La claridad de sus conceptos en inversamente proporcional a su exposición en los medios. Esteban “Gringo” Castro no sólo es el secretario General de la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP), sino que es uno de los dirigentes más respetados dentro de los movimientos sociales. Desde Cuartel V, uno de los tantos barrios populares del partido de Moreno, afirma que “hoy las ollas populares salvan vidas”.
El referente de los movimientos sociales valora el rumbo y las acciones del Gobierno, pero asegura que la salida de la pandemia tiene que ser con trabajo. Castro comprende el desgaste que genera la cuarentena, pero subraya que ante el crecimiento de la curva de contagio lo que tiene que surgir es la solidaridad. En ese marco, afirma: “Si tenés la heladera llena, quedate en tu casa”.
--¿Después de 85 días de cuarentena cómo ve la situación?
--Lo que noto en términos generales es que Alberto (Fernández) tomó tres decisiones que están basadas en el amor al pueblo y en su cuidado. La primera decisión es haber decretado la cuarentena en un momento que no era fácil. La segunda es el IFE (Ingreso Familiar de Emergencia) para nueve millones de personas, eso es muy contenedor. Después, la decisión de rescatar una empresa endeuda por el sector más concentrado de la economía, como es Vicentin, y defender los puestos de trabajo. Son tres medidas tomadas en base al amor al pueblo y pensando en que la gente no esté peor.
Dicho esto, también hay que decir que venimos del macrismo que nos dejó con una pobreza extrema y con un problema alimentario muy serio. Cuando el Gobierno asume, pone en vigencia la tarjeta alimentaria, pero comienza la pandemia y eso cambia todo. Vivíamos a la velocidad que impone el neolibealismo. Eso cambió. Ahora hay más tiempo para pensar, pero no podés ir a laburar. Todas las restricciones traen una gran cantidad de problemas, y si bien en los barrios se vive una problemática más seria, hay un gran desarrollo comunitario. En los sectores más empobrecidos hay una gran resistencia al virus y se han organizado miles de ollas populares, que es lo que le salva la vida a la gente. Antes la olla popular representaba el corte de ruta, la lucha y la puteada ante un gobierno hambreador; pero ahora salva vidas. A veces pienso en cómo hacemos para darle de comer a todos y para que se esto no se desborde. La respuesta es el nivel de organización que logramos.
--Le presentaron un proyecto al Presidente pensado en el día después de la pandemia. ¿Cómo tiene que ser la salida de la crisis?
La salida de esto tiene que ser con trabajo. El eje nuestro es el trabajo. Nosotros atendemos el problema de la alimentación porque es lo que nos dejó el gobierno hambreador de Macri, pero nuestro eje es el trabajo. Hay que salir fortaleciendo la economía popular porque no hay otra salida salida.
En el documento que presentamos el 1° de mayo hay varios puntos. Lo que más me interesa señalar es el millón de chacras y el millón de viviendas. Lo primero que queremos discutir es que hay muchas tierras del Estado que se le pueden dar a sectores relaciones a la producción. El ejemplo más claro son los productores de verduras. La mayoría no son dueños de la tierra, y lo que pagan de alquiler influye en el precio. No sólo tiene que ver con el precio, también en mejorar la calidad de vida de muchos productores que viven en la pobreza extrema. También planteamos lo del millón de chacras porque hay que construir nuevas ciudades, porque vos podés generar una distribución habitacional que genere soberanía. No como ahora, que estamos todos apiñados en el AMBA y hay provincias donde vive poca gente. Lo que nosotros planteamos es que este es el momento para discutir un plan estratégico para nuestro país.
--¿La reacción que generó en un sector de la oposición y de la sociedad la intervención a Vicentin no lo hace dudar sobre la posibilidad de dar esa discusión?
--Si nosotros pensamos en cuál es la reacción de los sectores más concentrados de la economía, obviamente no va a ser favorable. Pero si vos le planetas a cualquiera si es bueno que se construyan nuevas ciudades para que no vivamos en el hacinamiento, la mayoría te va a decir que sí. Al margen, esto es construcción popular y construcción política. En esta construcción entran todos, los bancos, las empresas y los sindicatos. La discusión es con todos los sectores de la sociedad. Nuestra preocupación no es el sector privado. Yo no tengo ningún problema con el sector privado, el problema es el margen de ganancia. Si quieren concentrar cada vez más riqueza, en detrimento del resto del pueblo, nosotros nos oponemos. Pero el sector privado tiene que estar.
--¿La realidad que dejó expuesta la pandemia puede cambiar los ejes del debate público?
--Va a haber sectores que van a querer volver a la normalidad del neoliberalismo. Lo que puede cambiar en el debate público es saber que esto se puede repetir, y que nos puede agarrar en la misma situación. Por eso nos parece que es el momento de plantear la discusión sobre que país queremos. Todo el mundo te dice vamos a salir con más desempleo y más pobreza. Entonces, si te viene otra pandemia como esta a dónde vamos a parar. La pandemia no cambia nada, pero si favorece el debate. Es momento para discutir todo.
--¿Qué piensa de las diferencias que surgieron entre la provincia de Buenos Aires y la Ciudad respecto de la aplicación del aislamiento?
Yo lo que entiendo es que la cuarentena genera un desgaste. La gente quiere salir. En los barrios populares la gente siguió saliendo, pero siguió saliendo para ir al comedor o a la olla popular. En los barrios populares la gente no está preocupada por ir a correr. Son dos concepciones distintas, pero que conviven en la Argentina. Yo le diría a los que están preocupados por ir a correr que lo que hay que profundizar en estos momentos es la solidaridad. Es un momento en el que sabemos que va a haber más problemas y más propagación del virus. Lo lógico es que si tenés la heladera llena te quedes en tu casa y ayudes a los demás, y los que no tienen la heladera llena, que salgan a hacer lo que tienen que hacer. Yo ahí veo una diferencia importante, yo en los barrios populares no estoy viendo individualismo.
--Distintos sectores de salieron a cuestionar el monto del IFE y piden que sea llevado a 30 mil pesos. También hay críticas por la demora en el debate del impuesto a las grandes fortunas. ¿Coincide?
--Los 10 mil pesos no alcanzan, no sé si alcanzan los 30 mil tampoco. Seguro vamos a estar mejor con 30. Ahora la duda es si con todo lo que puso el Gobierno, está en condiciones de seguir poniendo. La verdad no tengo claro cuánto puede invertir el Gobierno en estos momentos, ni por cuanto tiempo. Pero lo cierto es que no alcanza. No sigo los números, no sé si el el gobierno está en condiciones de seguir enfrentando los pagos como lo hizo hasta ahora. Pero más allá de eso, lo que creo es que a medida que se vaya mejorando la cosa hay que promover fuerte el trabajo.
Nosotros sabemos que el gobierno en su comienzo tomó medidas en favor de los sectores populares. Se va avanzado, más paulatinamente de lo quieren algunos, pero para nosotros esto es un avance. Ahora si vos me preguntas si falta, claro que falta. Desde ya hay que tomar medidas para sacarle a los sectores más ricos y distribuir la riqueza. Hay que tomar la decisión de profundizar ese debate porque eso tiene que suceder. Las grandes fortunas tienen que pagar el impuesto.