La endeble fortaleza política del presidente brasileño Michel Temer se vio nuevamente desafiada ayer. El fiscal general, Rodrigo Janot, pidió a la Corte Suprema investigar al menos a nueve ministros de su gobierno acusados por los ex directivos del grupo Odebrecht de haberse beneficiado de la corrupción en torno a Petrobras, informaron medios locales.

Según divulgó ayer el diario Globo, entre los ministros acusados figuran Blairo Maggi (Agricultura), Aloyisio Nunes (Relaciones Exteriores), Eliseu Padilha (Presidencia), Moreia Franco (Secretaría General del Gobierno), Bruno Araújo (Ciudades), Gilberto Kassab (Ciencia y Tecnología) y Marcos Pereira (Desarrollo). Janot también pidió la apertura de investigaciones a otros dos ministros del Ejecutivo brasileño, aunque sus nombres no fueron revelados. 

El juez instructor del caso, Edson Fachin, recibió el martes la petición de la Fiscalía para comenzar investigaciones también contra 83 políticos con estatus de aforados, amparados por el llamado “foro privilegiado”, por lo que sólo pueden ser investigados y juzgados por la Corte Suprema. La Fiscalía envió la semana pasada al Supremo la lista con las solicitudes, pero los documentos tan sólo fueron digitalizados esta semana y llegaron el martes a las manos de Fachin, juez del Supremo Tribunal Federal (STF) de Brasil. El magistrado deberá decidir si autorizan o no las investigaciones por la Fiscalía de los políticos amparados por el “foro privilegiado”. 

Janot cursó las solicitudes tras analizar durante más de un mes los testimonios dados por 77 ex directivos de Odebrecht en el marco de un acuerdo de cooperación judicial.

Además de las 83 peticiones de investigación, la Fiscalía añadió otra para abrir 211 indagaciones en primera instancia (lo que se supone que afecta a personas sin foro privilegiado), siete peticiones para archivar casos y otras 19 “medidas”, para incluir, por ejemplo, parte de la confesión de Odebrecht en otras investigaciones ya en marcha. 

La llamada “lista Janot”, que continúa bajo secreto judicial, sacudió a la opinión pública brasileña por la gran cantidad de políticos salpicados, entre miembros del gobierno.