El 28 de junio de 2016 se realiza la primera marcha “Basta de travesticidios y transfemicidios”, tomando la fecha y el recorrido original de 1992 de la Marcha del Orgullo LGBTIQ de Buenos Aires que recordaba la resistencia en el bar Stonewall en 1969. Esa nueva marcha surgió desde la comisión #JusticiaPorDianaSacayán que trataba de acabar con la “invisibilidad institucional” que había en la mayoría de los medios y organismos del Estado sobre los crímenes de odio hacia la comunidad trans. En 2017, la protagonista de la segunda marcha fue Higui, quien había sido recientemente liberada, tras ser acusada injustamente de homicidio cuando se defendió frente a una violación correctiva por lesbiana. La Marcha creció en los siguientes años, con mucha participación del movimiento de mujeres, y tuvo réplicas en otras ciudades de Argentina como Jujuy, Paraná, Rosario, Salta, San Luis y Santa Fe. De una visibilización original del Orgullo se cambió por la visibilización del Odio, la misma inicial y la misma estrategia política, intentar mostrar a la sociedad lo que se ocultaba de la escena pública.

LA MARCHA EN FORMATO LIBRO

Este año, en el contexto de la cuarentena, la marcha contra los travesticidios y transfemicidios no se va a poder realizar, pero la publicación del libro de Crímenes de odio contra personas LGBTI de América Latina y el Caribe, editado por ILGALAC, extiende y amplía todas las consignas de esa visibilización. “La violencia transfóbica impera en América Latina y el Caribe como en ningún otro lado del mundo. Según el Observatorio de Personas Trans Asesinadas en 2019, casi un 80 % de los crímenes contra personas trans reportados a nivel 70 global entre los años 2008 y 2019 –2608 muertes de un total de 3314 asesinatos de personas trans y personas de género diverso a nivel global– han sido perpetrados en países latinoamericanos”, actualiza las cifras Martín de Grazia, autor del texto del libro que subraya la importancia y la urgencia de la visibilización del tema en el presente de toda la región, una mirada fundamental porque no existen estudios oficiales ni políticas públicas orgánicas sobre este problema en la mayoría de los países latinoamericanos y caribeños.

El libro no solo se encarga de demarcar y reflexionar sobre los travesticidios, a quienes sin embargo dedica el capítulo más detallado y extenso, sino que se propone un recorrido nítido, tanto conceptual como documental, para rodear las distintas formas del odio basado en la orientación sexual, la identidad o expresión de género y las características sexuales. Hay un mapa amplio, de bibliografía y de casos testigos, que enmarca la circulación y el funcionamiento actual de los discursos de odio, la LGBTIfobia, la saña, el uso de la expresión “crimen pasional” y del argumento de “pánico gay”, las violaciones correctivas y la violencia lesbicida. Si bien el libro toma varios casos emblemáticos recientes, como los de Diana Sacayán, Pepa Gaitán y Octavio Romero de Argentina, el de Daniel Zamudio en Chile, también tiene una mirada a otras problemáticas actuales como la historia de la ecuatoriana Paola Concha Ziritt, quien fue secuestrada en un centro de deshomosexualización en los valles alrededor de Quito. La mayoría de estos casos analizados siguen vigentes y no encontraron ningún tipo de justicia, por lo que el libro habla de una situación apremiante. Aunque es una prosa erudita, con más de 120 entradas bibliográficas que Martin De Grazia maneja con claridad alejado de la engolada enunciación académica, el libro tiene una fuerte parada política de intervención en el presente, con una original postura renovada de la literatura de combate, exigiendo en el último capítulo la urgencia de políticas antidiscriminatorias.

La relación de las visibilizaciones del Orgullo y del Odio se pueden leer también en el libro. A la pregunta de ¿cómo puede ser la elevada cifra de crímenes de odio en la región siendo que las políticas del Orgullo LGBTI y las leyes inclusivas también están creciendo?, la respuesta está dada tal vez en que “el mejor argumento acerca de la insuficiencia de la sola promoción de leyes inclusivas –por más necesarias que estas sean– si no se trabaja sobre las causas materiales de la desigualdad”. Esa desigualdad tiene muchas genealogías, pero el libro aporta un capítulo histórico fundamental para entender el presente, donde analiza las continuidades en la represión y exterminio LGBTI desde la última dictadura Argentina. En ese sentido, hay un parábola que parece trazar el texto y que va de las dictaduras latinoamericanas de los setenta del Plan Cóndor hasta el gobierno actual de Jair Bolsonaro, un “ex militar (católico)” que es un “homófogo orgulloso”; una parábola que podría explicar varios temas centrales de este libro, pero principalmente expone la causa de por qué Brasil lidera en crímenes de odio en la región y el mundo con las cifras más altas de travesticidios.

El libro se presenta online el viernes 3 de julio a las 14 horas con la presencia de su autor Martín de Grazia y miembros de ILGALAC. Informes en www.ilga-lac.org