24 artistas plásticos, fue en 2016 la punta de lanza. El productor Juanky Jurado resaltó en el prólogo: "Es mucho más que un libro. Cuando Sebastián Domínguez, Mariano Soso, Agustín Lucas y Jorge Cazulo, cuatro enamorados del fútbol, se propusieron la aventura de escribir historias, seguramente no se imaginaron lo que estaban creando. Estaban estimulando la imaginación de varios compañeros y les regalaban un espacio para contar nostálgicos recuerdos, hazañas de juventud, golpes de la vida, frustraciones y la posibilidad de hablar del amor a un juego tan maravilloso como es el fútbol".
Juan Pablo Sorín, ex capitán de la Selección y uno de los narradores, apuntó: "Amo escribir. Estamos en un lugar sagrado de la cultura argentina donando nuestras obras". Algunos otros como Javier Mascherano, Nicolás Burdisso y Fernando Cavenaghi, más los aportes de Jorge Sampaoli, Pablo Aimar, Jorge Valdano, Facundo Sava y Juan Herbella, conformaron esta primera parte, a la que dos años después le siguió Pelota de papel 2, con el crédito de, entre otros, Fernando Gago, Lautaro Martínez, Sebastián Beccacece, Fabricio Coloccini, Augusto Solari, Claudio Morresi, Nahuel Guzmán y Guido Pizarro. Los dos últimos, que comparten plantel en Tigres de México, coescribieron "Fantasía y realidad", uno de los 41 relatos de la saga. Al respecto el Patón Guzmán dijo: "Es un cuento que trata en parte de una anécdota personal". A su turno, el Conde Pizarro señaló: "Me gustó la idea de sacarnos el traje de jugador de fútbol. Nunca había escrito y es un verdadero desafío poder atraer a los chicos a la lectura".
Claro que no hay dos sin tres. Y en el prólogo de Pelota de papel 3. Cuentos escritos por mujeres futbolistas, Claudia Piñeiro lo explica así: "Es como un juego de cajas chinas. O mamushkas. Prefiero mamushkas, porque es el producto superpuesto del arte y la palabra de distintas mujeres: deportistas, artistas, periodistas, escritoras, militantes. Uno abre cada una de las 29 mamushkas con entusiasmo lector y se encuentra con que dentro no hay sólo una historia. También hay sueños, lucha, esperanzas, decepciones, amistad, amor, camino recorrido. Y fútbol, mucho fútbol". Esta nueva edición cuenta, entre otros, con relatos firmados por María Belén Potassa, Sol Domínguez, Camila Gómez Ares, y las entrenadoras Rosana Gómez, Virginia Salera y Mónica Santino.
* Best sellers a la cancha. No son pocos los autores de América latina que se ocuparon del deporte más popular del mundo en sus diferentes facetas. Escritores de la talla del colombiano Gabriel García Márquez; los uruguayos Eduardo Galeano y Mario Benedetti; el peruano Santiago Roncagliolo; el nicaragüense Sergio Ramírez; así como Roberto Fontanarrosa y Eduardo Sacheri, se ocuparon del tema y hasta se animaron a ponerse pantalones cortos para prenderse en un picadito. Sin dejar de mencionar al mexicano Juan Villoro, quien a los 15 años, mientras escribía cuentos, jugaba de wing derecho en las inferiores de Pumas de la UNAM. En la actualidad, el hincha de Necaxa lleva escritos tres libros de fútbol: Los once de la tribu, Dios es redondo y Balón dividido.
No obstante, el ejemplo más comprometido entre literatura y fútbol acaso fue el entrañable Osvaldo Soriano, quien de joven intentó triunfar como jugador cuando residió en pequeñas localidades del interior de la Argentina. Hincha de San Lorenzo y autor de Triste, solitario y final, No habrá más penas ni olvido y Cuarteles de invierno, entre otras gemas, Soriano se desempeñó como jugador en Cipolletti de Río Negro, después en el Confluencia de Neuquén, y hasta llegó a participar en una gira por Chile, antes de recalar en Buenos Aires y lograr reconocimiento como periodista y novelista.
"El fútbol tiene la significación de una guerra sin muertos, pero con conflicto. Con drama, reflexión e ironía. Y amalgama a la familia, cosa que no consigue la política", aseguró alguna vez el Gordo Soriano, personaje inolvidable y firma destacada de este diario en sus albores.
Letras y botines
Entre notables representantes de la literatura universal, tanto el escocés Arthur Conan Doyle (autor de El parásito, El mundo perdido y creador de la saga de Sherlock Holmes) como el ruso Vladimir Nabokov (Lolita, La primavera en Fialta) se desempeñaron como arqueros durante sus años mozos.
Asimismo, dos premios Nobel de Literatura del siglo pasado también tuvieron la pelota como afición. "Tras muchos años en los que el mundo me ha brindado innumerables espectáculos, lo que finalmente sé con mayor certeza con respecto a la moral y a las obligaciones de los hombres se lo debo al fútbol", dijo Albert Camus, nacido en Argelia, autor de obras cumbre como La peste o El extranjero y que de joven defendió de forma semiprofesional las vallas del Montpensier y el Racing Universitario de Argel.
Por su parte, el español Camilo José Cela, autor de La familia de Pascual Duarte o La colmena, no sólo jugó al fútbol en sus años escolares sino que también fue un asiduo practicante de los deportes hípicos, el piragüismo y hasta fue cinturón negro en judo. En 1963 publicó el volumen de relatos Once cuentos de fútbol y durante su presentación afirmó: "El fútbol embrutece sólo al que ya viene bruto de su casa. El intelectual debe interesarse por todo lo que está vivo, y el fútbol lo está".
Varias veces candidato a hacerse del premio que otorga la academia sueca, el madrileño Javier Marías (autor de Corazón tan blanco, además de la serie de relatos Salvajes y sentimentales: letras de fútbol) fue además un veloz extremo zurdo en su colegio. Simpatizante del Real Madrid y el Numancia, Marías concluyó al respecto: "La práctica del deporte no se me daba mal del todo, pero no era mi mayor fuerte. Me temo que he sido jugador de una sola pierna".