El costo de los productos que integran la Canasta Básica Alimentaria (CBA) cayó 0,1 por ciento en mayo, en línea con la desaceleración de la inflación. De este modo, una familia conformada por dos adultos y dos hijos menores necesita ingresos por 17.875,68 pesos para no caer en la indigencia, informó este miércoles el Indec. En lo que va del año la suba acumulada de este índice es de 14,7 por ciento, mientras que el incremento interanual es de 47,9 por ciento
La Canasta Básica Total que mide los ingresos necesarios para pagar alimentos y bebidas, indumentaria y servicios trepó 1,1 por ciento. Por lo tanto, para no caer en la pobreza la misma familia requiere 43.080,38 pesos. En este caso, la suba acumulada entre enero y mayo es de 10,6 por ciento y en un año llega al 42 por ciento.
Desde el sector público se han venido tomando medidas clave para proteger y garantizar ingresos a los segmentos de menores recursos de la sociedad. Por un lado, se avanzó con la implementación de precios máximos a los alimentos esenciales, congeló tarifas de servicios públicos y precio de los combustibles, situación que ayudó a contener la inflación en un momento de fuerte caída de ingresos por efecto de la cuarentena, tal como quedó reflejado en el indicador oficial. A su vez, el Estado avanzó en iniciativas como la IFE, los programas ATP y créditos subsidiados para amortiguar los impactos de la crisis sobre la población vulnerable.
Pese al esfuerzo oficial, el impacto provocado por la pandemia es tan grande que se prevé que haya un aumento significativo de la pobreza y la indigencia. De hecho, el Observatorio de la Deuda Social Argentina, de la Universidad Católica Argentina (UCA), informó a fines de mayo que el 57,6 por ciento de las familias sufrió una caída en sus ingresos derivada de la cuarentena en la zona metropolitana. No obstante el organismo no publicó esta vez información referida a pobreza. “La medición de la pobreza requiere de una Canasta Básica Alimentaria-Canasta Básica Total realistas ajustadas a los consumos, y eso no existe en este contexto, no hay oferta ni demanda de determinados bienes y servicios”, remarcó Agustín Salvia, responsable del observatorio.
La CBA se determina
tomando en cuenta los requerimientos normativos calóricos y proteicos
imprescindibles para que un varón adulto de entre 30 y 60 años, de actividad
moderada, cubra durante un mes esas necesidades. Para ello se seleccionan alimentos
y cantidades en función de los hábitos de consumo de la población, a partir de
la información provista por la Encuesta Nacional de Gastos de los Hogares
1996/97. A su vez, dicha composición fue validada, en términos de la estructura
alimentaria, con el patrón de consumo surgido de la encuesta de 2004/05. Dado
que los requerimientos nutricionales son diferentes según la edad, el sexo y la
actividad de las personas, se toma como unidad de referencia el requerimiento
energético del varón adulto y se establecen relaciones en función del sexo y la
edad de las personas.