Al caminar por las calles de La Habana se puede notar que en muchos paredones hay pintadas artísticas inspiradas en datos de la realidad de la isla. Una de ellas, cerca de la Plaza de la Revolución, es sobre “Los Cinco”: así llaman en Cuba a los agentes de seguridad de ese país caribeño, cuyas funciones eran monitorear posibles acciones terroristas en Miami contra Cuba y que fueron detenidos en 1998 por el FBI. Fueron encarcelados acusados de “conspiración para cometer delitos contra Estados Unidos”, entre otros cargos. La mayoría de los cubanos considera a Gerardo Hernández, Ramón Labañino, Fernando González, René González y Antonio Guerrero como verdaderos héroes que sufrieron una injusticia. Actualmente todos están libres y viviendo en su país (pasaron más de quince años presos). El cine documental cubano reflejó la historia en algunas producciones cinematográficas. Pero ahora, un extranjero de peso en el cine europeo, el francés Olivier Assayas, realizó la ficción La Red Avispa (Wasp Network) que se estrena el viernes 19 en Netflix.
Basado en el libro novelado Los últimos soldados de la Guerra Fría, del brasileño Fernando Morais, el largometraje narra la historia de estos antiterroristas cubanos infiltrados en Estados Unidos dentro de los grupos anticomunistas para evitar ataques a su nación, procedentes de territorio estadounidense, durante la década de ‘90. El film, una coproducción entre Francia, España, Bélgica y Brasil, fue sorteando las opiniones, unas a favor y otra en contra, que generó tras su proyección en distintos festivales internacionales. A favor: el film reconoce la situación contradictoria de que quienes investigaban posibles actos terroristas contra Cuba fuesen acusados de terroristas por Estados Unidos. En contra: balancea la disputa para que no prevalezca su mirada totalmente en favor de la causa revolucionaria.
El elenco internacional está compuesto por la española Penélope Cruz, que interpreta magistralmente a Olga, la mujer de René González (el actor venezolano Edgard Ramírez), el mexicano Gael García Bernal (que encarna a Gerardo Hernández, el líder del grupo); el argentino Leonardo Sbaraglia, que se pone en la piel de José Basulto, un cubano que trabaja para la CIA y es uno de los anticastristas que lideraba Jorge Mas Canosa; y el brasileño Wagner Moura que interpreta a Juan Pablo Roque, otro supuesto desertor del régimen castrista.
"Era difícil no aceptar la participación", reconoce Sbaraglia en diálogo con Página/12. "Yo estaba metido en la segunda temporada de la serie de Maradona para hacer de Coppola. Me iba a ir unos meses a Italia. Prácticamente, de manera muy sorpresiva, me llamó Rodigo Teixeira, que fue parte de la producción, con quien yo había trabajado en cuatro oportunidades", recuerda el actor que encarna al cubano vinculado a la CIA. Le dijo: "Leo, ¿qué haces la semana que viene? ¿Podés estar en Cuba?". Sbaraglia le comentó que esas fechas las tenía libres porque estaba preparando el personaje de Coppola, en la serie de Maradona. Y el productor le comentó el proyecto de Assayas. Le explicó que tenía que ir a La Habana "el lunes" y estaban hablando "el viernes".
-Vos trabajaste con prestigiosos directores tanto argentinos como extranjeros. ¿Cómo fue en el caso de Assayas?
