Mauricio Macri está intentando hacer control de daños luego de que se revelara que la AFI durante su gobierno espiaba al jefe de Gobierno, Horacio Rodríguez Larreta, y a la ex gobernadora María Eugenia Vidal, entre otros dirigentes propios. El ex presidente tuvo un encuentro la semana pasada con Larreta donde conversaron tanto sobre la causa de espionaje ilegal como sobre la intervención de Vicentin. Fue el encuentro de dos figuras que vienen tomando distancia en sus estilos y en sus ambiciones cruzadas. Durante el fin de semana, Macri difundió un encuentro con Elisa Carrió, quien también venía manteniendo silencio y en cuya única intervención había cuestionado el rol de Patricia Bullrich como opositora y había apoyado a Larreta. Las últimas decisiones del Gobierno nacional parecen haberla acercado de nuevo a Macri.
Como informó este diario
, tras un primer semestre de divisiones, la intervención de Vicentin está ayudando a reunir a los distintos sectores de la oposición. Quienes manifestaron diferencias por el manejo de la pandemia, hoy comienzan a actuar en conjunto sobre una medida que calificaron de "ilegal e inconstitucional" en un comunicado. Sobre esto no hay grietas.
Un nuevo episodio de esa renovada unidad fue el contacto de Macri con Carrió que difundieron el sábado. Pese a que en la imagen se los ve a Macri con Juliana Awada y a Carrió mesa de por medio, en verdad se trató de una llamada telefónica de más de una hora. Ambos dirigentes comunicaron el encuentro de forma similar. "Estuve hablando largo y tendido con Lilita, con el afecto y el cariño de siempre. Hablamos del momento que vive nuestro país y compartimos nuestra preocupación por los atropellos institucionales que estamos viendo", dijo Macri, en una obvia referencia a la intervención de Vicentin.
Por su parte, Carrió escribió: "Tuve una larga y linda charla con mauriciomacri">@mauriciomacri, fue con mucho respeto, sinceridad y el afecto de siempre. Compartimos nuestra visión sobre el difícil momento que atraviesa nuestro país y nuestra preocupación por los graves atropellos institucionales". Calcados y con la misma foto.
La conversación pasó por todos los temas, según dicen de ambos lados, con "buen tono". Carrió habló de una situación de "retroceso institucional" con la pandemia como excusa y le dijo a Macri que es grave y que hay que mantener la unidad de Juntos por el Cambio para enfrentarla. No obstante, en la conversación surgieron algunas diferencias que no fueron ventiladas en público.
La primera es que Carrió le dijo a Macri que continúa pensando que en esta etapa hay que plantear una oposición moderada y "de centro" y no radicalizar las diferencias con el Gobierno. En rigor, es lo que había planteado al comienzo de la cuarentena cuando firmó un comunicado de apoyo a Larreta y con una crítica --sin nombres-- a Patricia Bullrich y a Macri por intentar buscar "sacar ventaja". La frase, hay que recordar, había sido bastante dura: "Pretender sacar ventajas personales a costa de uno de los distritos que nos toca gobernar es inmoral y éticamente reprochable". Pese a su renovada y publicitada charla con Macri, Carrió en esto no parece haber cambiado de opinión y así se lo dijo a Macri.
El expresidente, en cambio, tiene una línea más dura y radicalizada que se puede ver en cómo responden sus principales voceros: tanto Bullrich como Miguel Angel Pichetto se alejan de esa línea "moderada" que Carrió le planteó al ex presidente. La dirigente de la Coalición Cívica argumentó que con esos discursos no se va a ampliar "la base de representación" del espacio. Le aclaró que para ella ser moderada no implica "no ser implacables ante la impunidad", algo que se pudo ver en la firma de los dirigentes del espacio junto a intelectuales afines de un documento en el cual denuncian un "plan de impunidad del Gobierno".
La segunda gran diferencia en la charla entre Carrió y Macri llegó con Vicentin. Ella le recordó que siempre estuvo en contra del empresario Sergio Nardelli --de mucha cercanía con el ex presidente-- y que también creció con el kirchnerismo. No obstante, le aclaró a Macri que ella "separa a la familia Vicentin de Nardelli. Hay una gran parte de la familia que es buena gente". Pese a sus denuncias contra Nardelli, la dirigente coincidió con Macri en que la intervención "es inconstitucional e ilegal y van a querer quedarse con todos los sectores productivos".
Control de daños
Si bien persisten diferencias, la charla de Macri con Carrió fue una de las movidas del ex presidente para intentar hacer control de daños ante la causa judicial que deja a la AFI en su Gobierno en plena investigación por espiar periodistas, empresarios, opositores; pero también personas cercanas a Macri. La otra movida del ex presidente fue un encuentro con Larreta para conversar de estos temas.
El encuentro fue en la casa de Acasusso de Macri, que está usando como oficina tras el cierre por coronavirus de las que había creado en Vicente López. Según cuentan en el entorno del jefe de Gobierno, también se trató de una reunión "en buenos términos". Los dos dirigentes saben que pueden llegar a terminar tensionando el espacio por quién será el candidato a presidente del PRO en 2023, pero por ahora no hay voluntad de ninguno de los dos lados de ir a esa pelea. Ya habrá tiempo para eso.
Con Larreta, Macri también habló de la intervención de Vicentin y coincidieron en oponerse. También hablaron del espionaje ilegal que lo tiene como víctima al jefe de Gobierno y en el que aparecen conexiones a una funcionaria cercana a Macri, Susana Martinengo. Haciendo la vista gorda, Larreta ya dijo públicamente que cree que Macri no tuvo nada que ver. El expresidente le expresó lo que va a intentar instalar de aquí en más: que es una "causa armada", lo mismo que dijo de la que se abrió en 2009 con el espía Ciro James. Macri incluso le dijo que le "plantaron" familiares (entre los espiados aparecen su hermana menor Florencia Macri y su pareja Salvatore Pica) de la misma forma que en 2009 aparecieron su hermana Sandra Macri y su cuñado Néstor Leonardo. Habrá que ver si todos en su propio espacio le creen.