El presidente de Estados Unidos Donald Trump relanzó su campaña después del parate obligado por el coronavirus. El acto tuvo lugar en un estadio cerrado en Tulsa, Oklahoma. La parafernalia republicana presentó el evento como multitudinario pero los claros en la tribunas mostraron lo contrario. El mandatario resaltó su labor durante las jornadas de protestas tras la muerte de George Floyd. "Somos el país de la ley y el orden", sostuvo Trump. Además agradeció a su público no dejarse llevar por los medios. "Vi las cadenas de fake news. Les decían ´no vayan, no vayan´. Pero ustedes son guerreros. Gracias por venir", sostuvo el presidente. El temor a contagiarse de coronavirus no fue un impedimento para la reunión. Muy pocas personas llevaron tapa bocas, aunque sí hubo cuidados al entrar al estadio. Trump jugó de local en Oklahoma.
La silenciosa mayoría
El equipo de campaña de Trump había informado que recibieron un millón de solicitudes para asistir al evento. Sin embargo el estadio BOK Arena estuvo lejos de llenarse. La gente acudió con gorras y camisetas rojas representativas del "Make America Great Again”. El distanciamiento social quedó como algo del pasado, a pesar de que los casos de coronavirus vienen en alza en Oklahoma. De hecho, horas antes de celebrarse el mitín, el equipo del presidente anunció que seis de sus miembros dieron positivo de la covid-19. "Ningún trabajador positivo ni nadie que haya estado en contacto estará hoy en el acto ni cerca de los asistentes y los cargos electos", dijeron desde la organización.
En la previa el presidente minimizó los riesgos de contagio y agradeció los esfuerzos que hizo el país durante la pandemia. “Miles de personas murieron. Nunca vamos a olvidar a esa gente increíble. Pero no murieron en vano, nuestro país va a continuar y volveremos más fuertes que nunca”, sostuvo el líder republicano. Todos los asistentes al evento tuvieron que someterse a un control de temperatura antes de entrar. Tras ello recibieron una pulsera, barbijo y alcohol en gel. Además se los invitó a firmar un documento que les prohíbe demandar a la organización por contraer el virus después del acto. Los seguidores del magnate se hicieron eco de las críticas que viene sosteniendo contra los medios y sus fake news. "Estamos aquí para demostrar que apoyamos al presidente Trump y que nosotros, el pueblo, ganaremos las elecciones del 2020, sin importar lo que digan los medios de comunicación falsos y otras grandes empresas liberales, izquierdistas y controladoras de la mente", dijo Brad, un hombre blanco que llevaba una remera con al cara de Trump.
Elogio al garrotazo
El acto había generado polémica ya que originalmente estaba programado para el viernes, el día en que se conmemora el fin de la esclavitud en Estados Unidos. Tulsa es una ciudad donde se dio una de las peores masacres de personas negras en la historia del país. Sin embargo Trump se autoelogió por su política de intervención en las protestas. "Mejor que mirar ese desastre era hacer algo. Les dije a los `demócratas radicales de izquierda´ que les enviaba a la Guardia Nacional, pero no quisieron", sostuvo el mandatario. Las cámaras de televisión mostraron una audiencia mayoritariamente blanca. "Ustedes son la silenciosa mayoría que está más fuerte que nunca", dijo el magnate y recibió el aplauso de su público. Fue el primer mitin de Trump desde que el 2 de marzo el país inició el confinamiento para tratar de frenar la propagación del nuevo coronavirus. "Hicimos millones de testeos. Salvamos cientos de miles de vidas. Muchas más de las que se puedan imaginar", sostuvo el líder republicano.
Jody, otra partidaria de Trump que se acercó al evento, fue una de las pocas que llevó barbijo. La mujer acudió en compañía de su hijo Aaron, de cinco años, al que disfrazó de Trump. "Conocemos a seis personas que estuvieron enfermas a causa de la covid-19, por eso llevamos tapabocas. Pero no se puede obligar a la gente a hacer algo que no quieren", sostuvo. Desde marzo, el coronavirus causó la muerte de casi 120.000 personas en el país. Esto significó un duro golpe a la economía local que hasta la pandemia era el punto fuerte de Trump a la hora de sumar votos. Para el magnate y sus partidarios, que se espera que acudan en gran número a votar en estados claves en la elección de noviembre, Tulsa era la vidriera para mostrar fortaleza.
Más allá de las esperables críticas de Biden y otros líderes demócratas, el mandatario recibió duros golpes de un puñado de compañeros republicanos. El último y más profundo llegó de su exasesor de seguridad nacional John Bolton. En los días previos el exfuncionario promocionó la publicación de su libro "The Room Where it Happened", en el que describe a Trump como ignorante y corrupto. El sábado un juez rechazó el intento del gobierno de impedir que el libro salga a la venta.