Este lunes se conmemora el Día Internacional de toma de Conciencia del Abuso y Maltrato en la Vejez. Organizaciones, universidades y profesionales lanzaron la campaña “Buen trato a las personas mayores” para concientizar sobre lo que se considera uno de los últimos tabúes de la sociedad. La covid-19 también hizo su aporte para exponer los maltratos estructurales y sumar nuevos. “Los adultos mayores se enfrentan a una vulnerabilidad adicional. El virus no solo amenaza su vida sino sus redes de apoyo, su acceso a sus jubilaciones y pensiones, a su sistema de salud. A lo que se agregan dudosas capacidades selectivas de atención”, apuntó Lía Daichman, al frente del Centro Internacional de Longevidad en Argentina (ILC).
Daichman fue durante años presidenta de la Red Internacional de Prevención del Abuso y Maltrato en la Vejez (Inpea) y fue una de las impulsoras junto a la Red Internacional para la Prevención del Abuso y Maltrato en la Vejez, HelpAge Internacional, Conicet y GerontoVida, entre otras instituciones, organismos y universidades, de la jornada virtual por el XV Día Internacional de la Toma de Conciencia del Abuso y Maltrato en la Vejez: “Nuevas Formas de Discriminación y Maltrato hacia las Personas Mayores en Tiempos de covid-19”, que se desarrolló este lunes y contó con la inscripción de más de mil personas de todo el país.
En ese marco se lanzó la campaña de concientización que durará todo junio y que convoca a la ciudadanía a tomarse una foto con la planta que más le guste y a compartir la imagen en las redes sociales con los hashtag #BuenTrato #HagamosQueFlorezca.
En 2011, la Asamblea Mundial de las Naciones Unidas, en su resolución 66/127, designó el 15 de junio para conmemorar el Día Mundial de Toma de Conciencia del Abuso y Maltrato en la Vejez. “Uno de los últimos tabúes de la sociedad a lo ancho y largo del mundo es el maltrato hacia las personas mayores”, dijo Daichman. “Una de cada seis personas en el mundo sufren de malos tratos: 141 millones de seres humanos a nivel global. La covid-19 puso en escena los abusos que sufren sobre todo en geriátricos. Las personas mayores también pueden sufrir discriminación por su edad en la atención médica”, recordó. Daichman cuestionó, además, el lenguaje y enfoque conque se los trata: “paternalista y estereotipado”.
“Es necesario producir estándares, guías y protocolos para desarrollo de mecanismos posibles a fin de remediar la violación de derechos a las que están expuestos y sufren las personas mayores”, apuntó.
En cuanto al impacto socio-sanitario y económico de la pandemia en la vida de las personas mayores, el doctor en Gerontología Ricardo Jauregui dio cifras oficiales nacionales y de la ciudad. Informó que los adultos mayores de 65 años constituyen el 13% de los enfermos por coronavirus en el país. Al día de hoy, dijo, hubo 833 fallecidos en Argentina por covid-19, de los cuales el 80 por ciento fueron mayores de 65 años. En ciudad, el promedio de edad de los fallecidos es de 75 años. “A partir de los 60 años hay una curva progresiva de crecimiento de la mortalidad”, explicó. En cuanto a lo que pasa en las residencias para adultos mayores, dijo que hay 94 instituciones en las que entró el coronavirus en la ciudad. Como resultado hay 560 casos positivos confirmados y 77 fallecidos. Esto representa el 3 por ciento de los adultos mayores en residencias, ya que en la ciudad hay entre 18 y 20 mil adultos en estos dispositivos. “La mortalidad de ellos por esta enfermedad es del 0.4 por ciento”, dijo. También habló de la complejidad que enfrentan estas instituciones. “Las que tienen una persona por habitación son las menos. En general tienen tres o más por habitación. La gran mayoría están cerradas a nuevos ingresos, a pesar de que no está prohibido. La mayoría no tiene capacidad de aislar a alguien y tienen poca capacidad de contar con equipos rotativos de personal”, explicó. Y dijo que en la ciudad de Buenos Aires se va a empezar a testear en las residencias esta semana.
La profesora Silvia Gascón, directora del centro de estudios envejecimiento Isalud recordó la epidemia de poliomielitis. Ella era chica, dijo, y por lo tanto, grupo de riesgo. “Hoy como persona mayor me toca de nuevo ser grupo de riesgo”, comentó y desde ese lugar hizo un llamado a la comunidad: “La edad nunca debe ser un criterio para definir prioridades. Los derechos humanos son vitalicios, para toda la vida. Para que florezca el buen trato a las personas mayores exijamos que nuestros derechos sean cumplidos siempre”.
Eugenio Semino, presidente de la Sociedad Iberoamericana de Gerontología, habló de la doble agresión que sufren las personas adultas mayores que viven en residencias: “El virus, por un lado. La pérdida de la libertad y los contactos, por el otro”.
“Lo que está desnudando esta pandemia es la gran solidaridad y el gran esfuerzo de los sectores. Y a su vez la hipocresía de un sistema político --más allá de los gobiernos de turno-- porque va en contramano. Esos adultos mayores a los que tratamos de proteger son los mismos a los que en 2017 se les robó parte de su aporte jubilatorio. O los que perdieron el 20 por ciento de su magro haber en 1018 y 1019 y que hoy tienen suspendida su movilidad jubilatoria antes de que llegara el virus”, planteó. Luego se preguntó si las políticas son de protección al adulto mayor. “¿Se puede suponer que con 16 mil pesos se puede subsistir? La gran mayoría sigue trabajando para seguir viviendo. Y ahora no pueden trabajar porque los estamos protegiendo para que no salgan de sus casas”.
Acceder al buen trato, dijo, es “comprender que el adulto mayor a cualquier edad sigue siendo un sujeto de derecho y que tiene el derecho al deseo, no a la imposición de lo que nosotros suponemos que quiere. No es un colectivo uniforme”.
Luego volvió sobre el tema de la violencia estructural: “Volvemos a lo que decía Ramón Carrillo. Los virus y las bacterias terminan siendo pobres transmisores de enfermedades, lo que está de base es la pobreza. Precisamente resolver esto va a exceder la cuarentena. El gran negocio no es la salud sino la enfermedad. Todo esto tenemos que rectificar entre todos si queremos que no haya abuso y maltrato desde lo estructural”. “Para que exista buen trato tenemos que tener una sociedad integrada, desarraigar la exclusión y la pobreza”, finalizóta/12