"Desde que empezó la cuarentena las personas sordas han tenido muy poco acceso a la información. En un contexto como éste, la comunicación es lo más importante y para ellos no se está garantizando", señaló en diálogo con Página/12 Romina Aza, profesora de Lengua de Señas Argentina (LSA) del Centro Universitario de Idiomas (CUI), que esta semana volvió a dictar sus cursos de manera online. Es que la llegada de la pandemia de covid-19 al país exacerbó la exclusión sufrida por esta población, que debe asistir a hospitales sin traductores, informarse sobre las medidas de prevención a través de noticieros que no incluyen intérpretes y hasta sortear el obstáculo del tapabocas para realizar la lectura labial.
"Más del 8,3 por ciento de la población del país tiene alguna discapacidad auditiva, y cerca del 90 por ciento de estas personas conviven, trabajan y se desarrollan en ámbitos con personas que no usan lengua de señas", explicó Roberto Villarruel, director del CUI y agregó que, en el contexto de la cuarentena, es aún más importante que "tanto docentes, como personas del ámbito de la salud, de la educación y de organismos públicos conozcan la lengua".
En este sentido, Aza aseguró que las dificultades que esta población debe afrontar en su vida cotidiana se profundizaron con la llegada de la covid-19, en especial ante la imposibilidad de recibir correctamente información relacionada a la pandemia o de hacerse entender sobre su propio estado de salud: "Sin dudas lo más preocupante es lo que ocurre en los centros de salud, donde no hay ninguna normativa que establezca la obligación de contar con intérpretes o que garantice el acceso a la LSA", detalló la profesora del CUI.
Entre las problemáticas que la pandemia agregó a la vida de las personas sordas se encuentra la imposibilidad de leer los labios, ahora ocultos tras el tapabocas: "Ni siquiera pueden ir al supermercado porque el cajero tiene barbijo y eso dificulta la lectura labial", detalló Aza. Hacia fines de abril, algunas organizaciones que luchan por los derechos de las personas sordas lanzaron un petitorio para reclamar el uso obligatorio de tapabocas transparentes en los locales de atención al público. Sin embargo, aunque algunas iniciativas solidarias se propusieron fabricar y donar este tipo de barbijos, su uso no logró hacerse masivo.
Según explicó Aza, el tapabocas transparente fue utilizado solo por las personas con dificultades auditivas cuando el objetivo principal era justamente el contrario: "La idea es que sean usados por quienes atienden, para que las personas sordas pueden ver su boca y realizar la lectura labial, si no, no sirve mucho", detalló y recomendó "tener en los locales una libreta para que ellos puedan escribir lo que están buscando, aunque siempre lo ideal es que en todos lados haya alguien que conozca la LSA".
Otra problemática que se profundizó durante la cuarentena es la del acceso a la información a través de los canales televisivos. A partir del año 2010, con la reglamentación de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, cada año los canales de televisión abierta están obligados a sumar una hora diaria de traducción de sus contenidos a LSA. Para este 2020, todos los canales deberían tener al menos diez horas de transmisión con intérpretes, sin embargo, en la mayor parte de los casos esto no se cumple o se aplica en horarios de poca relevancia en términos informativos: "Como la ley no especifica en qué horarios se debe aplicar la interpretación, los canales lo ponen a la mañana y terminan traduciendo a programas infantiles, por ejemplo", comentó la profesora del CUI.
Así, exceptuando a la TV Pública y las transmisiones oficiales del Estado, las personas sordas no tienen acceso a contenido informativo, lo que agrava aún más su situación ante la pandemia. Incluso se presentan dificultades en las comunicaciones oficiales cuando son retransmitidas por los canales abiertos, ya que muchas veces el espacio de la pantalla dedicado al intérprete queda oculto detrás de una placa gráfica: "Las asociaciones tuvieron que pedir por favor que quitaran las placas. Pero más allá de esto, en general no se tiene acceso a lo programas informativos o de debate político", indicó Aza.
Por estas razones, esta semana el CUI decidió retomar los cursos de LSA a través de internet: "Se anotó mucha gente, creo que hay conciencia de que en este momento la necesidad es mayor que de costumbre. Toda esta situación que atravesamos genera más empatía con el otro, esperamos que no se diluya después", señaló Aza. Por su parte, el director del Centro concluyó que "el aislamiento nos interpeló como sociedad en varios aspectos y uno fundamental es el tema de la discriminación. Cuando decimos que el mundo no será el mismo, tenemos esperanza que eso implique ser más inclusivos, tener en cuenta esta deuda pendiente".
Informe: Santiago Brunetto.