-Yo tenía que hacer de cubano. Y decía: “¿En cuatro días cómo voy a hacer para hacer de cubano? Hablé con Olivier. El me dio mucha tranquilidad y me dijo: "Lo importante es que vos estés acá la semana que viene, pero todos tus textos los pasamos para abril". Esa semana en Cuba hice varias escenas pero sin texto. Luego se harían los diálogos más adelante y se iban a doblar cuando ya tuviera más pulido el acento cubano. El fue muy amoroso desde el principio, una persona muy normal, muy cálida. Además, apenas llegué a Cuba, me pusieron un coach, que es uno de los mejores directores cubanos, Arturo Soto, a trabajar el guión conmigo. Esos días no tuve mucha posibilidad de estar con Olivier porque él ya estaba filmando. La prioridad era involucrarme en el personaje, empezar a practicar el cubano, hacer esos dos o tres días de rodaje. Después, me volví a la Argentina. Acá me pusieron gente a disposición de la Embajada de Cuba, que agradezco muchísimo. A mi vuelta a Cuba, como Arturo no podía estar, me pusieron a disposición a otro grandísimo actor, Patricio Wood. Tanto Patricio como Arturo me aportaron en el tema del acento pero también su mirada, su contención. Por eso, la relación con Olivier fue excelente, pero siempre un poco mediada por la propia dificultad no sólo del idioma sino del acento. Tenía que hacer de cubano y había algo que estaba siempre muy mediado por toda esta dificultad. Pero es un tipo muy agradable, muy contenedor, muy enamorado de los actores.
-¿Qué distancia ideológica tenés con tu personaje?
-Imaginate que mucha (risas). Mi personaje, José Basulto, es un tipo entrenado por el Ejército, por la CIA y por el Servicio de Inteligencia estadounidense. Es un tipo que es cooptado por Estados Unidos. Como había mucha penetración del Servicio de Inteligencia americano anterior a la Revolución Cubana, no recuerdo exactamente si el tipo fue cooptado antes o después de la Revolución. Era muy joven cuando fue entrenado como terrorista del Servicio de Inteligencia estadounidense. Se metió en todo lo que era la aeronáutica desde muy joven, ya en Miami. Siempre se quedó como haciendo un poco la resistencia anticastrista dependiendo de Jorge Mas Canosa, que era un cubano de muchísimo dinero y poder en Miami. El era el principal referente político de la lucha anticastrista y, además, de los grandes financistas de la resistencia anticastrista en Miami. Era supuestamente el que querían poner como sucesor de Fidel Castro. Son temas muy complejos.
-¿Y qué pensás de la Revolución Cubana?
-Son muchísimos años, muchísimas las cosas que uno comparte y son muchos los matices que también hay, en relación a la Revolución Cubana. Es un tema muy complejo, que ha durado muchos años. Tampoco soy especialista en el tema, como para poder dar un análisis al respecto. Sí te puedo decir que hay muchísimas cosas, que yo he vivido estando allá, que son maravillosas y, al mismo tiempo, también duras. Desde mi punto de vista, las dos veces que estuve en Cuba (fue por esta película, no había estado antes), es que vi un lugar de una gran humanidad. La gente con la que trabajé es maravillosa, de un nivel de preparación, de educación, y de un nivel de humanidad y sensibilidad que no se encuentra muchas veces. Lo que pondría en primer lugar sería eso: gente que está viviendo en un lugar que aspira a una mayor igualdad de oportunidades, aunque no sabemos cuál es el sistema ideal. Seguro que el capitalismo no lo es. Es un sistema tremendamente injusto, desigual, es un sistema que estratifica. Uno desea que toda la gente tenga las mismas oportunidades. En principio, la Revolución Cubana tenía todos estos ideales y estas posibilidades, y se ha luchado por eso. Después, se fue desarrollando hacia otros lugares mucho más complejos que es donde creo que se arma lío. Y se arma lío también cuando uno puede explicar y entender el bloqueo económico, que empezó a hacer que en ese sistema que, en principio, tenía cierto equilibrio, al margen de muchas otras cosas que uno no comparte. Pero si uno no entiende el bloqueo, no entiende Cuba. Eso produce un desguace. La situación actual de Cuba está totalmente signada por el bloqueo de Estados Unidos. Y si uno no entiende eso, no entiende nada. Hablando con la gente, te das cuenta de que el cubano no tiene un problema con el ciudadano estadounidense, tiene un problema con el gobierno estadounidense.
-¿Conocías la historia de Los Cinco antes de hacer la película?
-No, no la conocía. Me hablaron del libro en el que está basada la película y lo agarré mucho más adelante.
