“Hoy el poderoso no es ni el más grande ni el más poderoso. Si ustedes creen que el poder lo tiene el de arriba lo van a perder. El poder tiene que ver con la agilidad y el movimiento. Hoy un pequeño ágil te puede ganar”, dijo el experto en Comunicación catalán Antoni Gutiérrez Rubi, una de las principales autoridades mundiales en la materia, en el marco de la Jornada de Perspectivas y Desafíos desde la Comunicación Política que se llevó a cabo ayer en la UMET.
Acompañado por prestigiosos especialistas locales, Gutiérrez Rubi dio la nota con un discurso novedoso, que apuntó a los fenómenos que están dándose hoy en día en todo el globo: “Pongan un poco en la nevera las encuestas. Tienen procesos de tratamiento que no son capaces de entender ni lo último ni lo que está sumergido. No les hablo de tecno. Sino de nuevas configuraciones de poder que cambian rápidamente”, explicó el catalán, fundador de la consultora Ideograma.
El encuentro fue abierto por el rector de la UMET, Nicolás Trotta, que habló acerca de la importancia de “incentivar el debate político con miradas plurales para enriquecer nuestra opinión sobre el tema”. También participaron los especialistas argentinos Roberto Bacman, Sergio Berenzstein, Ricardo Rouvier y Hugo Haime, quienes expusieron también su mirada sobre el estado de situación de la comunicación política.
“El Gobierno nacional no puede apelar a un voto racional porque la mayoría de la clase media vio afectados sus interés este año. Por eso tiene que apelar a los valores, a lo emocional”, dijo Rouvier en su charla, que giró, como casi todas, en torno a las elecciones de octubre. “Hay problemas cuando el poder no sabe y se equivoca”, agregó.
Por su parte, Haime sostuvo que “la clase media argentina vota en función de sus expectativas, no de lo que ya pasó” y Bacman, en una tónica similar, aseguró que el principal problema del gobierno es superar la “idea generalizada de que la economía no arranca” mientras que para la oposición el desafío será construir un frente y no caer en la polarización.
Finalmente, Berenzstein observó que “el Presidente tiene un segmento acotado de la sociedad que ve como tema relevante los problemas vinculados a conflictos de interés o corrupción” y que ese segmento, “entre el 5 y el 8% de su electorado”, no es mayoritario pero es lo suficientemente numeroso para complicar sus chances electorales.