La presidenta de facto de Bolivia, Jeanine Áñez, promulgó finalmente la ley que convoca a elecciones generales el próximo seis de septiembre, en medio de duras críticas por su resistencia a celebrar los comicios. Al presentar su drástico cambio de opinión, Áñez recurrió a la victimización: denunció presiones del Movimiento al Socialismo (MAS) e incluso del expresidente Carlos Mesa. Bolivia cumple tres meses desde la declaración de la "cuarentena rígida" que se mantiene en buena parte del país, mientras se registra una curva ascendente de casos de covid-19, con 773 fallecidos y 24.388 contagios confirmados.
Áñez sostuvo el domingo por la noche en un mensaje dirigido a la nación que "nunca" tuvo interés en prorrogar su gestión. "He recibido presiones del candidato Carlos Mesa y de otros políticos exigiendo elecciones el 6 de septiembre" aseguró la líder del gobierno de facto en un breve discurso, y agregó que ahora sus detractores deberán asumir "la responsabilidad que tienen al haber exigido con tanta insistencia realizar elecciones en plena pandemia".
Tras verse forzado a renunciar en noviembre de 2019 en medio de fuertes presiones de militares y policías, el expresidente Evo Morales abandonó el país, que quedó a partir de ese momento a la espera de nuevos comicios. Un acuerdo entre la mayoría opositora del Parlamento, el Tribunal Supremo Electoral y los partidos que intervendrán en los comicios, definió el seis de septiembre como nueva fecha de las elecciones.
Sin embargo, el 12 de junio Áñez le informó a la presidenta del Senado, Eva Copa, que no promulgaría esa ley si no recibía un informe epidemiológico que le garantizara que el brote de coronavirus estaría controlado en septiembre. El viernes pasado, Copa le advirtió a la líder del régimen que si no promulgaba la norma, lo haría ella misma en uso de las facultades que le confiere la Constitución.
Un último sondeo realizado en marzo ubica al candidato del MAS, el economista Luis Arce, como amplio favorito del electorado con el 33,3 por ciento de las preferencias, seguido de lejos por Mesa (18,3 por ciento) y Áñez (16,9 por ciento), quien había jurado que no se presentaría a elecciones.