Latam presentó ante el Ministerio de Trabajo el escrito por cual solicita el procedimiento preventivo de crisis para avanzar sobre el cese de operaciones de su filial local, lo cual implica para 1778 personas la pérdida de su empleo. La empresa dedica buena parte del documento de 61 páginas a denostar a los gremios aeronáuticos, a quienes atribuye “la productividad más baja y los sueldos más elevados de la región”. Por otro lado, advierte que “el resultado operacional al cierre de 2019 para la filial argentina implicaba una acumulación de pérdidas en los últimos tres años por 291 millones de dólares y de 300,9 millones de dólares si se toman los últimos cuatro años”. Atribuye ese resultado a la devaluación del peso, la inflación y la desregulación y apertura del negocio aerocomercial practicada durante la gestión anterior. Argumenta que en el marco del concurso de acreedores presentado en Estados Unidos, la casa matriz no puede seguir asistiendo financieramente a la filial local.
Ahora se abre una mesa de negociación en donde la empresa buscará que la salida del país sea relativamente ordenada y ahorrar lo que pueda en el pago de indemnizaciones. Además, ya adelantó públicamente que quiere mantener las rutas internacionales con conexión con la Argentina pero operadas desde otras filiales del grupo. Es decir que busca mantener en su cartera la parte más jugosa del mercado argentino, que cotiza en dólares. Mientras tanto, los activos de la filial local ya se están diluyendo, porque un par de aviones con matrícula nacional volaron a Santiago de Chile, denuncian los gemios.
En la salida de Latam del país confluyen una serie de factores. El primero es la crisis de todas las aerolíneas del mundo a causa de la pandemia. A fines de mayo, Latam pidió acogerse a la ley de quiebras en los Estados Unidos para reestructurar su deuda. Es una medida audaz, porque si bien permite a la empresa seguir operando mientras mueve la estructura de pasivos y accionaria, también le proporciona un daño reputacional. Según la agencia Bloomberg, la aerolínea acumula una deuda global superior a los 7 mil millones de dólares. En paralelo a aquella presentación, la empresa tomó dos decisiones: por un lado despidió a 1400 trabajadores en toda la región y, por el otro, sus accionistas resolvieron el reparto de dividendos por 57 millones de dólares, lo cual despertó críticas en los gremios aeronáuticos de toda la región.
En su presentación ante la cartera laboral argentina, Latam advierte que el hecho de haber acudido a la Justicia norteamericana impide a la casa matriz continuar sus aportes de capital para financiar el déficit de la filial argentina. El último año en el que LAN Argentina (filial local de Latam) dio ganancias fue 2015, con 9,4 millones de dólares. A partir de allí, la macroeconomía y el modelo de negocios sectorial del macrismo que abrió el juego a la low cost y redujo la participación de las aerolíneas tradicionales, hundieron la rentabilidad local. Entre 2018 y 2019, la filial local de LATAM perdió unos 300 millones de dólares, mientras que el rojo en 2016 y 2017 fue de 70 millones.
“La situación ya era particularmente difícil al comenzar el año 2020, previéndose el cuarto año consecutivo de pérdidas en todos los negocios, en un contexto signado por procesos simultáneos de inflación y devaluación, caída de la demanda internacional acentuada por el salto en el tipo de cambio, y con un histórico y cada vez más pronunciado desbalance entre costos e ingresos”, indica el escrito presentado ante el Ministerio de Trabajo. Cabe aclarar que el holding en su totalidad se benefició de algunas medidas del macrismo, pero no así la filial local, ya que se abrieron rutas internacionales desde y hacia el país pero operadas por otras filiales del grupo. Incluso antes de la pandemia, la filial local esperaba perder 51 millones de dólares en 2020.
En el sector advierten sobre una política del holding de postergar a la filial local en favor de otras filiales del grupo. Esto se conecta con el punto gremial, que es sobre el cual la empresa más insiste frente a las autoridades de Trabajo. En el documento hay infinidad de datos sobre la supuesta baja productividad de tripulación de cabina, personal de los aeropuertos y otros trabajadores de la empresa versus los altos salarios medidos en dólares. Y un larguísimo racconto de las medidas propuestas para bajar costos que no fueron aceptadas por los gremios. El último capítulo de esa disputa es la negativa que recibió la empresa a su propuesta regional de reducir salarios al 50 por ciento durante la pandemia. La empresa fue intimada por el Ministerio a pagar la totalidad de los salarios, aunque al mismo tiempo cobró el ATP del Estado nacional para pagar el equivalente al 50 por ciento de la masa salarial.
La presentación del preventivo de crisis en el Ministerio de Trabajo es una vía que utiliza la empresa para minimizar el costo de su salida y de evitar el caos absoluto. Es decir, se abre una instancia de negociación en donde van a participar los gremios, el Ministerio de Trabajo, la ANAC y otros organismos a los que la empresa les debe plata. A la hora de empezar la negociación, la empresa comenzó con todo porque deja a 1778 personas sin trabajo, a las que espera pagarles por debajo de lo que establece la ley, y además pretende seguir operando sus rutas internacionales desde sus otras filiales. Mientras tanto, el mercado se mueve y la empresa Jet Smart, que absorbió a Norwegian Airlines, ya sondeó para quedarse con las rutas de cabotaje de Latam.