-Aunque la película fue promocionada como un thriller de espionaje, el director afirmó que se trata de una visión histórica concebida con la intención de plasmar una gesta que, tras conocerla, lo cautivó. ¿Contó algo de eso al elenco?
-En las últimas conferencias de prensa, frente a algunas cuestiones políticas, lo sentí a Assayas bastante cauteloso, aunque sí habló de esta gesta importantísima, porque además estamos hablando realmente de cinco personas que han renunciado a su identidad, a sus familias durante mucho tiempo, un poco como para tratar de parar este avance terrible que estaban teniendo los atentados terroristas de Estados Unidos sobre el territorio cubano. Y esto es algo que ocurrió y mucho de ellos han sacrificado probablemente gran parte de su vida.
-Uno de Los Cinco, René González, consideró que “fue un trabajo decente desde el punto de vista del tratamiento humano a una historia como ésta”. ¿Crees que esa es la marca identitaria de esta ficción, que hace hincapié más en el aspecto humano del conflicto?
-Siempre la mirada de Europa sobre muchas cuestiones de Latinoamérica, incluso sobre muchas cuestiones que han ocurrido en la Argentina, es una mirada siempre sesgada por ese lugar que le es ajeno. Está mirando de afuera. Entonces, lo que mejor lee Assayas de estos personajes es esa mirada humana, y me encanta que René lo reconozca, lo valore y lo vea desde ese lugar. Lo más positivo de esta película es que podamos estar hablando de ella, que podamos estar hablando de Cuba, que podamos seguir pensando y analizando sobre la situación cubana, sobre el tema del bloqueo, sobre no saber y sobre no reconocer lo que es un sistema ideal. Y creo que estos son los valores importantes. Hay mucha gente que no conoce y que no tiene idea de esta situación. Y se ha invisibilizado todo lo que ha hecho Estados Unidos sobre Cuba, en el sentido del trabajo de inteligencia y la gran cantidad de ataques que tenido Estados Unidos sobre Cuba. Esto muy poca gente lo sabe. Y la película no es en contra de Estados Unidos. Hay muy poca gente que sabe la gran cantidad de ataques terroristas que ha habido sobre el gobierno cubano de parte de Estados Unidos.
-Otro de Los Cinco, Ramón Labañino, coincidió con su compañero y sumó “el desgarramiento familiar de la misión que estábamos cumpliendo”. La película busca profundizar en esos dolores de las familias de quienes fueron detenidos, ¿no?
-Claro, pensá todo lo que ellos sufrieron, la cantidad de años que René no pudo decirles la verdad a su mujer ni a su familia, visto como un traidor durante muchísimos años frente a toda su gente. Y, al mismo tiempo, viviendo en un país que no era el de él, con una identidad falsa. Realmente es heroico y lo digo con todas las letras: realmente ha sido una gesta impresionante la de estos muchachos.
-¿Explicó Assayas por qué uno de Los Cinco no aparece en la ficción?
-No. No sé si habrá sido por cierta síntesis que necesitó tener, pero no sé bien cuál es el tema. Yo no participé tanto de lo que fue el proceso. En ese caso, fue más Edgard Ramírez el que estuvo involucrado en todo.
-¿Pudiste notar en Cuba por las pintadas en las paredes y por la charla con la gente que son considerados héroes en la isla?
-Sin duda. No tengo ninguna duda de que ellos son realmente héroes. Me fui realmente enamorado de la gente de Cuba. Realmente, me fui lleno de amistades, de amor y sobre todo la conciencia de estar demasiados acostumbrados a un sistema, que juzga y que evalúa desde esa cabeza y desde esa identidad. Uno puede criticar a Cuba, pero hay algo que ellos, en algún punto, no es que no necesitan porque no lo tienen sino que ellos saben que tienen lo que necesitan. Y han vivido y han crecido con mucho orgullo en relación a eso. Con mucho orgullo en relación a tantas cosas de su educación, de su sensibilidad. Es muy difícil hablar de un cubano desde la cabeza del mundo capitalista.