Ante la Comisión Bicameral de Seguimiento de los Organismos de Inteligencia, el abogado y agente Facundo Melo hizo una confesión asombrosa: dijo que participó de tareas de espionaje ilegal contra Florencia Macri, la revoltosa hermana menor del ex presidente.
"Fuimos en mi camioneta, con otros dos agentes, a realizar observaciones frente a la casa de ella en San Isidro. Nos dijeron que era en una causa por contrabando", aseguró.
El argumento obviamente es inverosímil y Melo nunca vio el expediente. La banda siempre argumentaba que realizaba el espionaje por orden judicial.
Mauricio Macri no es un debutante en esto de espiar a familiares: en su momento fue imputado por el espionaje a su fallecida hermana Sandra y a su también fallecido cuñado Néstor Leonardo.
El gobierno porteño había contratado al espía Ciro James que, como en este caso, además de vigilar a blancos políticos, también tenía que ocuparse de la familia del Jefe de Gobierno. El motivo del espionaje aparecía en forma clara en el expediente que lo investigó: los Macri no querían a Leonardo, pretendían hacerle escuchar a Sandra algunas llamadas personales de su marido.
O sea que el gobierno porteño le pagaba a un espía que no concurría a su puesto de trabajo y que, en cambio, le hacía espionaje a un familiar del jefe de gobierno porteño. Y, para colmo, el espía era subalterno del jefe policial de máxima confianza de Macri.
Los abogados del jefe de Gobierno argumentaron en esa oportunidad que no fue Mauricio sino Franco, su padre, el que mandó a espiar a Leonardo. La contratación del espionaje se hizo a través de una empresa de seguridad norteamericana, Akerman, que a su vez habría subcontratado a Ciro James. El argumento era más que endeble: resultaba difícil de creer que bajo la órbita del Fino Palacios, el policía de más confianza del entonces Jefe de Gobierno, se hubiese podido espiar al cuñado de Macri sin que éste estuviera informado. Además, como ahora, se espiaba con plata del gobierno porteño, ya que éste le pagaba el sueldo a James.
Quizás los abogados de Macri intenten desviar toda la responsabilidad por el nuevo caso de espionaje hacia sus subalternos. Ya tuvieron éxito para lograr liberarlo de la causa de las escuchas ilegales cuando inauguraba su presidencia.
Les va a resultar más difícil lograrlo ahora, cuando está empezando una larga travesía por el desierto opositor. Pero resulta seguro que no encontrarán ningún argumento de por qué a un subalterno de Macri se le podría ocurrir investigar a su hermana.
Y ahora ni siquiera está el padre para echarle la culpa.