El Estado Mayor del Ejército de Corea del Norte anunció que volverá a realizar “todo tipo de ejercicios militares” en las áreas fronterizas de Kaesong y el monte Kumgang, desmilitarizadas por un acuerdo previo con Corea del Sur. Lejos de calmar las aguas, el Estado Mayor conjunto surcoreano mostró su "profunda preocupación" por el despliegue militar fronterizo, aunque amenazó con hacerle pagar un "alto precio" a Corea del Norte si no da marcha atrás con las medidas. En tanto, el Ministro de la Reunificación surcoreano comunicó su renuncia debido al deterioro de las relaciones entre ambos países.
A través de un comunicado difundido por la agencia de noticias KCNA, el gobierno norcoreano informó el retorno de los ejercicios militares y calificó como “siniestra” la propuesta de Seúl para trasladar a la zona a un enviado especial e intentar retomar las negociaciones. Un vocero del Ejército explicó que “la potencia de fuego necesaria” de las unidades de defensa de artillería será desplegada en la zona turística de la montaña Kumgang y en la zona industrial de Kaesong.
Pyongyang adelantó que reinstalará los puestos de control y de seguridad que habían sido retirados de la zona desmilitarizada que separa a ambos territorios, algo que habían anticipado cuando consideraron la posibilidad de “convertir la línea del frente en una fortaleza” y “aumentar aún más la vigilancia militar contra el Sur”.
En un comunicado difundido por la agencia estatal KCNA, Kim Yo Jong, hermana de Kim Jong Un, rechazó el envío de delegados sureños al Norte (una oferta que Seúl aún no había hecho pública) para dialogar y tratar de desactivar la tensión entre ambas regiones. Kim Yo Jong, asegura la nota, "hizo saber nuestra postura de que rechazamos de plano esa propuesta siniestra y carente de tacto".
"Carece de sentido este menosprecio realizado en un tono muy grosero y sin comprender el propósito de la oferta de diálogo", le respondió en rueda de prensa el vocero de la oficina presidencial surcoreana, Yoon Do Han. Yoon criticó además la "falta de decoro" del Norte a la hora de hacer pública la oferta de diálogo surcoreana y aseguró que Seúl no tolerará "más de esta retórica indiscreta" que "básicamente daña" la confianza mutua.
"Estas medidas frustran los esfuerzos de los últimos 20 años por parte de Sur y Norte para mejorar las relaciones intercoreanas y mantener la paz en la península", explicó en un comunicado enviado a los medios el director de operaciones del Estado Mayor conjunto, Jeon Dong-jin. Jeon lanzó una dura advertencia diciendo que, si el Norte "activa esas medidas, de seguro pagará un alto precio por ello".
En paralelo, el ministro de Unificación de Corea del Sur, Kim Yeon Chul, presentó su renuncia aunque aún no está claro si el presidente, Moon Jae In, la aceptará. “Siento no haber cubierto las demandas y expectativas de nuestro pueblo en favor de la paz y la prosperidad en la península de Corea”, lamentó el funcionario surcoreano al anunciar su decisión.
Se trata de una nueva escalada de tensión entre Pyongyang y Seúl, luego de la destrucción de la oficina de enlace , un incidente que volvió a generar alarma en la región. Se trataba del edificio mediante el cual se comunicaban ambos gobiernos, uno de los logros más palpables de la cumbre que mantuvieron en 2018 el presidente norcoreano, Kim Jong Un, y su par surcoreano, Moon Jae In. Hoy, esa cumbre parece desvanecerse en un recuerdo cada vez más lejano.