El domingo 15 de marzo comenzó mi cuarentena. Desperté cerca del mediodía, giraban en mi cabeza aún recuerdos de la noche anterior. Risas cercanas, knishes y jojo rabbit en el encuentro mensual con amigues de cine debate judíes transfeministes. Esa tarde dominical recibí invitación para embarcarme en 21 meditaciones de Chopra, una cada día con su pertinente elaboración. Lo insólito e inesperado del afuera requiere decisiones a la altura de las circunstancias. Disciplinadamente comencé las meditaciones. Por la noche del lunes la palabra distópico giraba en mi cabeza e hice el cover de “Todo un palo”, canción de los Redonditos de Ricota del disco Un baión para el ojo idiota. “El futuro llegó, hace rato, todo un palo, ya lo ves” comienza diciendo el Indio. Me filmé y lo subí a IGTV, de ese modo entré al universo cover, pasado ricotero en presente pandémico primer capítulo de “The Crowns sessions”, uno tras otro cual bitácora musical de cuarentena que combina introspección, agradecimiento diurno y música de noche.

Clases por zoom, sexting con aval de Alberta y concursos de covers en Instagram, Twiter y Youtube. Todo vale en este descifrar movimiento en la incierta quietud. Se celebran zoompleaños y aniversarios, las gentes se extrañan y se quieren mandar regalos. Agustina, mi ex, me escribe a causa de mis covers, me dice que una pareja festeja aniversario de casados, si me animo hacerles unos temas. “Tipo serenata”, pienso. Y sin salir de casa me encuentro cantando en Zoom una serenata que incluye boleros, Barry White, Julieta Venegas y Fito Páez. En sus siete años de casados a una pareja colombiana en Atlanta y a su familia que, en distintas partes del mundo, partidas pantallitas, cual vitreaux humano de la era digital, levantan las copas y mueven las cabecitas muteades. Mi casa deviene nave musical y gatite copilote me acompaña, somos el Major Tom en versión sudaka transmitiendo música desde suburbio Saavedra. Entonces decido hacer un flyer y darle nombre.

Las serenatas virtuales nacieron un lunes de lluvia en el que me aprendí contra reloj cinco covers. Fueron creciendo y tomando diversas formas. Regalos entre hermanas que se mandan canciones de infancia, Soley Soley y Abba en videos, cuñades se regalan Phil Collins, cumple trans con Gainsbourg y Joni Mitchell. Y el lesbo top ten de mi vida. Una pareja de chicas de treinta y pico cumplen tres años de casadas. Una de ellas es médica y no sabe nada. La otra, quiere darle un regalo especial en esta redundante situación. Mientras se oyen aplausos en los balcones de fondo, una me dice que se volvería a casar, no solo porque la ama sino porque le encanta la joda. Elije el repertorio, me pregunta casi tímida, qué pienso de “Puerto Pollensa”, si me parece bien. “Claro, es un himno”, le digo y pienso para mis adentros que de todos los escenarios posibles nunca imaginé cantarlo a una pareja de chicas, con sus amitortas invitadas coreando muteades por Zoom “Y sin dormir nos fuimos a la playa”. Si me viera Marilina...

Me escribió una amiga que vive en EE UU. Cumplen 11 años en pareja con su compañera. Ya me mandaron los covers para decidir, algo de Rafaella Carrá, Lidia Borda. Cuatro hermanas que quieren regalarle música a su prima y así continúan las diversas historias. El regalo sorpresa será sonoro y en el éter. Hacia allí iré, Major Tom, con guitarra en la nave musical desde el living de mi casa al de ellas, al de muches, con gatite copilote que entra y sale por la ventana en su afán de robar cámara.

Serenatas virtuales: regala música para un momento especial, elegí el repertorio y compartirlo con quienes quieras. Más info: @valeriacini